Antes de meternos de lleno en las ideas
principales de Talcot Parsons sobre la estructura y el cambio social, hagamos
un somero análisis de estos dos términos centrales de nuestro estudio:
estructura y cambio. Ambos se utilizan de una manera variada según los
diccionarios generales y especializados, o según corrientes de pensamiento o
autores que se tomen como punto de referencia, pero de todas maneras trataremos
de llegar, luego de un recorrido de sus distintas acepciones, a una definición
que nos sirva para el estudio que aquí nos proponemos realizar.
Considerando la definición que da la Real
Academia española, el término estructura (derivado del latín structura)
significa, en su acepción más general, “distribución y orden de las partes
importantes de un edificio”. Esto nos da a entender que la estructura hace
alusión a lo fijo, a lo estable, a lo constante en una construcción, sea ésta
de carácter material (como un edificio de hierro y cemento edificado en una
ciudad), intelectual (como un sistema de ideas), o, como más aquí nos interesa,
en una conjunción de lo material e intelectual (como es la estructura de una
sociedad o una cultura).
Según el diccionario de Demarchi[1] el
sentido originario del término “estructura” data del siglo XVI (es decir, el
periodo que solemos llamar Renacimiento), y pertenecía al campo de la anatomía
humana, que empezó a despegar en aquel entonces con el declive de la
consideración del cuerpo como objeto sagrado e inviolable, como habitáculo del
alma. De todas maneras, era el platonismo cristiano el que proponía una visión
de la creación a la manera de una “construcción” (consideremos el sentido
etimológico de esta palabra, “con”, prefijo de origen latino que significa
asociación, junto a “structura”, que es el término que estamos analizando) hecha
con una finalidad específica, como obra de un ser inteligente.
Sin embargo, Demarchi sostiene que el
sentido original proviene de la construcción, y que sólo posteriormente se
asoció con la biología, de donde surge la diferencia de que la finalidad se da
en una construcción de manera consciente, mientras que en un organismo de
manera inconsciente, aunque posteriormente podamos dilucidar aquellas
finalidades que le son inherentes. En relación con esto, el autor apunta que
Hobbes en el leviathan se refirió al Estado, constituido por la voluntad de los
individuos, como estructura social (ya veremos que en el contexto de las ideas
de Parsons, más bien constituiría un componente de la sub-estructura [aunque
Parsons habla de sistema[2]]
política, que formaría parte de la estructura social).
De todas maneras, consideremos que tanto
Comte como Spencer, dos de los grandes pioneros de la sociología, tomaron el
término estructura de la biología[3].
Y a propósito, cuando Comte habla de
“estática social”, la entiende como “la investigación de las leyes que
gobiernan la acción y la reacción de las diferentes partes del sistema social”,
lo que se asocia con lo que venimos diciendo sobre la estructura; y de hecho,
se supone que la estructura permanece estática, hasta que sucede un cambio
social que puede hacerla variar en pequeña o en gran medida. También Comte
hablaba de que la tendencia natural de la estructura es permanecer en la
armonía de sus partes, lo que los funcionalistas posteriores llamaran estado de
equilibrio.
A su vez, uno de los pensadores que más
influyó en Parsons, Emile Durkheim (recordemos que fue precisamente Parsons
quien le puso el mote de “padre de la sociología”) planteó que la estructura
social moderna debía ser fortalecida por una educación moral, de modo a que no
termine minada por los excesos de egoísmo a que era proclive la sociedad
moderna. Este tipo de actitud será mantenida por Parsons, por lo cual se lo
reconocerá como un teórico del consenso.
Cuando hablamos de cambio social podemos
considerar el planteamiento de Caballero, quien habla de la existencia de dos
principales paradigmas en la sociología, el del consenso, integración y orden
social (representado por estudiosos como Durkheim o Parsons) y del cambio,
conflicto o crítica social (que tiene a Marx como principal representante). El
cambio, en el contexto del primer paradigma sería suave, y dentro de los
márgenes del funcionamiento normalizado y equilibrado del sistema social; a
diferencia del cambio en el segundo paradigma, que está asociado con una
transformación radical o revolución[4]. A
partir de esto, las preguntas que podemos hacernos es, siguiendo al mismo autor
¿qué es el cambio social? ¿cómo se produce? Preguntas que a su vez podemos plantearnos en relación con
cada autor estudiado en el marco de la teoría social.
Para Augusto Comte el cambio de la
sociedad tiene que ver con el paso del estadio teológico, por el metafísico,
hasta llegar al positivo, que es el que caracteriza a la sociedad moderna. Para
Durkheim el cambio social se da en la medida en que se agudiza la división del
trabajo social.
Podemos decir que se da una particularidad
en autores como Toqueville o Weber, cuando analizan cuestiones relativas al
cambio social. Así, cuando Toqueville reflexiona sobre los cambios que se
produjeron luego de la revolución francesa, nota que ha aumentado el grado de
centralización del aparato del Estado, lo que viene aparejado con una creciente
pérdida de libertad por parte del individuo. Y algo semejante planteará Max
Weber unos años después cuando estudiará los efectos de la burocracia en las
sociedades modernas. De este modo, podemos notar que en estos autores, el paso
de una sociedad tradicional a otra moderna no viene precisamente aparejado con
un cambio que pueda calificarse de positivo.
