miércoles, 9 de octubre de 2013

SER CON LOS DEMÁS


Cada ser humano vive en medio de una sociedad peculiar y de una cultura que lo constituye, otorgándole ambas las herramientas necesarias para satisfacer no solamente sus necesidades fundamentales u orgánicas, sino también las sociales y las espirituales. Tales herramientas no implican que el individuo tendrá el camino abierto para transitar despreocupadamente por la vida, antes bien, los obstáculos y las dificultades se constituyen en un modo en que la configuración socio-cultural y la misma naturaleza desafían al hombre a cumplir su destino. 

   La sociedad en la que vivimos no es un paraíso de bienestar, en gran medida se parece más a un valle de lágrimas, foco de conflictos y frustraciones, que en los peores casos ha terminado en guerras de exterminio étnico, desastres atómicos, y en distintas formas de esclavitud social. Sin embargo, ya no estamos a tiempo de anunciar la inminente llegada de la revolución salvadora, pues lo único que nos queda es sólo tratar de no empeorar  nuestra patética situación, tanto como individuos, como especie y como sociedad.



 
(Extracto de “Parar la marcha. Cosecha de pensamientos. Libro VIII)
 


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