Es notable en los más conocidos escritos de Natalicio González (como
"Proceso y formación de la cultura paraguaya" o "El Paraguay
eterno") su fuerte cercanía a las ideas de grandes pensadores románticos,
vitalistas, e historicistas alemanes (Herder, Schelling, Fichte, Spengler,)
articulados brillantemente con enfoques de pensadores franceses (Ernest Renan,
Hippolyte Taine) y pensadores paraguayos (Blas Garay, Juan E O’leary, Manuel
Domínguez) logrando así una amalgama original y ricamente estética.
La obra de Natalicio González está llena de estéticos dones, y es a
ellos a los que queremos resaltar de las incursiones por la espesura de sus
inolvidables textos. La faceta política de su pensamiento, aunque la
consideramos de importancia para un análisis integral de su obra, a lo sumo
sirve como espacio para una deconstrucción crítica de sus afanes totalitarios.
Y precisamente, del debilitamiento de sus bases dogmáticas surge y se afianza
el sentido estético de nuestra interpretación. Nuestra tarea quizá sea tener en
el aire las ideas de Natalicio González, tal como de hecho está todo el
pensamiento occidental, en medio de la reinante crisis de los fundamentos, que
afecta tanto a la ciencia como a la filosofía.
Dice Natalicio González al inicio de "El Paraguay Eterno"
(título muy sugestivo por cierto): "El Paraguay es una entidad espiritual
típicamente americana". Esto para nosotros quiere decir en pocas palabras
que el
Paraguay es una Idea. Esto a su vez lo apuntó claramente el
colombiano Victor Franck, aludiendo a la existencia de un “concepto
platónico-goetheano del “Arquetipo” -que
encontramos en la obra de J. Natalicio González en la acepción aristotélica de
un germen y un fin espirituales del hombre y la sociedad paraguayas”[1]
A partir de aquí, y desde el estudio y la interpretación de la obra del
pensador paraguayo, tenemos un fuerte lazo con el sentido estético que la
palabra "Idea" encuentra ya sea en Platón, en el neoplatonismo, en
Goethe, en Schelling, en Schopenhauer, en Spengler, en Mircea Eliade, o en Carl
Jung. A propósito recordemos las palabras de Goethe “La forma (o la Idea) es
movediza, cambiante, transitoria. La morfología o teoría de las formas es
teoría de las mutaciones. La doctrina de la metamorfosis es la clave que nos
permite descifrar todos los signos de la naturaleza”[2].
Y Oswald Spengler extenderá este método a todas las formas culturales.
La noción de Idea del Paraguay emerge de la obra de Natalicio González y
el pensamiento paraguayo, y toma vuelos estéticos, hermenéuticos y nihilistas.
El camino que nos queda por recorrer es infinito, sean las obras de nuestro genial
pensador guaireño la invitación para hacerlo[3].
(Extracto de “La
Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya”).
[1]
De Espíritu y camino de Hispanoamérica. Citado en Dávalos-Livieres, El Problema
de la historia del Paraguay; en Bosio-Devés, Pensamiento paraguayo del siglo
XX. Intercontinental, Asunción, 2006, p 180.
[2]
Citado den Spengler, Oswald. La decadencia de occidente, T 1. Espasa-Calpe,
Madrid, 1958, p 142.
[3]
Podemos animarnos a plantear que el legado de la filosofía diletante paraguaya,
que tiene a Natalicio González como a uno de sus principales representantes, es
tomado en distintas medidas por una pléyade de maestros y filósofos que
constituyen la primera generación de la filosofía académica en el Paraguay, nos
referimos a Laureano Pelayo García, Adriano Irala Burgos, Juan Santiago
Dávalos, Secundino Núñez, Vicente Sarubbi, Eduardo Torreani Cuevas, y otros. A
partir de esta generación intelectual-filosófica, se despliega hasta nuestros
tiempos lo que podemos llamar una tradición filosófica-académica, no demasiado notoria,
pero sin embargo existente.
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