miércoles, 16 de octubre de 2013

LAS POSIBILIDADES DE LOGRAR UN SENTIDO CRÍTICO SOCIAL


   La crisis de los fundamentos nos lleva directamente a la reflexión sobre las posibilidades de que se concrete plenamente un sentido crítico social sobre los léxicos, cosmovisiones o paradigmas reinantes.

   Tal vez en el marco de las masas sociales esto constituiría para nosotros una especie de utopía, desde el momento en que consideramos que la vivencia plena de este debilitamiento de la razón (la crisis de los fundamentos nos revela tal debilitamiento) implica un cambio radical en la naturaleza del sujeto, que deja su condición íntegra y fundante (a la par que narcisista, puesto que la noción gnoseológica debe asociarse con la cotidiana), para hacerse “débil”. Así, de lo anterior podemos comprender que asumir contemplativamente nuestra crítica situación, nos abriría a una visión estética del mundo, del hombre y de la sociedad.

   Esto, insistiendo en el tema, no puede ser propuesto a un nivel social debido a las limitaciones y condicionamientos de variada gama a las que desde siempre se halla sometida la inmensa mayoría de los seres humanos. A las masas no les basta la vivencia meramente estética de los arquetipos, necesitan que ellos se concreten en ideologías para que los guíen y conforten  en medio de la vida cotidiana; o en palabras de Donald Davidson, necesitan que el uso “metafórico” del lenguaje pase un uso “literal”.   

   El cultivo espiritual (marco en el cual se desarrolla la contemplación estética) de hecho va a contramano con la tendencia relajada y despreocupada del mundo consumista, que se muestra reacio a los llamados a la disciplina y al sacrificio. Pero el intento de establecer las condiciones interiores para que la experiencia estética advenga, no implica el anuncio de una nueva verdad, antes bien, la confirmación de la nada que  sustenta a todo lo que conocemos y hacemos. Así, el desierto espiritual y la sociedad putrefacta no anulan nuestras posibilidades anímicas, las estimulan en formas renovadas.

   De todas maneras, aunque al parecer está lejos de nuestras posibilidades una crítica radical de nuestra sociedad establecida, por parte de las masas, si es posible que por lo menos una crítica moderada se desenvuelva. Y no basta con  escupir indignación y cólera por los medios de comunicación, como si la crítica se tratara sólo de un ronquido salvaje y ofuscado contra los administradores de turno; no, ella debe desenvolverse desde la argumentación sana y el diálogo abierto y tolerante.

   En el ámbito social nos queda entonces la opción de dar “un paso más”[1] en la búsqueda de lograr una  sociedad en donde podamos vivir lo más tolerablemente posible, a través del cultivo de una postura ideológica debilitada (la democracia)  que nos permita manejar estratégicamente problemas como los conflictos bélicos internacionales o  la creciente degradación ambiental.

   Así, la adopción de la democracia ya no necesitaría justificarse con razones absolutas que invaliden un sano diálogo, antes bien, debería consolidarse en un consenso, renovado constantemente a través de la crítica.  

(Extracto de “En torno a un mundo gris. Ensayo de filosofía social”)
 


[1] Ver capitulo 6

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