jueves, 16 de enero de 2025

INTRODUCCIÓN A “MAESTROS DEL CAMINO INTERIOR”

 

INTRODUCCIÓN

El origen del problema

     Quizá desde el momento en que un homínido levantó la cabeza para hacerse hombre (“anthopos” significa el que mira hacia arriba) brotó en él un penetrante asombro que echó a andar al pensamiento humano. Pero a la par que surgía el pensamiento, también surgió el deseo de dominar los objetos, junto al miedo, impreciso pero constante, con la misma separación del todo de la naturaleza. Desde entonces, el hombre ha buscado consciente e inconscientemente librarse de ese miedo original, que llegó de la mano con el pensamiento, a través de diversas formas culturales, sea técnica, religión, arte, tecnología, ciencia o filosofía.

        Así, desde la religión, que nació, podríamos decir, casi a la par misma que el pensamiento, se empezaron a llevar adelante diversas formas de simulacro de retorno a la naturaleza[1]. Y en esto podemos insistir, la mente misma es la que trata de volver a esa unidad primigenia, partiendo desde un problema básico, creado por ella misma. Y esto es lo paradójico, la mente aspira a volver a la unidad, manteniéndose no obstante como fragmento, es decir como pensamiento. De cualquier manera, hacia lo único que puede direccionarse el pensamiento es hacia la espera, a partir de ahí, el salto hacia la unidad se da a través de la intuición.

La pregunta principal

    Frente a este afán humano, que muchas veces parece inexplicable e inextinguible, queremos hacernos una pregunta que guíe a nuestro ensayo: ¿Qué enseñanzas nos han dejado los principales maestros del camino interior? Como se entenderá, la pregunta ya descarta uno de los caminos principales tomados por la humanidad, en especial por las sociedades modernas y ultramodernas, el camino exterior. El otro camino, el interior, mantenido por líneas periféricas del pensamiento moderno, como el romanticismo, como el misticismo de las grandes religiones o por las tradiciones de sabiduría agraria o indígena, es el que nos interesa para responder a nuestra pregunta.

A modo de marco teórico

    No quisiera embarcarme por este ensayo sin aclarar mis presupuestos teóricos, ya que de ese modo el lector podrá dilucidar de una manera global cuáles son los direccionamientos uniformes que toman las ideas en medio de la variedad de los maestros, de los enfoques y de los periodos históricos correspondientes.

      Partimos de un paradigma voluntarista, que tiene como referencia a los planteamientos de Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, que son tomados como teorías generales filosóficas, desde los cuales se interpreta a la vida humana como acción. Y aquí no hacemos distinciones entre acción personal y acción social, ambas se inter fecundan y se funden en un mismo movimiento.  El estado místico implica lo que Schopenhauer denomina la “negación de la voluntad de vivir”, que debe ser interpretado como no acción, antes que como inacción. La diferencia entre no acción e inacción puede ser sutil, pero se concreta con la presencia o ausencia del principio de razón (tiempo, espacio y causalidad). Si el principio de razón está ausente estamos ante la no acción, si está presente, estamos ante la inacción. Pero ¿qué relevancia tiene la presencia o no del principio de razón? Implica la paz y la armonía, en medio de una experiencia estética radical.

     Como teoría sustantiva[2] consideramos tres dimensiones para nuestro estudio: el problema básico del ser humano, el proceso de profundización interior y la concepción de la iluminación o el despertar.

      El problema básico es el punto de partida mental desde el cual se da el sufrimiento humano, como consecuencia de las jugadas que lleva adelante el pensamiento. A su vez, desde la identificación del problema básico en un maestro, ya podemos obtener pistas sobre cuál es el camino a recorrer para dejar de alimentarlo. Por ejemplo, si para Buda el problema básico es el deseo, nuestras preguntas pasarán a dirigirse hacia las posibilidades de disminución o eliminación del mismo.

     El proceso de profundización interior se asocia con las prácticas que se desprenden de las enseñanzas de los maestros, que para nosotros son básicamente tres: auto-observación o meditación, auto-estudio o indagación interior, y auto trabajo o atención dirigida a las acciones. Siguiendo con el ejemplo de Buda, cuando el maestro habla de la indiferencia (o upexa) hacia el funcionamiento de la mente, está planteando una cuestión de auto-observación; cuando define a la vida humana como sufrimiento causado por el deseo, aborda un auto-conocimiento; y cuando sostiene que las acciones simplemente se realizan, sin que lo decida ningún sujeto, se pone en despliegue una forma de auto-trabajo. En el cuerpo del ensayo no plantearemos esta dimensión de manera tan específica como lo acabamos de hacer en el ejemplo, pero estas variaciones podrán encontrarse al menos implícitamente.

     En lo que hace al despertar o a la iluminación, lo que hacemos es buscar sus características en los planteamientos de cada maestro, no como algo extraordinario, como muchas veces se plantea, sino como algo que puede notarse en peculiaridades en el funcionamiento de la mente, en disposiciones corporales o en la significación que adquiere la sociedad. Siguiendo con Buda, cuando éste habla de “nirvana”, se está planteando la desaparición del funcionamiento mismo de la mente, y con ella la relevancia de las pautas de comportamiento y valores sociales, mientras que el cuerpo se constituye en el anclaje natural de la dicha y la paz que desborda del místico.

       De cualquier manera, es necesario advertir que el desarrollo de las dos últimas categorías en el abordaje de cada maestro es sólo parcial, en cambio, la primera categoría (el problema básico) es abordada como un signo distintivo en cada uno de ellos.

A modo de marco metodológico y analítico

     Para la elaboración de este ensayo hemos revisado textos, tanto escritos como audiovisuales, buscando en ellos la adecuación a las categorías de nuestra teoría substantiva (problema básico, proceso de profundización interior y concepción del despertar).

A modo de marco contextual

En gran medida nuestra aventura intelectual ha estado marcada por la investigación en torno a una sabiduría perenne, que va más allá de la mera intelectualidad, ya que demanda constantemente el concurso de la intuición. Esta sabiduría perenne (o camino hacia lo místico) nos parece que está presente en medio de las principales tradiciones religiosas de todos los tiempos y culturas, y de manera particular en el Paraguay, en el arandu ka’aty (sabiduría del campo), en una de sus dimensiones de estudio, la contemplativa. De ahí que, en la tapa de nuestro ensayo, hemos ubicado una pintura que representa al temple de un sabio del campo.

Comentarios finales

     Hemos aludido en el subtítulo de nuestro trabajo al término “experiencia mística”, que no debe ser entendido como alguna especie de nivel extraordinario o como la expresión de alguna forma de trasmundo, nos referimos simplemente al “estado natural” del hombre, del que hemos perdido el contacto, debido a un sinnúmero de capas tanto conscientes como inconscientes, propias de nuestro sistema social (proyectado en la personalidad). Creemos que detrás de la enseñanza de los maestros del camino interior está la posibilidad de la liberación de la cárcel del pensamiento (que se expresa en ese mismo sistema social) y de un reencuentro con lo más profundo de la vida.



[1] También llamado a veces la fuente, nuestro hogar perdido, o sencillamente Dios.

[2] Una teoría substantiva es un conjunto de enunciados asociados con la parte específica de una temática que se pretende abordar dentro de un proceso de investigación. 

Enlace al ensayo completo: 

https://drive.google.com/file/d/1ph7TxELTGTySEuGUYrQrXaycI4bKYqbN/view


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