Fue un filósofo e historiador alemán.
Pertenece a la corriente vitalista e historicista de pensamiento. Recibió
influencias del idealismo alemán (en especial de Kant y de Hegel), del
romanticismo alemán y del historicismo alemán.
Entre sus obras cabe citar: “Introducción
a las ciencias del espíritu” (1883), “Ideas sobre una psicología descriptiva y
analítica” (1894), “La juventud de Hegel” (1905), “La estructura del mundo
histórico en las ciencias del espíritu” (1910).
a.
Las ciencias del espíritu
La ilustración del siglo XVIII vino de la
mano con la valoración positiva del conocimiento científico, pero en especial
de las ciencias naturales, de todas maneras, detrás de todas las reflexiones
asociadas con la cientificidad del conocimiento palpitaba una pregunta fundamental:
¿qué es el hombre? (Recordemos a Kant sosteniendo que en esta pregunta se
recogía a las otras tres cuestiones principales de la filosofía: ¿Qué puedo
conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar?
Tiempo después, un contemporáneo de
Dilthey, Augusto Comte, se presentará como el fundador de una novel ciencia
humana, la Sociología. La bandera del positivismo, avanzaba con sus afanes
cientificistas, por los campos antes dominados por la filosofía. En el siglo
XIX el hombre se había convertido en una incógnita fundamental para la ciencia
(aunque, al parecer de Leví-Strauss y Foucault, no tardaría en morir).
Dilthey se preocupó de la valoración de
las llamadas “ciencias del espíritu” (hoy catalogadas como ciencias humanas)
frente al rimbombante triunfo de las “ciencias
de la naturaleza” a lo largo de la modernidad.
Dilthey recibió una fuerte influencia de
Kant, de hecho se formó en la corriente filosófica del neo-kantismo, a partir
de lo cual también podemos entender el intento de lograr para las ciencias del
espíritu algo que Kant había conseguido para las ciencias naturales, una
crítica de su razón, en este caso
particular, una “crítica a la razón histórica”. Esta crítica también estaba
asociada con un intento de “fundamentación”.
Por supuesto, el pensamiento de Kant estaba
orientada hacia el logro de la libertad a partir del conocimiento y la crítica
de la razón, una razón entendida como la principal facultad del ser humano (lo
que será puesto en cuestión por los románticos en general). ¿Acaso no quería
esa misma libertad Dilthey? Por supuesto que sí, una libertad que comenzaba
también con la clarificación del pensamiento, con el abandono de los prejuicios
naturalistas, positivistas o relativistas. Pero ¿cuál será el punto de anclaje
para lograr esto? Su concepción ontológica: la vida. Pero sigamos con la
cuestión epistemológica.
Toda ciencia posee un objeto específico, sobre el cual recaen las observaciones, las
teorías y las investigaciones, en tal dirección, Dilthey sostiene que existe
una gran diferencia en cuanto al objeto de estudio de las ciencias de la
naturaleza y de las ciencias del espíritu.
El objeto del primer tipo de ciencia son fenómenos externos, mientras
que el del segundo son internos, fenómenos a los que el sujeto accede de manera
inmediata, intuitiva, incluso emotiva y sentimental (es una especie de simpatía
que se da con la captación del objeto).
También son distintas las categorías utilizadas en ambas ciencias,
por ejemplo en las ciencias del espíritu son esenciales categorías como las
pautas de comportamiento, los valores o las visiones de mundo (sometidas a su
condición histórica), lo que no sucede con las ciencias naturales en donde las
categorías se refieren a objetos que pueden ser medidos o controlados con mayor
precisión.
b.
La vida
La crítica que hace Dilthey a la “razón
histórica” desemboca en un planteamiento ontológico, que sostiene que la vida
es el fundamento último de todo lo que conocemos. Ahí donde Hegel planteaba a
un razón (o el Espíritu, o la Idea) que se desplegaba en la historia, Dilthey
ve a la vida, que no sólo se revela en la naturaleza, sino principalmente en la
historia, en la cultura. Es decir, el vitalismo de Dilthey se centra en la
“vida del hombre”, una vida que se despliega históricamente. Y es así que la
vida, a través de la acción, los afectos y los pensamientos humanos, se hace
objeto en la cultura y en la sociedad.
Dilthey se refiere entonces a una
estructura de la vida humana (una especie de a priori kantiano) compuesta por
tres dimensiones: la representativa, la afectiva y la volitiva.
c.
La filosofía
El hombre para Dilthey es un ser histórico
y todas las expresiones de la vida del hombre son también históricas. Pero
¿cómo se expresa la vida del hombre? Como cultura. Y la filosofía es un
componente del saber que corresponde a la cultura de occidente. Esto quiere
decir que la filosofía también toma diversas formas históricas en medio de ese
afán constante por alcanzar al fundamento del mundo.
Adiós entonces a aquel intento cartesiano
por alcanzar un saber certero. La vida se expresa aquí y ahora en una intuición
que nos revela un horizonte cultural desde el cual damos sentido a todo lo que
pensamos y hacemos. Es a esto a lo que
Dilthey llamó “visión de mundo”.
Kant en su dialéctica trascendental
explicó como la razón tiende hacia la totalidad, sin alcanzarla jamás, mientras
que Hegel pensó haberla alcanzado con el despliegue del Espíritu, y frente a
estos planteamientos, Dilthey sostiene que la vida alcanza a una totalidad en la visión del
mundo (Weltanschauung), pero es precaria, histórica, cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario