Desde hace miles de años los grandes maestros de la humanidad (como Buda, Lao Tse o Jesús) han enseñado un camino de liberación de la prisión del pensamiento centrado en el yo. Y aquí no se trata de discursos y de acción, no se trata de moral, sino de des-aprendizaje social y de rendición. Y esto es para nosotros un camino de desmontaje de la personalidad.
En otros términos, Arthur Schopenhauer ha denominado a este proceso de
desmontaje de la personalidad "negación de la voluntad de vivir”, pero
esto no lo ha propuesto como un sendero moral (como muchos lo interpretaron),
simplemente se propuso describirlo en orden a las ideas centrales de su obra
cumbre “El mundo como voluntad y representación”.
Si Nietzsche vio la negación de la voluntad de vivir como una propuesta
típica de los sistemas de moral tanto de occidente como de oriente fue porque
realizó ajustes a la idea de su antiguo maestro, pues todo sistema cultural
está compuesto de valores y pautas de comportamiento.
Es difícil decir que un “des-aprendizaje” sea una apuesta ética, puesto
que no se están planteando pautas, no se están dando recetas para la felicidad
o la salvación, simplemente se trata de observar, se trata de no hacer nada.
¿No hacer nada? ¿Y para qué se debería escribir un ensayo sobre no hacer nada?
¿No es algo demasiado sencillo no hacer nada? Ciertamente es muy sencillo,
tanto que nos hemos olvidado de ello, ocupados como estamos en correr carreras,
el lograr esto o lo otro, en tener más dinero y tener un mejor estatus social.
E incluso al divertirnos estamos haciendo algo, pues al hacer esto último
aflojamos las tensiones producidas por los afanes cotidianos. Tanto el trabajo,
el estudio como la diversión forman parte de procesos de aprendizaje, pero aquí
no estamos hablando de esto, aquí hablamos de des-aprender.
El objetivo principal de la auto-ética que proponemos[1]
es la construcción de la subjetividad a partir de la experiencia de lo
trascendente. Pero a su vez, esta subjetividad siempre debe estar abierta al
desmontaje, a la deconstrucción, desde el desvelamiento de la Nada[2].
Este desvelamiento se da desde la conciencia pura, el sujeto débil. Insistamos
en esto, el sujeto débil no es una construcción, es conciencia, mientras que el
sujeto fuerte, la personalidad, si es lo construido.
Entonces, esta subjetividad construida desde lo trascendente no forma parte
sino de un juego[3], un
juego sin metas, sin motivos, un juego de niños. Subjetividad construida, pero
conectada con la conciencia de ser mera construcción.
Lo trascendente se da a través de la experiencia estética, que tiene dos
formas, la moderada y la radical. La experiencia estética moderada puede darse
a partir de cualquiera de las formas de cultivar el espíritu: el arte, la
espiritualidad o la intelectualidad. A la experiencia estética radical se
accede a través del estado de ánimo de la angustia.
La angustia en general adviene gracias situaciones límites y a los
estados de ánimo extremos que generalmente uno no busca de manera voluntaria,
sino que simplemente se dan. Pero existe una variable de los estados de ánimo
extremos que uno si puede manejar de manera consciente y voluntaria, es el
estado de alerta. La auto-observación es una forma de la espiritualidad en
donde se trata de hacer disminuir al pensamiento centrado en el yo. La constante
auto-observación lleva al estado de alerta, que es uno de los caminos para
acceder a la angustia.
La angustia ubica en un lugar inhóspito al yo, que es la imagen que
hemos creado de nosotros mismos. Pero cuando se revelan las Ideas a la par que
la misma Nada se puede empezar experimentar una serenidad asociada con un mayor
grado de conciencia.
El hecho de simplemente observar, sin tomar
partido, las distintas manifestaciones de nuestro ser individual, constituye un
ejercicio básico, pero fundamental para desarrollar un estado de alerta, que en
caso de desembocar en la angustia, propicie el cultivo del espíritu y la
orientación de la consciencia hacia la nada
(lo trascendente)[4].
Para nuestros planteamientos, meditación y auto-observación[5]
significan prácticamente lo mismo. La meditación no constituye solamente un
método oriental de búsqueda de lo trascendente, es simplemente una manera de
enfocar la atención[6], que
tiene distintas formas y distintos alcances.
La auto-observación favorece el desapego de los afanes cotidianos y
propicia el surgimiento de la
experiencia estética. Insistamos en que la Auto-observación es una forma de
cultivar la espiritualidad, que alimenta recursivamente (es decir ella también
un flujo de alimentación) a las demás formas, al arte y a la intelectualidad.
