Decía Aristóteles en el libro I de su Metafísica: “Sumidos en el asombro
comienzan los hombres a filosofar”, y éste es un comienzo que se repite
constantemente, pues cuando estamos asombrados frente al mundo, al hombre y a
la sociedad, quiere decir que hemos dejado los turbios afanes de la
cotidianeidad y podemos empezar a entregarnos gozosamente al pensamiento, pues
con la filosofía adviene a la par que asombro también un intenso gozo.
Pero asombro a su vez es el punto de partida tanto para recrear el
conocimiento que la tradición nos ha donado, como para construir identidades
(colectivas y personales).
Y este gozo nos aleja del sufrimiento reproducido a través de un mundo
socio-cultural que crea incansablemente necesidades superfluas.
Ciertamente, el conocimiento[1]
no empieza a desplegarse junto a la filosofía sino mucho antes, pero es desde
la filosofía que éste comienza a ser cuestionado como tal, como conocimiento en
cuanto tal. De ahí la cercanía entre la pregunta por el conocimiento y la
filosofía.
En general, tanto para los antiguos griegos como para los pensadores medievales, el conocimiento podía alcanzar a la misma
realidad, con tal de que se direccionara a ella cumpliendo con las pautas de un
pensamiento correcto.
Pero esto cambia en la filosofía moderna. Desde Descartes, uno no conoce
directamente a la realidad, sino a una representación (una idea) de la
realidad. Se hace entonces problemática la relación entre el conocimiento y la
realidad.
El hombre es un ser en relación, con el mundo, con los demás y con su
personalidad. Cada una de estas relaciones está mediada por las dos facultades
fundamentales del ser humano: el conocer y el querer. Entre estas dos podemos
encontrar una tercera facultad, el sentir, asociada íntimamente con la
experiencia estética.
Afirmaba también Aristóteles en la obra ya citada: “Todos los hombres
desean por naturaleza conocer”, lo que nos revela que el conocimiento no es en
verdad ningún lujo innecesario sino una auténtica necesidad humana.
Y en su relación con el mundo el hombre revela dos formas principales de
conocimiento: la intuición y el pensamiento. En medio del mundo moderno la
intuición ha ido perdiendo peso frente a la importancia cada vez mayor que ha
adquirido la racionalidad (el pensamiento), una de tipo meramente formal. Una
racionalidad formal que ha pasado también a configurar a la misma personalidad
del individuo, que ocupa casi todo su tiempo en perseguir el dinero y lograr
una mejor figuración social. Y esto es la modernidad, así se expresa.
Nos referimos entonces a un pensamiento centrado en un sujeto fuerte
(aliado al egocentrismo) que termina orientándose al mundo y al hombre con
turbios y violentos afanes de
dominación.
La reflexión sobre el conocimiento puede direccionarnos
hacia el logro de una experiencia estética al permitirnos tomar distancia de
los interminables afanes cotidianos. También puede darnos pistas para
comprender en qué consiste la construcción de identidades, personales,
nacionales y humanas que nos permitan abordar las situaciones de crisis por las
que atraviesa el mundo en nuestro tiempo.
[1] Del
latín “cognoscere”, que posee el prefijo ”com”, que significa asociación, y el
radical “noscere” o bien “nosco”, que significan conocer. Ajustando términos,
podemos decir que la asociación que se da en el conocimiento es la de un sujeto
y un objeto; que en el contexto del pensamiento moderno permanecían como
separados e independientes (asegurando asi un conocimiento certero de la
realidad), en cambio, en las condiciones postmodernas se hallan entrecruzados y
entrefecundados, en una relación compleja que hace de ambos factores a la vez
contrarios, concurrentes y complementarios.
Apuntemos también que el radical “noscere” deriva del griego “gnosis”,
que también significa conocimiento, y que por ejemplo compone el término
“gnoseología”, que se define como teoría o estudio del conocimiento.
ÍNDICE
Introducción…………………………………………………...…….7
Primera
Parte: El conocimiento y el mundo…………………….10
1.1.
La crisis de los fundamentos……………………………..….11
1.2.
El contacto con el mundo…………………………………….14
Segunda
Parte: Cuestiones generales sobre el conocimiento…17
2.1.
Temáticas centrales de Gnoseología…………………….......18
2.1.1.
Formas del conocimiento………….…………………….....18
2.1.2.
Los tipos de conocimiento……………………………..…..26
2.1.3.
Los grandes problemas del conocimiento…………….....33
2.2.
El doble pensamiento ………………….………………….....37
2.3.
Los sistemas de ideas……………………………………...…45
Tercera
Parte: El conocimiento y la estética…………………….47
La
contemplación estética………………………………………...48
Glosario…………………………………………………………..…52
Bibliografía………………………………………………………....53
Enlace al ensayo completo:
https://drive.google.com/file/d/1qUnaJ3aC_5KOcN_s1jTdIZlJSuRRfwti/view?usp=sharing
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