miércoles, 8 de marzo de 2023

A CIENTO OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE FRIEDRICH HOLDERLING (1770-1843)

 

     Fue un poeta y pensador alemán. Fue amigo de Schelling y de Hegel, una amistad que se refleja en las conexiones que pueden encontrarse entre sus ideas, aunque la apuesta de Holderling fue de un carácter más intuitivo que intelectualista. No perteneció al grupo romántico de Jena, pero en su obra se reflejan las principales temáticas del romanticismo alemán, como la unión con la naturaleza, la peculiaridad de la figura del genio o la búsqueda de lo originario.

       Fue un admirador de la cultura griega, de la que extraía novedosas interpretaciones desde su visión romántica del mundo; no es de extrañar por ello el interés que despertó en un pensador como Martin Heidegger, también abocado en la búsqueda de lo originario desde la cultura de la antigua Grecia.

      Su vida apartada, estuvo marcada por crisis interiores periódicas, hasta que cuando tenía 36 años[1], se sumió en un estado de desorden de la personalidad hasta su muerte[2]. Esta situación a veces nos hace recordar de Nietzsche, otro romántico (en este caso tardío), quien también terminó en medio de achaques mentales.

     Su obra más conocida lleva como título “Hiperión o el eremita en Grecia”, una novela formativa, es decir, que relata una serie acontecimientos dramáticos que van transformando la personalidad del personaje (el genio romántico).

      Holderling plantea una “Volksreligion”, una religión del pueblo, que consiste en religar al hombre con la naturaleza a través de un retorno a la vida sencilla de los pequeños pueblos, y esto, frente a la artificialidad urbana del mundo moderno.

    Por supuesto, cuando Holderling habla de religión lo hace exaltando la experiencia que propicia la unidad con el todo, en especial en referencia con la poesía lírica.

      Holderling así como es un amante de paisajes sublimes es también un explorador de abismos, una virtud reconocible en su lema: “Ahí donde crece lo que pierde, crece también lo que salva”.

 (Extracto de: Robert León Helman. Una mirada hacia el infinito. Ensayo sobre el pensamiento moderno).



[1] Un caso que puede ser asociado con la crisis de la mediana edad de la que habló Carl Jung.

[2] Cfr. Reale-Antíseri. Historia de la filosofía. 2010, p. 42.

No hay comentarios: