miércoles, 26 de junio de 2013

PEQUEÑA HISTORIA DE LA MEDICINA

Así como la filosofía surgió de una esfera cultural en la que predominaba el pensamiento mitológico-mágico-simbólico, también la medicina  filosófica emergió de visiones médicas chamánicas y ritualistas. Los dos grandes médicos de la antigüedad, Hipócrates y Galeno, defendían la tesis de que la salud dependía del equilibrio de los llamados “humores”, que eran básicamente cuatro: bilis negra, flema, bilis y sangre. Galeno ya empezó a adelantarse en el argumento del daño orgánico como responsable de la enfermedad, idea que será tomada por la medicina moderna.

   En el año 1526 Aldo Manucio publica una edición del Corpus hipocráticum, propiciando con ello el retorno de Hipócrates al ámbito cultural europeo, luego de cerca de diez siglos de estar a la sombra del venerado Galeno.

   En el siglo XVII la teoría humoral empieza a disminuir su trascendencia frente a las investigaciones de William Hervey sobre la circulación sanguínea y sus distintos efectos en el organismo.    

   En el siglo XVIII aparece la figura de Giovanni Morgagni, con su obra cumbre “Sobre la localización y las causas de las enfermedades según la indagación anatómica”. Con ello se empieza a orientar la medicina hacia esquemas empiristas (y luego positivistas), dejando de lado el auge hipocrático que había brotado en el renacimiento.

   Pero la reacción a la ilustración y al empirismo no se hizo esperar, con un aire poético, naturalista y místico surgió el romanticismo como una fiebre que se expandió por todos los confines del mundo (el nacionalismo es una de sus expresiones). Bajo la égida de Schelling una nueva filosofía de la naturaleza es cultivada, una que prometía el encuentro fraterno con todas las antiguas tradiciones de sabiduría. Y así, la medicina romántica postuló el carácter unitario del ser humano, en cuerpo, alma y espíritu, y el estrecho parentesco con la totalidad cósmica.

   Pero con esta medicina, que podemos llamar cultivada, no terminaba la reacción a la visión médica empirista. En el siglo XIX, unos enfermos alemanes, desahuciados por los médicos académicos, llevaron adelante un verdadero movimiento naturista de carácter algo simple e ingenuo, pero de notable influencia en las terapias naturales desarrolladas en los años posteriores; estos brillantes empíricos eran Luis Kuhne, Vicente Priesnitz y Sebastian Kneipp.

   A su vez, los médicos influenciados por los filósofos vitalistas heredaron en el siglo XX  esa postura romántica de buscar la salud y la cura de las enfermedades, no en los fármacos y las cirugías, sino en un encuentra cercano con los elementos naturales, el agua, el aire, el fuego y la tierra. Entre estos médicos vitalistas podemos citar a Eduardo Alfonso y a Paul Carton.

   De todas maneras los espectaculares desarrollos científicos y tecnológicos terminaron por imponer en el mundo entero la medicina positivista, aunque ya de una manera tímida van alzándose voces de protesta frente al carácter reduccionista y simplificador que esta visión medica presta al ser humano. Las revoluciones científicas y las crisis de los paradigmas de la ciencia y de los fundamentos de la razón, requieren por lo menos una apertura respetuosa hacia orientaciones médicas milenarias con las que el hombre ha tratado no sólo de disminuir el sufrimiento y el dolor, sino también dar un sentido trascendental al vivir.  

(Extracto de “El médico del campo. Ensayo de medicina natural).

Bibliografía:

-Alfonso, Eduardo. La medicina natural en cuarenta lecciones. Kier, Bs As, 1995.

-Chalmers, Alan. ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Siglo XXI, Bs As, 2001.

-Foucault, Michel. El nacimiento de la clínica. Siglo XXI, Bs As, 2003.

-León Helman, Robert. Preparación para la muerte. Interiora terrae, Asunción, 2012.

-Papp-Agüero. Breve historia de la medicina. Caridad, Bs As, 1994.

-Schopenhauer, Arthur. Sobre la voluntad en la naturaleza. Alianza, Madrid, 1996.

No hay comentarios: