viernes, 25 de octubre de 2013

EN TORNO A NATALICIO GONZÁLEZ


   Es notable en los más conocidos escritos de Natalicio González (como "Proceso y formación de la cultura paraguaya" o "El Paraguay eterno") su fuerte cercanía a las ideas de grandes pensadores románticos, vitalistas, e historicistas alemanes (Herder, Schelling, Fichte, Spengler,) articulados brillantemente con enfoques de pensadores franceses (Ernest Renan, Hippolyte Taine) y pensadores paraguayos (Blas Garay, Juan E O’leary, Manuel Domínguez) logrando así una amalgama original y ricamente estética.

  La obra de Natalicio González está llena de estéticos dones, y es a ellos a los que queremos resaltar de las incursiones por la espesura de sus inolvidables textos. La faceta política de su pensamiento, aunque la consideramos de importancia para un análisis integral de su obra, a lo sumo sirve como espacio para una deconstrucción crítica de sus afanes totalitarios. Y precisamente, del debilitamiento de sus bases dogmáticas surge y se afianza el sentido estético de nuestra interpretación. Nuestra tarea quizá sea tener en el aire las ideas de Natalicio González, tal como de hecho está todo el pensamiento occidental, en medio de la reinante crisis de los fundamentos, que afecta tanto a la ciencia como a la filosofía.  

  Dice Natalicio González al inicio de "El Paraguay Eterno" (título muy sugestivo por cierto): "El Paraguay es una entidad espiritual típicamente americana". Esto para nosotros quiere decir en pocas palabras que el  Paraguay es una Idea. Esto a su vez lo apuntó claramente el colombiano Victor Franck, aludiendo a la existencia de un “concepto platónico-goetheano del “Arquetipo”  -que encontramos en la obra de J. Natalicio González en la acepción aristotélica de un germen y un fin espirituales del hombre y la sociedad paraguayas”[1]

   A partir de aquí, y desde el estudio y la interpretación de la obra del pensador paraguayo, tenemos un fuerte lazo con el sentido estético que la palabra "Idea" encuentra ya sea en Platón, en el neoplatonismo, en Goethe, en Schelling, en Schopenhauer, en Spengler, en Mircea Eliade, o en Carl Jung. A propósito recordemos las palabras de Goethe “La forma (o la Idea) es movediza, cambiante, transitoria. La morfología o teoría de las formas es teoría de las mutaciones. La doctrina de la metamorfosis es la clave que nos permite descifrar todos los signos de la naturaleza”[2]. Y Oswald Spengler extenderá este método a todas las formas culturales.

  La noción de Idea del Paraguay emerge de la obra de Natalicio González y el pensamiento paraguayo, y toma vuelos estéticos, hermenéuticos y nihilistas. El camino que nos queda por recorrer es infinito, sean las obras de nuestro genial pensador guaireño la invitación para hacerlo[3].

(Extracto de “La Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya”).



[1] De Espíritu y camino de Hispanoamérica. Citado en Dávalos-Livieres, El Problema de la historia del Paraguay; en Bosio-Devés, Pensamiento paraguayo del siglo XX. Intercontinental, Asunción, 2006, p 180. 
[2] Citado den Spengler, Oswald. La decadencia de occidente, T 1. Espasa-Calpe, Madrid, 1958, p 142.
[3] Podemos animarnos a plantear que el legado de la filosofía diletante paraguaya, que tiene a Natalicio González como a uno de sus principales representantes, es tomado en distintas medidas por una pléyade de maestros y filósofos que constituyen la primera generación de la filosofía académica en el Paraguay, nos referimos a Laureano Pelayo García, Adriano Irala Burgos, Juan Santiago Dávalos, Secundino Núñez, Vicente Sarubbi, Eduardo Torreani Cuevas, y otros. A partir de esta generación intelectual-filosófica, se despliega hasta nuestros tiempos lo que podemos llamar una tradición filosófica-académica, no demasiado notoria, pero sin embargo existente.

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