Fue un
filósofo chileno. Puede ser considerado como perteneciente a la generación del
50 del pensamiento latinoamericano. Plantea una filosofía de lo cotidiano.
Entre sus obras cabe citar: “Desde las palabras” (1981), “La reflexión
cotidiana” (1987), “La experiencia moral” (1992), “Del Bien que se espera y del
Bien que se debe” (1997). Recibió fuertes influjos del pensador italiano Enrico
Castelli (1900-1977).
Al modo de
una especie Foucault latinoamericano, plantea la necesidad de llevar adelante
excavaciones sobre todo aquello que pensamos y hacemos, hasta llegar a un suelo
preciso, la “experiencia común”[1]. Notablemente,
esta capa común es la que da base a la construcción tanto de la sociedad como
de la individualidad. ¿Cómo se logra esto? Luego del direccionamiento hacia los
fundamentos, es decir, luego del trabajo arqueológico en la búsqueda de aquella
“experiencia común”, el autor apela a un enfoque fenomenológico para describir
cómo se va estructurando, la sociedad, la cultura y la individualidad a partir
de este suelo de la experiencia común. Este estudio fenomenológico se va
enfocando en espacios separados por límites fronterizos, que hacen a los distintos
componentes de la sociedad y la cultura.
En el contexto
del pensamiento paraguayo, César Zapata (de origen chileno) toma ideas de
Giannini para explicar aquello que llama “el acto filosofante”.
(Extracto de "Robert León Helman. Pensar desde América. Hacia una visión estética del pensamiento latinoamericano")
No hay comentarios:
Publicar un comentario