Para Parsons no era posible comprender el
cambio social sin antes comprender la estructura que da consistencia a la
convivencia entre las personas. Considerando esto, y también buscando un orden
en nuestro estudio, nos concentraremos primero en las ideas fundamentales de
Parsons sobre la estructura social, y en segundo lugar abordaremos su
posicionamiento en torno al cambio de la sociedad.
1.
La estructura social en Parsons
Si nos fijamos en el pensamiento moderno,
podemos notar que uno de los pensadores más preocupados por el problema del
orden en la sociedad fue Thomas Hobbes, quien sostenía que en medio del “estado
de naturaleza”, en donde se daba la guerra de todos contra todos, era necesario
la imposición de la fuerza coercitiva del Estado (el Leviathan) para moderar y
canalizar las pasiones humanas que constantemente amenazaban con desbordarse y dar
lugar al caos social.
Estas pasiones, despertaban la impresión
de que la felicidad humana podría ser alcanzada en la desmesura y el
descontrol, pero a la larga terminaban revelando todo lo contrario, la
servidumbre, la anarquía y un sufrimiento aún más ampliado.
Por ello, siguiendo esa misma actitud, para
algunos pensadores luego se hizo necesaria la conformación no sólo de un Estado
que pudiera imponer el orden en medio del caos, sino una “estructura social”
capaz de implantarse en la misma mente de los individuos a través del proceso
de socialización (en términos de Parsons, la integración de los “patrones
comunes de valor” y las “disposiciones de necesidad”), lo que contribuiría a
apelar a la violencia física (a la que Parsons asocia con el poder) sólo en
casos extremos, y no como una norma en el funcionamiento de la sociedad.
Para Parsons la solidez de la estructura
social es de fundamental importancia, ya que es a través de eso que se podrá
mantener el orden y la integración en la sociedad, y así, se supone, la humanidad
podrá cumplir sus metas propuestas.
Para Parsons la estructura social se
constituye en “las pautas recurrentes y normativas de la acción social”[5], y
tales pautas se encuentran metidas en los mismos esquemas mentales de los
actores, que a su vez deben ser reforzados por los procesos educativos.
Así, la misma acción social no sería otra
cosa que “un esfuerzo por acatar las normas”[6],
uno de los caracteres del “acto unidad” del cual habló Parsons en “La
estructura de la acción social”. Para los exponentes de lo que podemos llamar
“paradigma del orden”, las regulaciones no constituyen precisamente una
negación de la libertad, sino la auténtica posibilidad de ejercer tal libertad.
En líneas aún más generales, estas pautas se
hayan desplegadas en los cuatro principales sistemas
de acción propuestos por Parsons: el organismo conductual (por supuesto, en
menor medida) la personalidad, sociedad y la cultura (que traspasa a las
restantes). Estos sistemas de acción se organizan en distintos niveles, siendo
los inferiores los que proporcionan más energías (hacia los superiores) y los
superiores los que poseen mayores controles (sobre los inferiores).
Estas pautas permanecen estables en la
medida en que cumplen las funciones necesarias para la satisfacción de las
distintas necesidades del sistema. En otras palabras, las estructuras no
permanecen sino en la medida en que cumplen funciones que contribuyen a
mantener la integridad del sistema.
Parsons distinguió cuatro funciones
fundamentales en los sistemas acción, y las asoció con las siglas AGIL, que
significan adaptación (A), capacidad para alcanzar metas, del inglés goal
attainment (G), integración (I), y latencia (L).
A su vez, cada subsistema que constituye
los sistemas de acción, por ejemplo, los que son propios del sistema social,
cumplen a su vez las funciones descriptas por AGIL.
Dentro del sistema social a su vez, el complejo estatus-rol constituye un componente estructural que explica el
funcionamiento conjunto de los sistemas de acción. El estatus es la posición que un actor ocupa en la jerarquía social,
en tanto que el rol es aquello que
hace dentro del sistema social. Esto implica que en la necesidad de reflexionar
sobre el sistema social, no importan precisamente los pensamientos y
sentimientos de los actores, sino la posición y los roles que cumplen dentro
del sistema.
2.
El cambio social en Parsons
Parsons tomó como modelo de su estudio a los
seres vivos, que precisamente son aquellos que desarrollan cambios manteniendo
no obstante sus estructuras fundamentales. En otras palabras, las criaturas
vivientes son “sistemas abiertos”, que manejan la desorganización de sus
elementos, a partir de organizaciones cada vez más complejas. Este tipo de
cuestiones Parsons asoció con el concepto de “Evolución”.
Y a propósito de este último concepto,
“evolución”, si lo consideramos en el marco del desarrollo de la teoría
sociológica, podemos notar que el primero en utilizarla fue Herber Spencer, y
también para tratar de teorizar sobre el cambio de la sociedad.
