La ronda del tereré constituye un maravilloso ritual que equipara
mágicamente el estado de ánimo de los que participan del encuentro. El
desayuno, que generalmente se hace a base de maíz, mandioca y leche, constituye
a su vez el “tereré rupá” o lecho sobre el cual descansará luego la refrescante
bebida.
En el campo el tereré
nunca se bebe sin el acompañamiento de alguna hierba medicinal, que a la par
que potencia el poder curativo de la
yerba mate, a la vez le dar ese sabor netamente natural. Entre las plantas más
preferidas se encuentran la menta’í,
el cedrón Paraguay y capi’í, el taropé, perdurilla, para para‘í, culandrillo, etc.
Durante el círculo se hablan de diversos temas, dependiendo de los
intereses y empresas de los participantes, pero en los encuentros con los
llamados arandú
ka’aty,
los temas van desde los análisis del comportamiento humano, hasta la alusión a
leyendas, mitos, o recuerdos históricos, pasando por los consejos sobre
medicina natural.
Cuando la conversación está interesante, el
tereré se
prolonga más de lo acostumbrado, como si en verdad esta noble bebida fuera la
catalizadora de los pensamientos y emociones que fluyen como el agua salutífera
que circula por las entrañas.
(Extracto de “Elogio a la vida del
campo”)
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