Así, por ejemplo, podemos decir
que existe un pensamiento meditativo, nos referimos al pensamiento nihilista[7].
Tradicionalmente la auto-observación o meditación ha venido de la mano con un
intento de desprestigiar al pensamiento por asociarlo sólo con el yo o ego, sin
embargo, es necesario reivindicar, desde la misma auto-observación, a un
pensamiento estético, asociado con un sujeto debilitado, ajeno a la
auto-identificación y a la ambición.
La auto-observación puede tomar tres caminos, de acuerdo a las tres
dimensiones fundamentales del hombre (la de ser en el mundo, ser con uno mismo
y ser con los demás): el cuerpo, la mente y los demás.
[1]Muchas de las ideas tratadas
en el presente ensayo han sido desarrolladas en nuestro trabajo que lleva el
mismo nombre: “La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana individual”. El
tratamiento de las citas en este ensayo
consistirá en aludir primero el nombre del autor, luego el nombre de la obra,
el año de publicación y finalmente los números de las paginas utilizadas. Las
referencias bibliográficas completas el lector las encontrará hacia la parte
final del trabajo. A partir de la segunda cita de nuestros escritos nos
limitaremos a escribir las siglas R.L.H.
[2] Uno puede
pulir la conciencia manteniéndose en el presente a través de la
auto-observación, pero sólo empezará a desmontar el ego o la personalidad a
partir de la revelación de la nada.
[3] “Frente a lo místico el
pensamiento y la vida son juegos”. R.LH. El camino, 2018, p. 26.
[4] En relación con esta
cuestión Jaspers se manifiesta de una manera muy sugerente: “La cuestión es
dónde y cómo se muestra (la trascendencia). La actividad de mantenerse en
estado de disposición, que no es pasividad, puede ser tan decisiva como el
abrazar frenéticamente la existencia empírica en el destino”. Karl Jaspers.
Filosofía, 1959, p. 429.
[5] Karl Mannheim considera que
la auto-observación constituye el último estadio al que puede llegar la
racionalización, superando en ese sentido incluso a la auto-racionalización. Al
respecto, sostiene que la autorracionalización es “un proceso de entrenamiento
mental que subordina mis motivos internos a un objetivo externo. La
autoobservación, por otro lado, es algo más que esa suerte de entrenamiento
mental, apunta sobre todo a la autotransformación interior. El hombre se
refleja a sí mismo y refleja sus acciones fundamentalmente para remodelar o
transformar más radicalmente su ser”. Manheim¸1935, 1940: 57. Citado en George
Ritzer. Teoría sociológica clásica, 2012, p. 421.
[6] Del
latín “atentio”, “attentionis”, que posee como referencia el prefijo “ad”,
hacia, y el radical “tendere”, tender, estirar, más el sufijo “cion” que hace
referencia a una acción o efecto; así, atender es estirarse o tender hacia
algo, alguien, o hacia la misma “nada”, cuando se alcanza la experiencia
estética. A modo de digresión, podemos considerar la cercanía entre los
sentidos de los términos “atención” e “intención” (de donde emerge la idea de
“intencionalidad”, de suma importancia dentro del desarrollo histórico de la
filosofía).
[7] También
podemos hablar de un pensamiento orante (la oración es otra forma de cultivar
la espiritualidad) que se da entre los escritos conectados de cada uno de los libros nuestra cosecha de
pensamientos, que son como las cuentas de un rosario que vamos rezando
sucesivamente (en este caso, en vez de diez cuentas tenemos doce). También, en
vez de misterios tenemos a las temáticas fundamentales de las cosechas de
pensamientos: la auto-ética, lo estético, otras cuestiones filosóficas, la sociedad,
el Paraguay y la naturaleza.
Índice
Introducción……………………………………………………………….7
1.
Presupuestos de la auto-observación……………………………….12
2.
Los campos de la auto-observación………………………………....27
2.1.
La auto-observación y el cuerpo…………………………………..27
2.2.
La auto-observación y la mente…………………………………...29
2.3.
La auto-observación y los demás……………………………….....32
3.
Esquema metafísico de la auto-observación……………………….34
Conclusión………………………………………………………………..35
Glosario…………………………………………………………………...37
Bibliografía…………………………………………………………….…38
Enlace al ensayo completo:
https://drive.google.com/file/d/11Izqc9UczREyWzxcl2AYMOPnOddGNCTT/view?usp=sharing
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