Pero para entender mejor los planteamientos
parsonianos prestemos atención a los componentes de su “paradigma del cambio
evolucionista”[7]:
diferenciación, ascenso de adaptación e integración[8].
La idea de diferenciación se asocia con el planteamiento de Parsons de que
existen, a la par de la sociedad considerada como sistema, otros subsistemas
que la constituyen y la explican. A medida que una sociedad está más
desarrollada sus subsistemas también aumentarán en número, pero también en
demandas hacia los sistemas más generales.
Esta idea de diferenciación podemos
asociarla con los planteamientos sobre la creciente división del trabajo en las
sociedades modernas, una temática que fue desarrollada ampliamente por Emile
Durkheim.
Pero tal diferenciación no sería suficiente
para el cambio si no se diera también una mayor capacidad de los sistemas de
acción de resolver los problemas cada vez más complejos que se van dando con el
despliegue de la sociedad (solución de problemas, que obviamente implican el
cumplimiento de funciones); tal capacidad es lo que Parsons denomina adaptación a las condiciones cambiantes
del sistema social. Es decir, para Parsons los sistemas sociales pueden
adaptarse al cambio social, y no precisamente
naufragar como consecuencias de sus mismas contradicciones, como acaso
planteaba Marx.
La diferenciación y la adaptación de los
sistemas de acción y sus respectivos sub-sistemas hace necesario que se
encuentren nuevos principios de integración
que eviten el quiebre de los sistemas más globales a causa de una coordinación
inadecuada o incluso inexistente.
Aquí se da una diferencia notable en
relación, por ejemplo, con la teoría del intercambio, cuyos teóricos plantean
que en una sociedad marcada por el capitalismo se van dando cada vez más
excluidos de los beneficios que la sociedad promueve, en cambio, desde
perspectiva integracionista de Parsons, son estos mismos grupos en un principio
excluidos, los que van encontrando nuevos espacios a medida que la sociedad se
hace más compleja.
A medida que las estructuras vayan
cambiando, también aquello que guía intelectualmente la actividad y el
pensamiento de las personas, nos referimos al sistema de valores tendrá que modificarse para dar sentido a las nuevas
situaciones que van surgiendo. La gran diversidad de grupos con costumbres y
valoraciones distintas que se dan en una sociedad compleja, hace que necesario
que estos sistemas de valores sean lo más generales posibles, de modo a garantizar
la integración y el orden en medio de las diferencias.
Básicamente, para Parsons, el cambio
social se basa en un proceso de adaptación del sistema a las exigencias de ese
mismo sistema, que surgen como producto de la complejización de cada sub-sistema.
Así, el cambio debe mantenerse dentro de los
márgenes del equilibrio, sin alterar bruscamente a cada una de las partes que
se interrelacionan para formar el todo de la estructura social[9].
Conclusión
Las ideas de Talcot Parsons sobre la
estructura y el cambio constituyen quizá las más representativas de la
corriente teórica social del funcionalismo-estructural, por lo cual su estudio es de suma importancia para
comprender el desarrollo del pensamiento social de occidente, y acaso también
para que estudioso tenga a su alcance herramientas de reflexión sumamente
valiosas.
También, el acuerdo o la disconformidad
con algunos de los planteamientos parsonianos (por no decir con todos) puede
permitir al que así lo desee tomar de una manera más consciente una apuesta ya sea por el paradigma
social del orden o del conflicto, o ¿porqué no? intentar conjugar ambas
apuestas.
Finalmente, creemos que
el estudio de este importante pensador social (o sociólogo o científico social,
no vamos a hacer problemas por los términos) puede permitirnos rastrear su
influencia dentro de la historia del pensamiento social paraguayo, para así
afianzar la comprensión del proceso cultural paraguayo.
[1] Demarchi. Diccionario de
Sociología. Palios, Madrid, 1968, p. 664.
[2]
La diferencia entre los términos de estructura y sistema es importante, porque
el primero hace alusión a la disposición de las partes en un todo, mientras que
el segundo se refiere a procesos que se dan entre las partes, pero que tienen
implicancias para el todo. De todas maneras nos animamos ajustar ambos términos
de modo a tomarlos como casi equivalentes (de igual manera debemos recordar que
Ritzer considera a las teorías sistémicas como enfrentadas a las teorías
estructurales).
[3] Cfr. George Ritzer. Teoría
sociológica clásica. Mc Graw-Hill, México, 2004, p. 134.
[4]
Cfr. Javier Numan Caballero Merlo. Sociología aplicada a la realidad social
paraguaya, p. 353.
[5]
Ibíd., p. 351.
[6]
George Ritzer, Teoría sociológica clásica, ed. cit., p. 481.
[7]
Considerando las apreciaciones de Ariel Ramírez (citado por Caballero, p. 352)
tendríamos aquí dos términos (cambio y evolución) que “se usan indistintamente
para significar lo mismo”. Pero para comprender a Parsons no necesitamos
enredarnos en las apreciaciones de Ramírez.
[8]
Cfr. Ritzer, George. Teoría sociológica clásica, ed. cit., p. 496.
[9]
Cfr. Ibídem.
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