COCOTERO
Cocotero,
que hablas en el camino hecho oración…
Estoico
y sereno, revelas el tenue canto de una emoción…
Larga
cabellera, estirada al viento, adornando el rancho, el kokue y el cielo…
Y
hecho de silencios, lejanía y calma, cocotero hermano, te llevo en el alma…
Cocotero,
que pueblas nuestros paisajes con humildad…
Sublime
y austero, entregas divinos dones al Paraguay…
Comentarios:
“Cocotero, que hablas en el camino hecho oración…” Dentro de una
concepción de tipo religiosa, la oración es el medio para entrar en contacto
con seres sobrenaturales; pero en un contexto preferentemente estético, la
oración hecha ya canción es un medio para alcanzar una experiencia estética.
“Estoico y sereno, revelas el tenue canto de una emoción…” La canción
que evoca la Idea o el Arquetipo del cocotero, produce en el oyente o
contemplador un goce de tipo estético que nos libera momentáneamente de los
lastres espirituales de la cotidianeidad. Una contemplación que se asocia con
un estado de ánimo sereno, calmo, desapegado de los innumerables problemas del
día a día, al modo de un estoico que se entrega plenamente al destino.
“Larga cabellera, estirada al viento, adornando el rancho, el kokue y el
cielo…”. Aquí se siguen provocando imágenes, utilizando la comparación de las
hojas del cocotero con una larga cabellera que se conmueve en el aire con el
paso del viento, y que nos ayuda a proyectar la imaginación hacia los esos
paisajes agrarios que en su contemplación confortan nuestro espíritu.
“Y hecho de silencios, lejanía y calma, cocotero hermano, te llevo en el
alma…”. La personificación del cocotero se acrecienta, al pasar a ser un
símbolo de nobleza espiritual y de entereza frente a los exigentes avatares del
tiempo.
“Cocotero, que pueblas nuestros paisajes
con humildad…”
Estos árboles pueblan casi todas las zonas rurales del interior del Paraguay,
dándole un sentido espiritual, que precisamente en esta canción tratamos de
expresar. En Diciembre, la flor de coco adorna y perfuma a los tradicionales
pesebres de navidad, asociándose con los símbolos de la esperanza y la
salvación. Así, toparse con un cocotero puede ser la oportunidad para serenarse
y reflexionar, y acaso para esperar ese intenso gozo que puede brotar desde la
calma contemplación de su humilde figura y de su cabellera al viento.
“Sublime y austero, entregas divinos dones
al Paraguay…”
Lo sublime es lo excelso, lo puro, lo que está más allá de las
posibilidades de los cálculos y las racionalizaciones, es el reflejo de una
experiencia estética. Y esto se da en la contemplación del cocotero a la par
que ese aire de austeridad y de fortaleza, que puede conmover y enseñar a aquel
que lo observa con detenimiento.
Es el símbolo el que hay dilucidar, ese símbolo que nos enlaza con
aquello que hemos llamado “Idea del Paraguay”. Y precisamente, ese es el don o
regalo que nos ofrece el cocotero en su contemplación, la posibilidad de
conectarnos con todos los símbolos que pueblan nuestros campos, bosques,
ciudades, culturas e historias.
https://www.youtube.com/watch?v=UMegUF_59DQ
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