lunes, 12 de octubre de 2020

A CIEN AÑOS DE LA MUERTE DE IGNACIO A. PANE (1880-1920)

 

     Pensador, poeta y periodista paraguayo. Integrante del grupo de pensadores paraguayos que Raúl Amaral catalogó como “novecentistas”. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Asunción. Ideológicamente se mostró con inclinaciones hacia el socialismo, pero moderadamente; prueba de ello fue su adhesión al Partido Colorado. A su vez cultivó el nacionalismo (fue uno de los estudiosos que llevó adelante la campaña de reivindicación de la figura del Mcal. López), pero sin llegar a la posición extrema que mostrará tiempo después un Natalicio González. También fue un precursor de una especie de feminismo en el Paraguay.

    Su primer maestro vivo de filosofía fue el Dr. Emeterio González, sucesor de Ramón Zubizarreta en la cátedra de la Facultad de Derecho y el Colegio Nacional.

    Se ocupó de comentar el Ariel de José Enrique Rodó, obra que fue considerada fundamental por los novecentistas en general (en particular por aquellos con una orientación modernista literaria). También se dedicó al estudio del positivismo de Herbert Spencer, así como del vitalismo de Henry Bergson, otro de los filósofos de mayor influencia en aquel tiempo, y que en Paraguay ya había sido presentado por el español Rafael Barret. Ignacio A. Pane fue un amante de la poesía y aficionado a la ejecución del piano. Falleció cuando estaba a pocos meses de cumplir cuarenta años.

     Entre sus obras cabe citar a los  “La religión y el miedo” (1908), “Concepto de la filosofía” (1915), “Apuntes de Sociología” (1917) y “Ensayos paraguayos” (1945), ya póstumo. También otros escritos sobre el los guaraníes, las literatura paraguaya y sobre el sociólogo positivista chileno Valentín Letelier.

 

Concepto de la Filosofía

     En su obra “Concepto de la Filosofía” Pane elabora un estudio con la intensión de informar al lector sobre los senderos comunes recorridos por la filosofía. De todas maneras, su abordaje final sobre el positivismo revela la relevancia que esta corriente de pensamiento llegó a tener en los pensadores paraguayos del primer cuarto del siglo XX. Entre los  positivistas aludidos se encuentran autores como Comte, Fouillée, Boutroux y Spencer (uno de los preferidos de Pane).   

      De todas maneras, hay que apuntar que Pane no llega a las extremas inclinaciones que un Cecilio Báez tendrá hacia el positivismo, ya que encontró una especie de punto mediador con posiciones tradicionalistas y vitalistas (Victor Cousin y Henry Bergson están presentes en su reflexiones).

La mujer guaraní

     Ignacio A. Pane, plantea (a veces en un sentido algo poético), que la mujer guaraní es el cimiento de la nación paraguaya (entiéndase, de su cultura y de su sociedad). Pero aquí otra vez cabe preguntar si Pane no cae en una especie de mitificación de lo guaraní en lo paraguayo, así como también se puede dar el caso inverso, la mitificación de lo español en lo paraguayo (por ejemplo los planteamientos de los esposos Service). En sus escritos aún palpita aquel aliento del mito del noble salvaje (popularizado por Rousseau), por supuesto, cambiado aquí a “la noble salvaje”.


(Extracto de “Robert León Helman. En pos del pensamiento inútil. Ensayo sobre la historia de las ideas en el Paraguay”).

 

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