martes, 1 de diciembre de 2020

INTRODUCCIÓN A “LA AUTO-OBSERVACIÓN. EN TORNO A UN DESMONTAJE DE LA PERSONALIDAD”

         Desde hace miles de años los grandes maestros de la humanidad (como Buda, Lao Tse o Jesús) han enseñado un camino de liberación de la prisión del pensamiento centrado en el yo. Y aquí no se trata de discursos y de acción, no se trata de moral, sino de des-aprendizaje social y de rendición. Y esto es para nosotros un camino de desmontaje de la personalidad.

     En otros términos, Arthur Schopenhauer ha denominado a este proceso de desmontaje de la personalidad "negación de la voluntad de vivir”, pero esto no lo ha propuesto como un sendero moral (como muchos lo interpretaron), simplemente se propuso describirlo en orden a las ideas centrales de su obra cumbre “El mundo como voluntad y representación”.

     Si Nietzsche vio la negación de la voluntad de vivir como una propuesta típica de los sistemas de moral tanto de occidente como de oriente fue porque realizó ajustes a la idea de su antiguo maestro, pues todo sistema cultural está compuesto de valores y pautas de comportamiento.

 

    Es difícil decir que un “des-aprendizaje” sea una apuesta ética, puesto que no se están planteando pautas, no se están dando recetas para la felicidad o la salvación, simplemente se trata de observar, se trata de no hacer nada. ¿No hacer nada? ¿Y para qué se debería escribir un ensayo sobre no hacer nada? ¿No es algo demasiado sencillo no hacer nada? Ciertamente es muy sencillo, tanto que nos hemos olvidado de ello, ocupados como estamos en correr carreras, el lograr esto o lo otro, en tener más dinero y tener un mejor estatus social. E incluso al divertirnos estamos haciendo algo, pues al hacer esto último aflojamos las tensiones producidas por los afanes cotidianos. Tanto el trabajo, el estudio como la diversión forman parte de procesos de aprendizaje, pero aquí no estamos hablando de esto, aquí hablamos de des-aprender.

 

     El objetivo principal de la auto-ética que proponemos[1] es la construcción de la subjetividad a partir de la experiencia de lo trascendente. Pero a su vez, esta subjetividad siempre debe estar abierta al desmontaje, a la deconstrucción, desde el desvelamiento de la Nada[2]. Este desvelamiento se da desde la conciencia pura, el sujeto débil. Insistamos en esto, el sujeto débil no es una construcción, es conciencia, mientras que el sujeto fuerte, la personalidad, si es lo construido.

     Entonces, esta subjetividad construida desde lo trascendente no forma parte sino de un juego[3], un juego sin metas, sin motivos, un juego de niños. Subjetividad construida, pero conectada con la conciencia de ser mera construcción.

     Lo trascendente se da a través de la experiencia estética, que tiene dos formas, la moderada y la radical. La experiencia estética moderada puede darse a partir de cualquiera de las formas de cultivar el espíritu: el arte, la espiritualidad o la intelectualidad. A la experiencia estética radical se accede a través del estado de ánimo de la angustia.

     La angustia en general adviene gracias situaciones límites y a los estados de ánimo extremos que generalmente uno no busca de manera voluntaria, sino que simplemente se dan. Pero existe una variable de los estados de ánimo extremos que uno si puede manejar de manera consciente y voluntaria, es el estado de alerta. La auto-observación es una forma de la espiritualidad en donde se trata de hacer disminuir al pensamiento centrado en el yo. La constante auto-observación lleva al estado de alerta, que es uno de los caminos para acceder a la angustia.

     La angustia ubica en un lugar inhóspito al yo, que es la imagen que hemos creado de nosotros mismos. Pero cuando se revelan las Ideas a la par que la misma Nada se puede empezar experimentar una serenidad asociada con un mayor grado de conciencia.

 

     El hecho de simplemente observar, sin tomar partido, las distintas manifestaciones de nuestro ser individual, constituye un ejercicio básico, pero fundamental para desarrollar un estado de alerta, que en caso de desembocar en la angustia, propicie el cultivo del espíritu y la orientación de la consciencia  hacia la nada (lo trascendente)[4].

   Para nuestros planteamientos, meditación y auto-observación[5] significan prácticamente lo mismo. La meditación no constituye solamente un método oriental de búsqueda de lo trascendente, es simplemente una manera de enfocar la atención[6], que tiene distintas formas y distintos alcances.

