RESUMEN
La
construcción de la personalidad puede ser considerada una de las principales apuestas
para abordar la desintegración moral de los individuos en nuestro tiempo. De
ello se desprende que los objetivos principales de este ensayo son establecer
un marco teórico para llevar adelante tal tipo de construcción y aplicarlo a
una particular apuesta ética entre muchas posibles. Nos valemos de técnicas de
recolección de datos como la revisión documental y la auto-observación, en el
contexto de lo que pretende ser una indagación cualitativa. Finalmente se tiene
como resultado de este auto-trabajo una configuración ética personal orientada
por valores como el ocio, el aislamiento y el cultivo del espíritu.
Palabra clave: Construcción de la personalidad,
auto-trabajo, ética personal, valores.
INTRODUCCIÓN
En
especial desde Sócrates y los sofistas el desafío de direccionar la vida hacia
un rumbo deseable ha estado presente en la reflexión filosófica, incluso hasta
nuestros días, en que algunos autores como Giles Lypovetzki hablan de una ética
basada en el egoísmo asociativo o en una moral de los negocios[1].
La
desintegración del individuo (un en sentido moral) constituye una de las
principales situaciones de crisis que la humanidad tiene ya en el presente y
que se proyecta también hacia el futuro. Y una manera de abordar esta situación
es plantear que a la par que se construye la personalidad también es necesario
de-construirla. La construcción se da mediante apuestas morales y la de-construcción
partiendo desde una auto-observación[2].
El
afianzamiento de las apuestas morales privadas (ética de máximos) contribuirá a
su vez a llevar adelante apuestas morales colectivas, de convivencia o de
justicia (ética de mínimos). Y a través de esta conjunción será posible orientarnos
de una manera más clara frente a otras
situaciones de crisis como los conflictos sociales, la degradación ambiental o
la pobreza en el mundo.
De todas
maneras, no nos cansaremos de apuntar que aquí no estamos dando recetas
universales de felicidad, ni nada que se le parezca, simplemente estamos
soltando una propuesta ética, de las muchas posibles, digamos que a modo de
invitación.
La vida
es un quehacer, como decía Ortega, y ciertamente debemos hacer algo con ella,
pero también, es necesario aprender a no hacer nada, a renunciar a nosotros
mismos, a entregarnos, a rendirnos ante lo más profundo de nuestro ser, que
según el contexto simbólico que tomemos es Dios, Nada, Vida, Verdad, Camino,
Ser, etc; los nombres pueden variar, pero la íntima experiencia humana con los
que se los asocian siempre es la misma. Por eso escribimos sobre una
construcción y de-construcción de la personalidad, un hacer y no hacer, un
trabajo y una contemplación.
Cuando
nos proponemos direccionar nuestra vida a partir de unos valores que nos hemos propuesto
observar, entramos en un modo de vida
ético (o auto-ético, en el caso que estudiamos en este ensayo). El
auto-trabajo consiste en líneas generales en la instauración de normas de vida
a partir de unos valores que han asumidos (valores que adquieren significación
desde un auto-estudio). Estas normas empiezan a encaminar a la vida en la
medida en que son apuntaladas por los hábitos.
¿Qué son
los hábitos? Tendencias o actitudes que uno posee como consecuencia de la
constante repetición de unos actos con un mismo objetivo. De ahí que podamos
decir que los actos son la unidad mínima de estudio del auto-trabajo.
Pero todo
este trabajo se hace conscientemente, para después soltarlo con espontaneidad,
y entonces, cuando se suelta toda práctica, toda norma, todo valor, es cuando
emerge lo inconsciente, primero como tormenta, pero luego como la claridad
divina de un nuevo amanecer.
Lo que
pretende el modo de existencia ético que proponemos es, como ya dijimos, la formación de la subjetividad (o de la
personalidad) a partir de la experiencia de lo trascendente, y eso es lo
paradójico que hay que sostener de todas maneras: construir para desmantelar,
morir para vivir.
Y es el
auto-trabajo el que en sentido estricto permite la formación, a través del
seguimiento de unas pautas de comportamiento basadas en los valores elegidos.
Lo que se logra con el Auto-estudio es justificar teóricamente los valores
elegidos, en tanto que la auto-observación ayuda a apuntalar el auto-trabajo
gracias al logro de un estado de alerta que nos conecta con la Nada que nos libera
de lo cotidiano y nos permite contemplar las Ideas.
Ahora
bien, es esta formación (o construcción) la que nos permitirá lograr una vida tolerable. De ese modo podremos compensar los efectos de la
intensa carga anímica asociada con la persistente orientación hacia la angustia
(que es propia de la experiencia de lo trascendente).
Una de las
principales enseñanzas que nos ha dejado el auto-estudio[3] ha
sido la relación dialógica existente entre el placer y el dolor. Desde nuestro
enfoque, la manera que el hombre posee de manejar el dolor de existir es el
cultivo de los placeres, y dentro de la variedad que nos muestran estos, los
placeres intelectuales son los de mayor duración y los que se asocian en menor
medida con dolores posteriores (incluso, si consideramos una idea epicúrea, la
conciencia de la ausencia de algún tipo de necesidad constituye un placer, es
este caso de tipo negativo).
Un primer
paso sería entonces proponer un plan de vida que favorezca el cumplimiento de
unos valores que contribuyan a las formación de la subjetividad y mediante ella
propicien una vida tolerable.
El cuidado
y el examen de la conciencia constituyen a su vez uno de los principales
desafíos del auto-trabajo, ya que a través de ello es posible encausar nuestra
vida hacia el cultivo de los valores que elijamos
Un trabajo
como el que aquí planteamos no implica precisamente una búsqueda del
mejoramiento del status social (como muchos libros que tratan de cómo obtener
éxito en la vida), pues en forma directa no produce riquezas materiales,
ocupaciones destacadas ni grados académicos de instrucción, al contrario, el
desarrollo espiritual puede causar la antipatía de una sociedad ocupada antes
que nada en la obtención de dinero y en el cambio del estatus social.
Por ello,
para no crear innecesariamente ambientes hostiles, tanto en la política como en
la cotidianeidad se impone la diplomacia, acompañada, porque no, con algo de
ironía. Pero esto sigue siendo solamente
un consejo y en última instancia uno puede hacer lo que mejor le apetezca con su
riqueza interior.
[1] Ya en el siglo XVIII Adam Smith escribió sobre una ética basada en el
egoísmo.
[2] O en
otros términos rendición, inacción o meditación.
[3] Desarrollado en nuestro
ensayo “La Auto Ética. Reflexiones sobre la vida humana individual” y “El auto
estudio. Abriendo el camino para un trabajo interior”.
Índice
Resumen…………………………………………………………………..7
Introducción…………………………………………………………….…9
1. El
telescopio…………………………………………………………...14
1.1. Plan de
vida………………………………………………………...14
1.2. Examen
de conciencia……………………………………………...20
2. Las
estrellas…………………………………………………………....25
2.1. El ocio………………………………………………………………...25
2.2. Aislamiento………………………………………………………….31
2.3. El
cultivo del espíritu………………………………………………37
3. La
navegación…………………………………………………………49
3.1. Normas
de salud espiritual……………………………………….51
3.2. Normas
de contacto social…………………………………………57
3.3. Normas
de salud física……………………………………………..60
Conclusión………………………………………………………………..64
Glosario………………………………………………………………...…66
Bibliografía……………………………………………………………....68
Enlace al ensayo completo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario