Fue un filósofo francés. Conjuga en su
pensamiento el vitalismo y el evolucionismo. Recibe influencias del
espiritualismo francés (que tiene como a precursores a Descartes y Pascal,
proyectado luego en autores como Maine de Biran, Ravaisson o Boutroux), del
romanticismo alemán (en especial del tardío) y del evolucionismo inglés (en
especial de Herbert Spencer).
Entre sus obras pueden citarse: “Ensayo
sobre los datos inmediatos de la conciencia” (1889), “Materia y memoria”
(1896), “La evolución creadora” (1907) y
“Las dos fuentes de la moral y la religión” (1932).
1. Reacción al positivismo
El auge del pensamiento moderno, en
especial en la forma presentada por la ilustración, terminó haciendo de la
ciencia el modelo ideal del saber. A su vez, el mismo desarrollo industrial
apuntaló un tipo de pensamiento que ubicaba a la ciencia como la fuente de toda
certeza y verdad, así, el positivismo vino a resumir todas estas actitudes que
se habían hecho ya la expresión de la fe en la razón.
El pensamiento de Bergson puede ser
considerado una suerte de reacción al positivismo reinante en su tiempo. Por
ello, este vitalismo puede verse también como un cuestionamiento a la ciencia
experimental moderna, justificada por ese mismo positivismo. Cuestionamiento en
el sentido de su actitud de clausura hacia el mundo de lo metafísico. Bergson
tratará de explicar a la misma ciencia a partir de lo metafísico (asociado a su
vez íntimamente con su idea de Dios).
a.
El tiempo
¿Qué es el tiempo? Aristóteles decía que el
movimiento es el paso de la potencia al acto, y así, el tiempo sería la medida
de ese movimiento. Así, el mismo
pensamiento es movimiento, es medición, es tiempo, en su despliegue recursivo
de pasado, presente y futuro.
Bergson plantea que el tiempo posee dos
formas. De una parte tenemos al tiempo de la física (de la mecánica), un tiempo
espacial, porque se mide desde parámetros de espacio físico, un tiempo
reversible, externo e igualitario. Reversible, porque se puede volver a medir
un mismo fenómeno físico sin alterar su naturaleza; externo, porque se refiere
a las cosas, a los movimientos físicos de la naturaleza y a los sucesos humanos;
igualitario, porque cada medición es equivalente a cualquier otra. Utilizando
una metáfora, este es el tiempo del reloj.
De otra parte se tiene el tiempo de la
experiencia concreta, que no es espacial, no es posible simplemente
cronometrarlo, ya que es un tiempo sentido, es “duración”, dice Bergson. La
duración es un tiempo integral, que abarca el pasado, el presente y el futuro.
La “consciencia” alberga a este tiempo movido a la vez por los pensamientos y
afectos. Frente al tiempo del reloj aquí tenemos ya al tiempo del pensamiento.
2. Intuición
Bergson sostiene que el fundamento último
de todo lo existente es el “elan vital”, una fuerza vital que se encuentra en
constante devenir, por lo cual es necesario apelar a la facultad de la
intuición para comprenderla, antes que al razonamiento.
La intuición nos abre a un conocimiento,
pero no es algo fijo y estable como un concepto que resume las cualidades de
las cosas, es si una idea inagotable en su sentido, porque se encuentra en
flujo constante, como aquel río de Heráclito al que no se podía ingresar nunca dos
veces.
3. La vida
Este
principio vital se desenvuelve en el mundo de forma evolutiva, expresándose en los estadios superiores con una mayor
complejidad y espiritualidad. Esta es una evolución que se despliega no
mecánicamente, ni en un sentido finalista, sino creativamente, es una
“evolución creadora”. No puede ser agotada en una explicación racional, es
imprevisible, creativa, siempre nueva en su flujo constante.
La vida puede ser comparada con un río que
siempre fluye, y en ese flujo mantiene una forma que parece constante, pero que
al introducirnos a él sentimos como cambia sin cesar, sentimos su caricia en nuestro cuerpo, su
aroma selvático, la fuerza de su corriente, las oleadas de su pulso, el susurro
que mana del contacto con las rocas y la arena. El vida es así, posee formas
constantes como los reinos de la naturaleza (mineral, vegetal, animal), vida
que en el hombre se hace creativa con la cultura y sus expresiones: la técnica,
la ciencia, la filosofía, el arte y la espiritualidad.
a. La religión
En todas las instituciones de la sociedad se expresa la vida, y lo hace de una manera peculiar en la religión. ¿En qué forma? El desarrollo de la inteligencia en el hombre viene aparejado con un crecimiento desmesurado del egoísmo, lo que desemboca en la desesperación o en el miedo. La religión a través de sus símbolos establece un terreno adecuado para que florezca la intuición y con ella la unidad de la vida puede restablecerse, luego de las fragmentaciones producidas por el pensamiento.
(Extracto de “Robert León Helman. Una
mirada hacia el infinito. Ensayo sobre el pensamiento moderno”).
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