Las ciencias humanas han surgido en líneas generales a finales del siglo
XVIII y durante el siglo XIX, es decir durante del periodo en el que el
pensamiento moderno alcanzaba la madurez y empezaba a mostrar también sus
primeros indicios de quiebre, de vejez o de crisis[1].
La vida de las Ciencias Humanas se despliegue
desde los pensamientos de aquellos que han contribuido en mayor medida a
sembrar sus semillas, a cuidar el crecimiento de sus raíces y sus troncos y a propiciar
sus frutos en nuestro tiempo, para darnos un goce espiritual en medio de
nuestras infinitas incertidumbres y miserias. Sí, porque esta vida de las
ciencias humanas adquiere un sentido estético al trascender los afanes
utilitarios.
Y así, siguiendo el método que
hemos llamado organicismo histórico[2],
nos propondremos seguir los rumbos que han tomado las ciencias sociales, no
sólo con la intención de proponer una historia de su desarrollo, entre las
innumerables ya existentes, sino también, y quizá principalmente, buscando
cultivar el goce espiritual que brota del pensamiento y la intuición.
Y hay que tratar de mostrar que
el estudio no es sólo una ocupación tediosa, necesaria para nuestros miserables
afanes de obtención de dinero y figuración social, sino la oportunidad de
re-crear al mundo desde la reflexión, y así librarnos, aunque sea algunos
instantes, de las atrofiantes condiciones espirituales que nos presenta nuestro
mundo cotidiano ¿y no es precisamente esto lo que persigue la experiencia
estética?
Si de paso podemos mejorar los
conocimientos que nos permitan pasar exámenes, realizar trabajos académicos o apuntalar alguna otra actividad de tipo
política, económica o cultural, por supuesto, no podría ser ello despreciado,
pero no serían sino las migajas que caen de la mesa del gran banquete del goce
intelectual.
Por nuestra parte, las
principales migajas que hemos tomado han sido, en especial en las obras
referidas al pensamiento paraguayo, la recreación del pensamiento y la
construcción de identidades, tanto colectivas como personales.
En cuanto al título de la obra, podemos plantear que las ciencias sociales, a pesar de sus afanes de objetividad o neutralidad, han sido tironeadas hacia posturas ideológicas que las han utilizado ya sea para apuntalar una utópica revolución que llevaría de regreso al hombre a un fantástico paraíso terrenal; ya sea para soldar los barrotes de una jaula de hierro que terminaría haciendo de la sociedad un gigantesco encierro de almas adormecidas y maniatadas (encierro no sólo corporal, sino principalmente mental y espiritual). Si ellas han seguido en camino entre estas dos trampas del intelecto y la acción, ha sido gracias al afán de continuar ejercitando la crítica y la reflexión, incluso si con ello uno se hacían merecedoras de los ladridos de los perros guardianes de la corrección política o académica.
[1] A
finales del siglo XIX Friedrich Nietzsche anunciará “la muerte de Dios”.
[2] Sin
olvidar los otros dos método que utilizamos con preferencia, la hermenéutica y
la revisión bibliográfica.
Índice
Introducción…..……………………………………………………..7
1. Vida del pensamiento sociológico…………………….………..9
2. Vida del pensamiento político………………………………...48
3. Vida del pensamiento historiográfico…………….…………..55
4. Vida del pensamiento antropológico………...……………….59
5. Vida del pensamiento educativo………………….…………..76
6. Vida del pensamiento económico……………………………..85
7. Vida del pensamiento psicológico…………………………….88
Conclusiones……………………………………………………….90
Pequeño glosario………………………………………….…….…91
Bibliografía………………………………………………………....92
Enlace al libro completo:
https://drive.google.com/file/d/1ujlyVbE2HxjQ4irSP7SVli-E7nI0D379/view?usp=sharing
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