Las normas
de conducta constituyen guías que ayudan a transitar sin demasiados sobresaltos
los dificultosos caminos de la vida. Ellas se basan en valores, especies
de arquetipos que en conjunto expresan determinadas visiones de mundo. Así, las
normas de salud que presentaremos a continuación se asientan en algunos valores
de la medicina natural, que se articulan en una particular cosmovisión
integradora y estética. La crisis de valores reinante nos permiten
cambiar nuestros paradigmas de vida como se cambian las prendas de vestir, por
ello toda visión de salud puede ser considerada, aunque no se ajuste a los
cánones predominantes en nuestra putrefacta sociedad.
a. Respirar aire puro
El aire puro es el primer
alimento, pero también la primera medicina para cualquier tipo de malestar, sea
físico o espiritual. Es recomendable salir por lo menos una vez al mes hacia el
campo, ascender cerros, recorrer valles, incursionar por los bosques, y si no
es posible, por lo menos caminar por alguna plaza urbana, o al costado del mar,
de un río o un arroyo. Siempre debe respirarse por la nariz y no por la boca,
pues sólo a través de aquel conducto entra el aire purificado. Es muy
provechoso respirar profundamente al amanecer, en el patio si es que se vive en
las ciudades, o mucho mejor a campo libre.
Es recomendable que
la piel este en lo posible en un contacto directo con el aire, de modo a
mantener siempre activas sus funciones purificadoras, nutritivas y reguladoras.
Así, se puede sostener que la piel como un tercer pulmón y un tercer riñón.
Las viejas costumbres
de dormir afuera en los días de calor, o con las ventanas abiertas, han
disminuido debido a la inseguridad que se instalado tanto en la ciudad como en
el campo, pero de todas maneras no deja de ser recomendable para mejorar la
vitalidad y elevar el estado de ánimo.
b. Preferir siempre como bebida
agua natural
El agua purifica
por fuera, pero principalmente, por dentro del cuerpo. Basta con considerar que
entre el setenta al ochenta por ciento de nuestro cuerpo está compuesto de
agua, para comprender la importancia de beber este vital líquido la cantidad
que nuestro organismo requiere diariamente (es recomendable un mínimo de tres
litros diarios).
Cuando se
tienen indigestiones la mejor manera de calmarlas es tomando pequeños sorbos de
agua. Cuando una persona se siente muy agitada, la mejor manera de calmarla es
dándole un vaso de agua.
Los más afamados naturistas empíricos (Vicente
Priessnitz, Sebastian Kneipp, Luis Kuhne) se han destacado por haber
desarrollado el método de la hidroterapia, que se basa fundamentalmente en la
polaridad frio-calor.
c. Realizar periódicamente ejercicios físicos
Los ejercicios físicos contribuyen
a buena circulación sanguínea, que reditúa en una buena digestión y en un mejor
funcionamiento de la mente.
Los yoguis hindúes
comprendieron la fuerte implicancia del factor físico en el logro de la iluminación
espiritual, lo que se refleja en las numerosas posiciones corporales y
ejercicios respiratorios que idearon metódicamente.
d. Llevar una alimentación sana
En la corriente médica naturista
se considera como una temática fundamental la alimentación natural, basada en
el famoso lema hipocrático que reza: “que tu alimento sea tu medicina, que tu
medicina sea tu alimento”.
Sin embargo, podemos
plantear que si el mejor alimento no es bien digerido, antes que una provechosa
nutrición producirá una desagradable intoxicación.
e. Cultivar la limpieza
El agua es de
suma importancia para limpieza tanto del interior como del exterior del cuerpo;
a través de la bebida natural en el primer caso, y a través del baño en el
segundo. A su vez, es necesario mantener siempre limpio nuestros hogares y
lugares de trabajo o estudio. Lamentablemente, al vivir en las ciudades debemos
tolerar muchas veces la polución ambiental y los ruidos molestos.
La
limpieza del interior del organismo depende del normal funcionamiento de los
intestinos, los riñones y la piel. Cuando cualquiera de estas vías
purificadoras encuentra obstrucciones comienzan los procesos de purificación
alternativos, que se concretan en lo que normalmente se llaman enfermedades
agudas.
f. Tratar de
mantener la sobriedad
La sobriedad a la
que aludimos consiste en comer poco, bien masticado y a hora. El exceso de
comida produce malas digestiones, que se traducen en intoxicaciones antes que
en una provechosa nutrición.
Es
recomendable sentarse a la mesa con buen ánimo, libre de preocupaciones y
resentimientos, pero que difícil se puede hacer esto en medio de nuestras
ciudades agitadas por el deseo consumista y la inquietud constante.
Tres
comidas bastan para el adulto, lo que en ocasiones parece mucho pedir, en medio
de un mundo que nos pide un estomagó mecanizado para asimilar toda la comida
chatarra que se nos ofrece.
g. Evitar los
desbordes de los estados afectivos.
Los afectos
(emociones, sentimientos, pasiones) tienen una fuerte influencia en el sistema
neuro-endócrino, a través
del cual expande sus efectos a todo el organismo, propiciando las llamadas
enfermedades “psico-somáticas”, tan en boga en las grandes ciudades del mundo.
A partir de esto podemos entender la necesidad de mantener nuestro estado ánimo
en un nivel mesurado, evitando discusiones innecesarias o afanes
desmedidos.
(Extracto de “El médico del campo. Ensayo
de medicina natural”)
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