Fue un pensador y político paraguayo. Incluido
dentro del grupo de pensadores que Raúl Amaral denominó “novecentistas”.
Recibió influencias de filósofos vitalistas (Schopenhauer, Nietzsche, Bergson),
que utilizó para lograr una amalgama con ideas provenientes tanto del
liberalismo como del socialismo. Fue presidente de la República del Paraguay
entre 1924 y 1928. Manuel Gondra, también novecentista, se constituyó en uno de
sus principales mentores.
Si para los pensadores nacionalistas (en
su mayoría colorados) la edad de oro del Paraguay estuvo en el periodo de gobierno de los López, para los liberales en
general lo estuvo en los tiempos de Eligio y Eusebio Ayala.
Murió en un trágico incidente, de tinte
pasional, que con el correr de los años al parecer terminó desfigurándose, al
punto de que lo sucedido se asemeja ya a una especie de escena
cinematográfica.
Ideológicamente, el liberalismo de Eligio
Ayala toma distancia del crudo positivismo con el que estuvo asociado el
pensamiento de Cecilio Báez.
Entre sus obras se pueden citar a “La cuestión
social”, escrita en 1910 (publicada en 1979), “Migraciones”, de 1914 y “El materialismo
histórico”, escrita entre 1915 y 1916, además de otras obras como las
“Memorias” (1921-1928), y los “Mensajes presidenciales” (1924-1928).
Luego del golpe militar de Albino Jara
(1911) se instaló durante ocho años en Europa, en donde se dedicó a estudiar
Ciencias Sociales y Filosofía.
En línea con la “matriz narrativa
liberal-positivista” Eligio buscaba lograr procesos modernizadores que tenían
como modelo las naciones más industrializadas del mundo, pero a su vez, en
concordancia con la “matriz nacionalista” tenía como ideal a la edad de oro del
gobierno de Don Carlos[1]. Así
Eligio buscaba una especie de síntesis entre las dicotomías que se habían formado
en el pensamiento paraguayo a partir de la polémica Báez-O’leary (positivismo
liberal y vitalismo nacionalista).
En su trabajo “Migraciones” (1914) Eligio
ya plantea un “futuro conflicto entre la ciudad-puerto y la Nación campesina”[2],
sosteniendo así una idea de conflicto social que para Dávalos y Livieres (que escribieron
en la década de los setenta) estaba ausente en gran parte de los
pensadores-historiadores paraguayos[3].
En su ensayo “El materialismo histórico”,
valora a esta línea de pensamiento por su utilidad para estudiar el desarrollo
de las sociedades.
Voluntarismo
Eligio pregona una especie de
voluntarismo, en especial cuando reflexionaba en torno al Paraguay, una nación
juvenil que empezaba lentamente a levantarse luego de la catástrofe de la
guerra grande. Un voluntarismo más asociado con Nietzsche que con Schopenhauer
(aunque el pesimismo no deja de ser atractivo para cualquiera que piense sobre
el Paraguay), pero siempre sujeto a las pautas propias de las sociedades modernas
y no entregada a afanes totalitarios (como en nombre del pensamiento nietzscheano
se llevaron adelante en tiempos de la segunda guerra mundial).
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