Fue un economista y filósofo escocés. Se
constituyó en el primer gran teorizador del liberalismo económico. Considerado
el padre de la economía política. Enseñó Filosofía Moral (o Ética) en la
Universidad de Glasgow (Escocia). Discípulo del pensador escocés Francisco
Hutcheson (1694-1746), iniciador de la escuela filosófica moral y económica
escocesa.
En 1759 publicó su obra “Teoría de los
sentimientos morales”, y en 1776 su obra cumbre “Investigación sobre la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, en donde se propone
explicar el funcionamiento del naciente sistema económico mundial.
Moral individualista
Smith va a ensamblar una moral que
defiende el egoísmo, la búsqueda del propio interés. El egoísmo es una virtud
porque en la medida en que los individuos busquen y cuiden sus intereses la
sociedad funcionará mejor. Vemos aquí como se articulan una ética personal y
una ética social.
Smith incluso conectará este planteamiento
con la idea de la providencia (postulada por el cristianismo), al sostener que
cuando los individuos creen correr detrás de sus propias ventajas en verdad
están cumpliendo con los designios de justicia de la misma divinidad. Así, al
referirse a la providencia divina, Smith utiliza la metáfora de “la mano
invisible del mercado”. Esto podría entenderse como una especie de reedición de
“el mejor de los mundos posibles” leibniziano.
Aquí Smith pretende conectar una especie
de orden o ley natural con el mismo orden que se cumple en el individuo y la
sociedad, un planteamiento ya iniciado por los antiguos griegos (comenzando por
ejemplo por Heráclito, Aristóteles y pasando por Tomás de Aquino).
La economía
Una de las principales diferenciaciones que
establece Smith es la de valor y precio; así, el valor de un producto depende
del trabajo empleado, pero este mismo valor tiene dos variantes, por una parte
el valor de uso, que es la apreciación o utilidad que cada individuo le da al
producto; por otra, el valor de cambio, que es la capacidad de intercambiar (o
comprar) por otros productos u objetos.
El valor de cambio (o precio) a diferencia del valor, depende de las leyes de
la oferta y la demanda, que son las leyes del mercado.
A su vez, las leyes de la oferta y la
demanda influyen en el valor en la medida en que éste tiene la capacidad de
satisfacer una necesidad social. Por supuesto, el bien que satisface la
necesidad se debe caracterizar por ser escaso. La escasez rige a los juegos de
la oferta y la demanda.
Smith define además otros términos
fundamentales para comprender la actividad económica, como los de salarios y
ganancias (entre los que se encuentran el interés y la renta).
Las obra de Smith dará inicio al corpus
teórico de la Economía política, planteando por primera vez, de manera
específica, una temática central para comprender al mundo moderno: la división
de trabajo[1].
La división de trabajo
Pensadores como Platón o Tomás Moro ya
plantearon la cuestión de la división del trabajo social, pero no lo hicieron
en el marco específico de un desarrollo económico como lo hace el pensador
escocés.
Smith sostiene que la división del trabajo
es una pauta de comportamiento exclusiva del ser humano (es decir está en su
naturaleza), y que viene de la mano con el aumento de la eficiencia laboral. En
esta afirmación podemos notar como Smith se adelanta a las reflexiones sobre el
mismo tema que llevará adelante Emile Durkheim y también apuntala una especie
de glorificación de la racionalidad formal, que como apuntará Weber se
concentrará en la burocracia y en el capitalismo.
Por supuesto, la conexión que establece
Smith entre división de trabajo y providencia lo acerca más a una racionalidad
con fines últimos, una racionalidad substantiva.
[1] Ya mucho
después el considerado padre de la sociología académica, Emile Durkheim,
publicaría una obra fundamental de esta disciplina, utilizando esta misma
temática, nos referimos a “La división del trabajo social”.
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