miércoles, 29 de enero de 2025

A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DE PEDRO CHINAGLIA (1927-2015)

 

     Fue un filósofo y sacerdote ítalo-paraguayo (vivió 38 años en Paraguay). En sus reflexiones antropológicas se nota la influencia de Max Scheler, José Ortega y Gasset y de Joseph Gevaert[1]. Doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Enseñó en la U.C. y en Institutos superiores católicos del Paraguay. Llevó adelante una importante labor de divulgación del conocimiento filosófico a través de sus libros para la educación secundaria (“La filosofía a través de los siglos” y “Ser hombre. Reflexiones antropológicas”). En alguna medida, podríamos decir, los libros de Chinaglia para la educación secundaria son una respuesta al libro de Laureano Pelayo García “Filosofía y Cultura”, también destinado para el uso de estudiantes secundarios.

     Un tema central en sus reflexiones lo constituye el problema del origen del mal, lo que lo conecta directamente con las ideas de Agustín de Hipona[2].

    En sus libros se vale de valiosos recursos didácticos, como ilustraciones, fotografías, trabajos de grupo, cuestionarios, fragmentos de escritos de los filósofos y vocabularios (un vocabulario al final del estudio de cada filósofo y otro general, puesto en la parte final del libro). A nivel literario utiliza metáforas o narraciones para alimentar la comprensión de los conceptos.

     Cuando Chinaglia apunta en su obra “La filosofía a través de los siglos” que al estudio de cada autor le ha agregado cuestionarios dice: “Los alumnos a través de las preguntas, llegan a leer con mayor atención el texto, descubrir lo que está casi escondido y, sobre todo, prepararse para una evaluación”[3]. Una reflexión que bien podría ser también compartida por Fernando Tellechea, un amante de los cuestionarios en sus cátedras. Sin embargo, este “sobre todo” de Chinaglia puede ser puesto en cuestión. En filosofía la evaluación no debería ser lo principal, sino un paso formal muchas veces ineludible, lo deseable debería ser “descubrir lo que está casi escondido”.

La Filosofía a través de los siglos

     Es posible encontrar algunos hilos conductores en su obra “La Filosofía a través de los siglos”.

     En el capítulo dedicado a San Agustín, aborda insistentemente el problema del mal, desde la óptica del filósofo de Hipona.

     A Kant lo presenta como síntesis entre el racionalismo y el empirismo, como en un juego dialéctico. Es como si viera ya a Kant desde el pensamiento de Hegel.

    También conecta a Kant con Descartes, ya que ambos notaron que en el conocimiento científico no existen diferencias, disparidades de criterios. Esto llevó a Descartes a tratar de equiparar el método matemático con el método de la filosofía. Pero a Kant esta cuestión le llevó a tratar de explicar por qué la metafísica (disciplina fundamental de la filosofía) no puede ser ciencia.

     Cuando estudia la filosofía de Hegel hace especial hincapié en el lema “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”[4], que constituye una especie de resumen del colosal sistema hegeliano.

     Esta cuestión se traslada al apartado dedicado a Kierkegaard, en donde la “totalidad de lo real” es puesta en cuestión desde la vida concreta del individuo.

 

     En lo que hace a su exposición sobre el pensamiento contemporáneo, comienza Marx, al que conecta directamente con Hegel, en un mismo capítulo, luego sigue con Kierkegaard, catalogado como iniciador del existencialismo, y termina con dos grandes capítulos dedicados al existencialismo (en donde estdia Heidegger, Sartre y Marcel) y al vitalismo (en donde estudia a Bergson y a Teilhard de Chardin).

 

     A pesar de que Heidegger es ubicado dentro del capítulo sobre los existencialistas (el capítulo se titula “La existencia como dato fundamental”) Chinaglia aclara que: “No se le puede clasificar como “existencialista”, al menos si aceptamos lo que él dijo de su filosofía”[5]

     Cuando Chinaglia habla de Marcel sostiene que “le hubiese gustado que lo llamaran el “Sócrates cristiano””[6]. Pero el gran “Sócrates cristiano”, el maestro de la interioridad, el fiel seguidor del lema socrático “conócete a ti mismo” fue San Agustín de Hipona. Hay que estudiar a Marcel ciertamente desde Sócrates, pero principalmente desde Agustín.

     Puede ser un dato a considerar que los dos últimos capítulos del libro terminen con filósofos cristianos (Marcel y De Chardin), lo que en alguna medida revelan a las propias inclinaciones del autor.

 (Extracto de "Robert León Helman. En pos del pensamiento inútil. Ensayo sobre la historia de las ideas en el Paraguay")



[1] (Chinaglia, s/f, pág. 14)

[2] (Chinaglia, s/f, pág. 21)

[3] (Chinaglia, 1993, pág. 7)

[4] (Hegel, 1821/1975); (Chinaglia, 1993, pág. 287)

[5] (Chinaglia, 1993, pág. 315)

[6] (Chinaglia, 1993, pág. 330)

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