Fue un economista y sociólogo
austro-estadounidense. Schumpeter recibió la influencia de dos de los
principales teóricos de la sociología,
Karl Marx y Max Weber. Como ambos trató de explicar en qué consistía el
capitalismo y como el segundo trató de mostrar las implicancias de la
racionalización en la sociedad y en la cultura de occidente.
Estudió economía en la Universidad de
Viena. Entre sus obras más conocidas tenemos a “Capitalismo, socialismo y democracia” (1942)
y “La destrucción creativa” (1942).
a. La democracia empírica
En el campo de las ciencias políticas se
constituye en uno de los más importantes exponentes de las llamadas “Teorías
económicas de la política”. Se destacó
por proponer su teoría sobre la “democracia empírica” (propia principalmente de
los países anglosajones) frente a la “democracia normativa”, teorizada por Jean
Jaques Rousseau.
Schumpeter pretende equiparar conceptos que
son propios de la economía a la política, ya que si la economía no hace sino
describir la conducta humana que se da en medio de intercambios de bienes y
servicios, también podrían tener validez cuando de “servicios políticos” se
tratara.
A Schumpeter le llamó la atención como
regímenes totalitarios se valían de “mecanismos democráticos” como el
plebiscito para legitimar sus gobiernos. El autor se propone entonces explicar
en qué consisten las democracias que funcionan empíricamente, para
diferenciarlas de aquellas que no llevan más que un ropaje burdo. Para ello
tendrá que poner en cuestión algunas ideas centrales propuestas por
Rousseau.
b. La
destrucción creativa
La idea más conocida de Schumpeter es la de
“destrucción creativa”, con la cual propone una peculiar interpretación del
sistema económico capitalista.
Para Schumpeter el capitalismo tiene que
ver con procesos de cambio que desembocan en auténticas revoluciones, de donde
emerge las ideas de la “destrucción creativa”. Es decir, el capitalismo a la vez
que se destruye se recrea, comportamiento que sería la clave por la cual ha
pervivido a pesar de todas las crisis (que por ejemplo para Marx sería la clave
de su caída).
Una expresión de esta destrucción creativa
tiene que ver con el avance tecnológico, que al volcarse al mercado empieza a
volver obsoletas las formas tecnológicas anteriores. Por ejemplo, con el
surgimiento de las computadoras personales las ya viejas máquinas de escribir empezaron
a desaparecer, hasta que hoy son solo ya piezas de museo.
Pero más allá de este tipo de ejemplos
sencillos, es en verdad todo el sistema capitalista el que se desmantela y que
se vuelve a recrear con cada crisis mundial de la economía. El sistema se
revoluciona automáticamente a sí mismo, ni siquiera requiere de clases
conscientes que lleven adelante una revolución social (como acaso pretendía
Marx con los proletarios).
(Extracto de “Robert León
Helman. Entre la revolución y el control. Ensayo sobre la vida de las ciencias
sociales”).
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