Los estudios filosóficos universitarios
comenzaron hacia la década del 40 en un aula de la facultad de derecho de la
UNA, perteneciente al llamado “Instituto de Filosofía”. Ya hacia finales de la
década del 40 se fundó la facultad de filosofía en Itapyta punta, del barrio
Sajonia. La UCA se fundó en 1960, no teniendo en un principio la carrera de
filosofía, que fue incorporada recién unos años después.
En
los primeros tiempos los educadores, y la misma educación, tenían un carácter
“diletante” antes que formalmente filosófico (en la católica los primeros
profesores eran sacerdotes, en la nacional eran abogados, médicos o
economistas), prevenientes de esa fuerte oleada de la filosofía en el Paraguay
que comenzó ya en el siglo XIX con Don
Carlos Antonio López. Esta situación empezaría a cambiar hacia mediados de los
años 70, en lo que Fernando Tellechea Yampey llamó “periodo de normalidad
filosófica”. Entre los exponentes de estos primeros pasos de la filosofía
académica podemos citar a pensadores diletantes como Lorenzo Livieres Bank y
Juan Andrés Cardozo, y a sacerdotes como Francisco Rodríguez y Pedro Chinaglia.
Este periodo de normalidad
consiste en la implantación pedagógica de una malla curricular auténticamente
filosófica. La transición a esta etapa duró cerca de diez años, y se inició
gracias al trabajo encomiable de la que podemos llamar generación de oro de la
enseñanza de la filosofía en el Paraguay, constituida por maestros de formación
europea que implantaron sus conocimientos en el país. La lista de estos
filósofos-maestros incluye a Laureano Pelayo García, Adriano Irala Burgos,
Secundino Núñez, Juan Santiago Dávalos, Eduardo Torreani Cuevas, Vicente
Sarubbi, entre otros.
Una
segunda generación de notables maestros de Filosofía académica la constituyen
José Brun -gran expositor de los fundamentos de las principales disciplinas
filosóficas- y Anselmo Ayala –carismático maestro identificado con las
enseñanzas de Oswald Spengler-.
La
tercera generación la componen Fernando
Tellechea Yampey y Mario Ramos Reyes. El primero, magnífico
filósofo y maestro, se ha ocupado de la formación de numerosos profesores y
estudiantes de filosofía en el país; identificado con el pensamiento de Karl
Popper, Teilhard de Chardin y otros pensadores de la tradición filosófica,
Tellechea ha sabido conjugarlos en sus conocidas obras “La filosofía como
reflexión sobre el hombre y la ciencia” y “Pensar hoy”. Mario Ramos Reyes
enseñó filosofía unos años en el país y luego emigró a los Estados Unidos; sus
ideas giran en torno a la filosofía política y social, que reunió en su obra
“La república como tarea ética”.
(Extracto de “El Paraguay y la filosofía”).
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