lunes, 29 de julio de 2013

EL OCIO



Lo había dicho Schopenhauer, la vida se desplaza como un péndulo, entre la insatisfacción de las necesidades fundamentales y los quebrantos del aburrimiento. Ambos extremos son fuentes de desgracias para el hombre.
  La necesidad es el látigo para las clases más carenciadas, en tanto que el aburrimiento es el castigo para aquellos que se han librado de la lucha por la subsistencia. Sin embargo, el hastío y los efectos de la enfermedad de vivir se han ido popularizando paulatinamente, como resultado de la crisis de valores vigente. Simbólicamente, el domingo es el día reservado para el aburrimiento, en tanto que los restantes seis días lo son para la búsqueda de lo necesario para sobrevivir.
  Frente a tal situación, se puede plantear que el individuo de facultades espirituales necesita verse librado de una vida entregada completamente al logro de lo necesario para la subsistencia de sí mismo y de su familia. Esta situación se capitaliza positivamente,  pues el que cultiva el intelecto y el espíritu no se ve quebrantado por el hastío de la vida, pues sus ocupaciones intelectuales lo mantienen activo y motivado, alejado de los malestares del aburrimiento.
   El vacio interior se refleja en la atención siempre despierta hacia los sucesos exteriores, buscando en ellos librarse de la falta de ocupaciones mentales, que atormenta tanto y más que la insatisfacción de las necesidades fundamentales. En cambio el que posee una riqueza interior sólo pide de la vida un don negativo, el ocio, que le permita pulir como un artista la piedra bruta de su propia existencia.
   De todas maneras, es necesario puntualizar que las jerarquías se han desvanecido, de modo que emplear el tiempo libre en el estudio, la reflexión o el arte, no es precisamente mejor que utilizarlo en ver un partido de fútbol o recorrer despreocupadamente un shopping,  son simplemente opciones paralelas que se toman de acuerdo a la valoración que cada individuo hace de esta absurda aventura de vivir.



(Extracto de “La auto-ética. Reflexiones sobre la vida individual”).




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