   La auto-observación favorece el desapego de los afanes cotidianos y propicia  el surgimiento de la experiencia estética. Insistamos en que la Auto-observación es una forma de cultivar la espiritualidad, que alimenta recursivamente (es decir ella también un flujo de alimentación) a las demás formas, al arte y a la intelectualidad.

     Así, por ejemplo, podemos decir que existe un pensamiento meditativo, nos referimos al pensamiento nihilista[7]. Tradicionalmente la auto-observación o meditación ha venido de la mano con un intento de desprestigiar al pensamiento por asociarlo sólo con el yo o ego, sin embargo, es necesario reivindicar, desde la misma auto-observación, a un pensamiento estético, asociado con un sujeto debilitado, ajeno a la auto-identificación y a la ambición.

  La auto-observación puede tomar tres caminos, de acuerdo a las tres dimensiones fundamentales del hombre (la de ser en el mundo, ser con uno mismo y ser con los demás): el cuerpo, la mente y los demás.

 

 

 



[1]Muchas de las ideas tratadas en el presente ensayo han sido desarrolladas en nuestro trabajo que lleva el mismo nombre: “La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana individual”. El tratamiento de las citas  en este ensayo consistirá en aludir primero el nombre del autor, luego el nombre de la obra, el año de publicación y finalmente los números de las paginas utilizadas. Las referencias bibliográficas completas el lector las encontrará hacia la parte final del trabajo. A partir de la segunda cita de nuestros escritos nos limitaremos a escribir las siglas R.L.H.

[2] Uno puede pulir la conciencia manteniéndose en el presente a través de la auto-observación, pero sólo empezará a desmontar el ego o la personalidad a partir de la revelación de la nada.

[3] “Frente a lo místico el pensamiento y la vida son juegos”. R.LH. El camino, 2018, p. 26.

[4] En relación con esta cuestión Jaspers se manifiesta de una manera muy sugerente: “La cuestión es dónde y cómo se muestra (la trascendencia). La actividad de mantenerse en estado de disposición, que no es pasividad, puede ser tan decisiva como el abrazar frenéticamente la existencia empírica en el destino”. Karl Jaspers. Filosofía, 1959, p. 429. 

[5] Karl Mannheim considera que la auto-observación constituye el último estadio al que puede llegar la racionalización, superando en ese sentido incluso a la auto-racionalización. Al respecto, sostiene que la autorracionalización es “un proceso de entrenamiento mental que subordina mis motivos internos a un objetivo externo. La autoobservación, por otro lado, es algo más que esa suerte de entrenamiento mental, apunta sobre todo a la autotransformación interior. El hombre se refleja a sí mismo y refleja sus acciones fundamentalmente para remodelar o transformar más radicalmente su ser”. Manheim¸1935, 1940: 57. Citado en George Ritzer. Teoría sociológica clásica, 2012, p. 421.

[6] Del latín “atentio”, “attentionis”, que posee como referencia el prefijo “ad”, hacia, y el radical “tendere”, tender, estirar, más el sufijo “cion” que hace referencia a una acción o efecto; así, atender es estirarse o tender hacia algo, alguien, o hacia la misma “nada”, cuando se alcanza la experiencia estética. A modo de digresión, podemos considerar la cercanía entre los sentidos de los términos “atención” e “intención” (de donde emerge la idea de “intencionalidad”, de suma importancia dentro del desarrollo histórico de la filosofía).

[7] También podemos hablar de un pensamiento orante (la oración es otra forma de cultivar la espiritualidad) que se da entre los escritos conectados de  cada uno de los libros nuestra cosecha de pensamientos, que son como las cuentas de un rosario que vamos rezando sucesivamente (en este caso, en vez de diez cuentas tenemos doce). También, en vez de misterios tenemos a las temáticas fundamentales de las cosechas de pensamientos: la auto-ética, lo estético, otras cuestiones filosóficas, la sociedad, el Paraguay y la naturaleza.  

Índice

Introducción……………………………………………………………….7

1. Presupuestos de la auto-observación……………………………….12

2. Los campos de la auto-observación………………………………....27

2.1. La auto-observación y el cuerpo…………………………………..27

2.2. La auto-observación y la mente…………………………………...29

2.3. La auto-observación y los demás……………………………….....32

3. Esquema metafísico de la auto-observación……………………….34

Conclusión………………………………………………………………..35

Glosario…………………………………………………………………...37

Bibliografía…………………………………………………………….…38

 

 Enlace al ensayo completo:

https://drive.google.com/file/d/11Izqc9UczREyWzxcl2AYMOPnOddGNCTT/view?usp=sharing

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