martes, 20 de abril de 2021

A CIENTO NOVENTA AÑOS DE LA MUERTE DE FRIEDRICH HEGEL (1770-1831)

 

     Fue un filósofo alemán. El pensamiento de Hegel es catalogado como un Idealismo Absoluto. Con Hegel llegamos a la plena madurez del pensamiento moderno[1], al final de un proceso que había comenzado a grandes rasgos con Descartes y que se continuó con Kant. En el pensamiento de Hegel se conjugan todos los sistemas filosóficos anteriores, incluidos los antiguos, medievales y los modernos pre-hegelianos.

     Oriundo de la ciudad de Stuttgart. Estudió teología en el seminario protestante de Tubinga, en donde el programa de estudios consistía en dos años de filosofía y tres de teología. Enseñó en Berna, Frackfort, Heidelberg, Jena y luego en la Universidad de Berlín.

     Hegel nació el mismo año que otras dos grandes figuras de la cultura alemana: Holderling, uno de los más representativos poetas y pensadores del romanticismo alemán (quien en un tiempo acaparó la atención de Martin Heidegger) y Beethoven, quien representa a la madurez de la música clásica occidental y quien a su vez da inicio al periodo romántico (su novena sinfonía puede ser considerada como un símbolo del optimismo de la ilustración).

     En el seminario alemán de Tubinga fue compañero del ya citado Holderling y de Friedrich Schelling, quien fue también  uno de los grandes exponentes del idealismo alemán.

     Entre sus obras cabe citar: “Diferencia entre los sistemas de filosofía de Fichte y Schelling” (1801), “Fenomenología del Espíritu” (1807),  “Lógica” (1812),  “Enciclopedia de las ciencias filosóficas” (1817), “Filosofía del derecho” (1821), y obras póstumas, publicadas por sus alumnos: “Lecciones sobre la filosofía de la historia”, “Estética”, “Lecciones de filosofía de la religión”, “Lecciones de historia de la filosofía”.

     Definió la filosofía como “el conocimiento efectivo de lo que es en verdad”[2], con lo cual estaba respondiendo a los planteamientos kantianos sobre los límites de la metafísica.

a. La dialéctica

     La dialéctica es una cuestión añeja en el campo de la historia de la filosofía, pueden encontrarse referencias de ella ya sea en Heráclito, en Platón o en Kant, pero es en Hegel en donde encuentra más resonancia, no sólo porque en él se expresa la madurez de la filosofía moderna, sino porque en él la dialéctica es a la vez tanto un método de pensamiento y de investigación, como el modo de manifestarse de lo real y de la misma vida del ser humano.

     La dialéctica tiene una “estructura”, que en todo caso sería una estructura móvil. Y decimos esto porque lo propio de lo dialéctico es el movimiento. De ahí que también podamos decir que esta estructura constituye a su vez a tres “momentos” de un movimiento que en esencia nunca cesa. 

     Esta triada dialéctica está compuesta por los remanidos conceptos de tesis, antítesis y síntesis, que en términos más ricos son el momento abstracto o intelectivo, el momento dialéctico o negativamente racional y el momento especulativo o positivamente racional.

b. La realidad como Razón

     Para Hegel la realidad es la Razón (o el Espíritu, o la Idea, o el Sujeto, o el Pensamiento) que se despliega dialécticamente (es decir, está en movimiento, es un proceso o cambio constante). Y el pensamiento, en su propio flujo dialéctico toma consciencia de esa realidad, y en esto, responde a Kant, quien planteaba la cosa en sí como incognoscible. Para Hegel la filosofía es “el conocimiento efectivo de lo que es en verdad”[3]. Tenemos aquí entonces una estrecha relación entre el pensar y el ser.

      Tanto la realidad como el pensamiento devienen (se despliegan) dialécticamente. Y este pensamiento es “racional”, de donde también podemos entender el lema hegeliano de “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. En otras palabras, el pensamiento es la realidad, afirmación con la que podemos entender por qué la filosofía de Hegel es catalogada como una forma de idealismo (un idealismo absoluto).

      La filosofía puede legítimamente aspirar a ser un sistema (una totalidad constituida por sus partes integradas en ella) y no sólo crítica (como en Kant). En Kant se había planteado que la cosa en sí podría ser conocida a través de una “intuición intelectual”, una facultad que existía sólo como forma en el hombre, pero que nunca alcanzaba su contenido. Para Hegel, la realidad (o la verdad) no se alcanza a través de algún tipo de intuición, sino a través del pensamiento de la totalidad del despliegue de la Idea. Dice Hegel que “lo verdadero es el todo”[4].

c. Concepción del hombre

     El pensamiento de Hegel surge en el marco de unas determinadas condiciones socio-culturales. Se le mostraban al filósofo tiempos de quiebres, de conflictos, de crisis, de falta de libertad. Eran los caldeados tiempos de la revolución francesa. Y estas situaciones resuenan en el pensamiento de Hegel. La unidad en medio de las diferencias es un anhelo del mundo moderno, y aún hoy lo sigue siendo.

 

     En la “Fenomenología del Espíritu” Hegel explica el proceso que recorre el espíritu para llegar a lo absoluto. Este “espíritu” está presente en la mente de todo hombre, pero también en la misma realidad que se despliega dialécticamente.

     El espíritu se despliega como Espíritu subjetivo, desde éste se refleja como Espíritu Objetivo, y llega finalmente a una unidad sintética como Espíritu Absoluto (como religión, arte y filosofía).

 

     La libertad de la humanidad se logra a través de un proceso dialéctico entre amos y esclavos (esto está también en la Fenomenología del Espíritu), al final del cual se da un “reconocimiento” mutuo.

 (Extracto de “Robert León Helman. Una mirada hacia el infinito. Ensayo sobre el pensamiento moderno”).

 



[1] “La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural de la tradición occidental; su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico, en el que confluyen y conjugan prácticamente todas las filosofías anteriores”. Navarro-Calvo. Historia de la filosofía, 1992, p. 309.

[2] Introducción a la “Fenomenología del espíritu”. Citado en Navarro-Calvo. Historia de la filosofía. 1992, p. 314.

[3] Fenomenología del Espíritu. Introducción. Citado en Navarro-Calvo. Historia de la filosofía. 1992, p. 314.

[4] Ibíd., p. 313.

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