miércoles, 2 de agosto de 2023

A CINCUENTA AÑOS DE LA MUERTE DE LEÓN CADOGAN (1899-1973)

 

     Fue un antropólogo e indigenista paraguayo. Entre los principales influjos de su pensamiento puede considerarse la obra del antropólogo germano-brasileño Curt Unkel Nimuendajú, estudioso de la religión y la mitología de los guaraníes del Brasil; en tal sentido, Bartomeu Meliá calificó a Cadogan como el “Nimuemdajú paraguayo” (Malinowski, 2013). Considerando que Nimuendajú asumía planteamientos del antropólogo norteamericano Robert Lowie (1883-1957), podemos plantear que el mismo Cadogan seguía (sabiéndolo o no) lineamientos teóricos boasianos (de Franz Boas), que habían significado una reacción al evolucionismo antropológico sostenido por Morgan y Taylord en el amanecer científico de la Etnología. De cualquier manera, el difusionismo boasiano, implica el intento de describir a una cultura desde fuera de ella misma, mientras que Cadogan nos habla de los guaraníes formando parte ya de su misma sociedad (ya que fue reconocido e integrado a la comunidad Mbyá del Guairá con el nombre “Tupa Kuchuvi Veve” hacia el año 1946). En tal sentido, podemos ver a Cadogan como un pensador paraguayo que ponía en cuestión las ideas sobre el desarrollo lineal de salvajismo, barbarie y civilización, tan en boga en Latinoamérica a partir de la obra del argentino Domingo Faustino Sarmiento, ideas que también fueron asimiladas por el paraguayo Cecilio Báez.

       Cadogan puede ser considerado uno de los grandes antropólogos paraguayos de la historia, y esto, a pesar de haber tenido una formación auto-didacta (al igual que Nimuendajú).

      Entre sus obras cabe citar a: “Ayvu Rapyta. Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá” (1959), “Aves y almas de difuntos en la mitología guaraní y guayakí” (1955), “Carobeni: Apuntes de toponimia hispano-guaraní” (1959), “Cómo interpretan los Chiripá (Avá Guaraní) la danza ritual” (1959), “Concepto guaraní del alma” (1952), entre otras.

     Estudió a parcialidades indígenas de la zona del Guairá y Caaguazú, en especial a los Mbyá y los Guayakí. Podría decirse que hay un antes y un después de León Cadogan en los estudios antropológicos sobre los guaraníes, un antes representado quizá por la obra de Moisés Bertoni y un después, marcado por aquellos que siguieron, alimentaron y replantearon los descubrimientos de Cadogan.

       Izabel Malinowski (2013) cuenta que sus padres, de origen australiano, llegaron al Paraguay con el propósito de establecer una “comunidad socialista”. Quizá este dato pueda darnos algunas pistas sobre el cuál fue el clima intelectual que respiró Cadogan en sus primeros años. El niño aprendió a hablar primero el inglés y ya luego el guaraní, después, en medio de su formación escolar, se inició con el castellano y el alemán. Una formación escolar, que según la misma Malinoswski, sólo fue seguida hasta los catorce años, lo que es un dato notable sobre quien está considerado por muchos como el mayor antropólogo paraguayo de la historia.

     En 1923 empezó a tomar contacto con los guaraníes, con el propósito de aprender su lengua y sus costumbres, por mera curiosidad. En 1919 se afilió al Partido Colorado y en 1941, durante el gobierno de Higinio Morínigo, fue nombrado “jefe de investigaciones” de la ciudad de Villarrica. También en ese tiempo comenzó a trabajar como profesor de la Escuela Normal, la Escuela de Comercio y el Centro Anglo-paraguayo.

      Desde su interés por el folclore paraguayo, Cadogan empezó a preguntarse por la mitología guaraní, fue así que buscó un contacto más cercano con los indígenas, a través de la misma función social, cultural y política que cumplía en Villarrica.  De ese modo, la casa de Cadogan empezó a ser frecuentada por los indígenas y a su vez él iba realizando expediciones en medio de las comunidades de aquellos que ya se habían convertido en sus amigos.

     Cadogan fue aceptado como miembro de la comunidad Mbyá del Guairá y desde esa posición comenzó a tener acceso a los conocimientos ancestrales de los guaraníes. El eje de su investigación fueron los mitos sagrados, que fueron recopilados, traducidos, aclarados e interpretados por él mismo.

(Extracto de "Robert León Helman. En pos del pensamiento inútil. Ensayo sobre la historia de las ideas en el Paraguay").

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