jueves, 5 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN A LA IDEA DEL PARAGUAY


Ya no estamos para postular un historicismo con aspiraciones políticas, sin embargo, el campo de lo estético se nos ha abierto ampliamente, de modo tal que podemos aventurarnos a interpretaciones filosóficas de la historia y de la cosmovisión paraguaya que nos den una perspectiva íntegra y a la vez débil, que no solamente nos proporcione conocimiento, sino fundamentalmente goces espirituales. Así entonces, la “Idea” del Paraguay se nos abre como un camino renovado para el conocimiento estético.

   Las reflexiones de Leopoldo Zea, Rodolfo Kusch, Octavio Paz, sobre la filosofía latinoamericana que anida en lo profundo de las distintas manifestaciones culturales de los pueblos latinoamericanos, unido a los trabajos crítico-históricos de pensadores paraguayos como Adriano Irala Burgos, Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Liveres Banks[1] (a pesar de sus afanes destructivos), nos dan a entender que el sendero del pensamiento desde Latinoamérica y el Paraguay nos conduce hacia horizontes aun insospechados. A propósito, aludiendo a las cuatro matrices narrativas de la historia paraguaya propuestas por Darío Sarah[2], podemos estar seguros, como el autor parece indicarlo, que podemos ampliar las formas en las que nos conocemos e interpretamos, incluso si esas formas tienen afanes meramente estéticos. Ajustando términos, estaríamos asociando al máximo ficción y realidad. Al contrario de lo que espera Sarah, no proponemos una “mejor” interpretación de la historia cultural del Paraguay, logro que miramos con desconfianza, lo que si nos atrevemos a realizar es “otra” visión de ella.

   En medio de la dialógica entre la comprensión y la explicación, no está por demás decir que las pretensiones meramente estéticas de la Idea del Paraguay revelan una preeminencia inapelable de la comprensión. Así, la misma búsqueda de objetividad pasa intencionadamente a un segundo plano. 

   Siguiendo la contraposición de Helio Vera[3], no podemos decir que la Idea del Paraguay se relacione con el Paraguay de gua’u o el Paraguay te’ete,  diferenciación que creemos no es fácilmente realizable. La Idea del Paraguay se sustenta en el estudio y la vivencia del mundo simbólico, mítico y mágico de la cultura paraguaya. ¿Es el auténtico Paraguay aquel que es descripto por las metódicas ciencias humanas?  La crisis de los fundamentos de la razón nos permite  creer que una lectura estética y hermenéutica también es posible y hasta necesaria.

   Así, la consideración del Paraguay por parte de Natalicio González, como un arquetipo (o una Idea), no es más que la constatación que el pensador guaireño ha hecho de la preponderancia del pensamiento simbólico-mítico-mágico sobre el empírico-racional-técnico en la cultura paraguaya.  Y hablar de la Idea del Paraguay es tratar de permanecer en ese marco maravilloso.



 
(Extracto de “La Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya”).





[1]Cfr. Irala Burgos. La epistemología de la historia en el Paraguay; Dávalos-Livieres. El problema de la historia del Paraguay.
[2]  Sarah, Darío. Prólogo a “Una contribución al estudio de la sociedad paraguaya” de Mauricio Schvartzman.
[3] Vera, Helio. En busca del hueso perdido, cap III

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