lunes, 3 de junio de 2013

ESCUCHANDO A BRAHMS (CUENTO)



Su abuelo siempre escuchaba a Johannes Brahms, escribiendo a la vez en su escritorio, mientras él, niño aun, permanecía en el jardín, a veces jugando y a veces tendido en el césped, escuchando aquella música celestial y perdiendo su vista en el tenue aleteo de las hojas, entre el vasto y sosegado cielo azul. Alcanzaba al todo y se abrazaba al mundo, el gozo y la compasión llenaban su cuenco espiritual.
 Pero un día de aquellos, el abismo se desveló, el niño gritó su espanto, hondo, de asombro y miedo, asustando a las avecillas que agitaron sus alas hacia todas partes. Llegó el abuelo a abrazarlo, los ojos del niño eran lágrimas. Y desde entonces lo supo, y le dijo al abuelo: “Voy a ser músico, abuelo, voy a ser músico”. El abuelo lo comprendió, y ambos estuvieron abrazados, mientras el sol se despedía del jardín.

Fin.

Comentarios:
“Alcanzaba al todo y se abrazaba al mundo, el gozo y la compasión llenaban su cuenco espiritual”. La contemplación estética produce una transformación radical en el sujeto que conoce, de estar sometido a la interminable danza de alegrías y desdichas de la cotidianeidad, se pasa a un espacio de placeres elevados que hacen del mundo un espectáculo maravilloso. Pero la riqueza simbólica del cosmos estético nunca adviene en forma solitaria, siempre la acompaña la certeza de la nada que funda al todo, frente a la cual el individuo no familiarizado con ello se conmueve y se atemoriza. 

(Extracto y ampliación de “El problema del sueño”)

No hay comentarios: