Podemos pensar el mundo social desde
distintas aristas, la social, la política, sociológica, o la filosófica. Sin
embargo, lo que intentaremos desarrollar aquí no es meramente una crítica de
las míseras condiciones espirituales del mundo de hoy, sino específicamente
será encontrar un modo tanto ético como estético para ubicarnos en él.
Pero ¿Qué queremos decir cuando hablamos de ética y estética, y más aun
al relacionarla con las condiciones socio-culturales de nuestro tiempo? Lo
estético desborda lo meramente teórico y se despliega en una transformación del
sujeto cognoscente, que deja su condición íntegra, fundante y apegada, propia
de nuestra mísera cotidianeidad. El mundo moderno trató de imponer esa
condición del sujeto, pero hoy lo único que tenernos es un profundo desengaño
frente a tantas promesas incumplidas.
Cuando hablamos de ética, necesariamente nos topamos con la trivialidad
que llena a la cotidianeidad y que se conjuga con el dolor interminable de
tener que luchar por vivir y figurar mejor en una sociedad mundial sumida en
una profunda crisis de valores. Esto termina desembocando en un crudo
narcicismo difundido ampliamente[1].
Vemos que el mundo se desmorona ¿Qué hacer entonces? ¿Simplemente contemplar
como todo se va al diablo? ¿O es que acaso todavía hay posibilidad de
salvación? Las ideologías de la gran promesa se han desinflado, la misma
ciencia ha dejado de ser la garante del progreso, y así, quizá lo que
humildemente nos resta es buscar por lo menos una sociedad más tolerable. ¿Acaso
ya es esto mucho pedir? No si confiamos en las posibilidades del aprendizaje
humano.
A partir de esto alguno puede preguntarse porque lo ético tiene que ver
especialmente con lo social. En las condiciones actuales de crisis de los
fundamentos, un saber como la ética, que pretendía ser universal e
incuestionablemente verdadero, ahora sólo pueda ser consensuado y no impuesto.
Esto nos obliga a ver la ética como una extraña dualidad de mínimos de
convivencia y máximos de auto-realización.
Así, entre estas polaridades de la vida humana podemos desplegar los
propósitos del ensayo, como un viaje de ida y vuelta entre lo pragmático de la
ética social y lo gozoso e inefable de lo estético.
(Extracto de “En torno a un mundo gris.
Ensayo de filosofía social”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario