miércoles, 11 de marzo de 2020

INTRODUCCIÓN A “LA IDEA DEL PARAGUAY. HACIA UNA VISIÓN ESTÉTICA DE LA CULTURA PARAGUAYA”


     Ya no estamos para postular un historicismo con aspiraciones políticas, sin embargo, el campo de lo estético se nos ha abierto ampliamente, de modo tal que podemos aventurarnos a interpretaciones filosóficas de la historia y de la cosmovisión paraguaya, que nos den una perspectiva global y a la vez débil, que no solamente nos proporcione conocimientos, sino también goces espirituales[1]. Así, la “Idea” del Paraguay se nos abre como un camino renovado para el conocimiento de nuestra cultura y a su vez, para forjar el esquema de una identidad nacional en movimiento[2].
   Alguno podría plantear que a la hora de buscar goces intelectuales uno debería recurrir a una obra de carácter lírico y no a un ensayo histórico-filosófico, frente a lo cual sostenemos que una lectura que busca conocimientos o comprensión, no tiene por qué estar cerrada al deleite estético; aunque es cierto, las formas del trabajo deberán ser las propias de un estudio teórico y no de una poesía o una novela.
   En la búsqueda y vivencia de los arquetipos de la cultura paraguaya pretendemos alimentar nuestras reflexiones y fortalecer los pasos de nuestro recorrido, de modo a recrear constantemente esta interminable aventura de pensar estética, orgánica e históricamente al Paraguay. A partir de esto, la  pregunta que podemos hacernos es ¿Cómo se despliega esta Idea del Paraguay a lo largo de la historia[3]?

   Pero ¿Qué queremos decir cuando hablamos de un conocimiento estético? Como todo conocimiento, el estético también constituye una polaridad entre sujeto cognoscente y objeto conocido. El objeto en la contemplación estética lo constituyen los símbolos, o los arquetipos, o las proto-formas que caracterizan al mundo contemplado, lo que resumimos con el término Idea. Pero también,  a la par de las Ideas se hace patente la Nada que ocupa la posición de fundamento de todo lo existente. Por su parte, el sujeto adquiere un estado distinto del que es propio de la cotidianeidad y la ciencia¸ pues se hace débil y abandona el apego hacia una realidad cotidiana infundada y esclavizante (por el dinero y la figuración social). Por ello, esta obra reclama del lector algo más que su mero estudio, reclama el intento de que se vivencien los caminos que van siendo recorridos por las ideas y razonamientos de los distintos capítulos y apartados. 

   Las reflexiones de Rodolfo Kusch, Octavio Paz y Victor Frankl sobre la filosofía latinoamericana que anida en lo profundo de las distintas manifestaciones culturales de los pueblos latinoamericanos, unido a los trabajos crítico-históricos de pensadores paraguayos como Adriano Irala Burgos, Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Liveres Banks[4], nos dan a entender que el sendero del pensamiento desde Latinoamérica y el Paraguay nos conduce hacia horizontes aún insospechados.
   A propósito, aludiendo a las matrices narrativas de la historia paraguaya propuestas por Darío Sarah[5], podemos estar seguros, como  el autor parece indicarlo, que es posible ampliar las formas en las que nos conocemos e interpretamos, incluso si tales formas tienen afanes meramente estéticos. Pero al contrario de lo que espera Sarah, no proponemos una “mejor” interpretación de la historia cultural del Paraguay, logro que miramos con desconfianza, lo que si nos atrevemos a realizar es “otra” visión de ella[6].
   En medio de la dialógica entre la comprensión y la explicación, no está por demás decir que las pretensiones principalmente estéticas de las reflexiones sobre la Idea del Paraguay revelan una preeminencia de la comprensión. Así, la misma búsqueda de objetividad pasa intencionadamente a un segundo plano.  Sumidos en el microcosmos paraguayo, marcharemos hacia la aventura de repetir un macrocosmos universal debilitado.
   Siguiendo la contraposición de Helio Vera[7], no podemos decir que la Idea del Paraguay se relacione con el Paraguay de gua’u o el Paraguay te’ete (en términos formales, cultura ideal y cultura real),  diferenciación que creemos no es fácilmente realizable. La Idea del Paraguay se sustenta en el estudio y la vivencia del mundo simbólico, mítico y mágico de la cultura paraguaya. ¿Es el auténtico Paraguay aquel que es descripto por las metódicas ciencias humanas?  La crisis de los fundamentos de la razón nos permite  creer que una lectura estética y hermenéutica también es posible y hasta necesaria.

   Así, la consideración del Paraguay por parte de Natalicio González, como un arquetipo (o una Idea), no es más que la constatación que el pensador guaireño ha hecho de la preponderancia del pensamiento simbólico-mítico-mágico sobre el empírico-racional-técnico en la cultura paraguaya.  Y hablar de la Idea del Paraguay es tratar de permanecer en ese marco maravilloso, destilando las implicancias estéticas que posee.
   Aquí pondremos al tapete esta preponderancia, pero no ya con pretensiones dogmáticas, como aquellas que pueden desprenderse de un abordaje acrítico de lo mítico o lo mágico, sino con la idea de hacer de nuestra propia “identidad nacional” una aventura de re-descubrimientos constantes. En tal sentido, la aventura llevada a cabo en este ensayo puede ayudarnos a valorar la cosmovisión paraguaya en medio de este maremágnum del mundo globalizado que desafía constantemente las construcciones de nuestra identidad tanto personal como cultural.

     Desde el mismo nacimiento de la cultura paraguaya, se ha buscado de una manera peculiar la eliminación del mal en el mundo transformando a la sociedad (afán propio de la modernidad), aventura que llega hasta nuestros días, marcados por una crisis de valores que se refleja en la destrucción del medio ambiente, los conflictos sociales y la desintegración espiritual del individuo. Y precisamente, nosotros también podemos postular que el mal (o el sufrimiento) está en la sociedad, en este caso, en la sociedad paraguaya, pero su mejor abordaje no consiste precisamente en el cambio de esta misma sociedad, sino en la transformación del estado de conciencia, y con esto se relaciona la experiencia estética de la Idea del Paraguay.

   Partiremos entonces de las semillas de la cultura paraguaya, (el Paraguay seminal) que se expresa en una visión originaria del hombre y del mundo, para luego ver su desarrollo orgánico e histórico,  a partir de una hermenéutica impulsada a partir de nuestras pretensiones estéticas.




[1] El goce espiritual se puede dar en cualquiera de las tres formas del cultivo del espíritu: el arte, la espiritualidad o la intelectualidad. En el presente ensayo de alguna manera conjugamos las tres formas, aunque con el predominio de la intelectualidad, ya que apelamos a cadenas de pensamientos. Invocamos a una experiencia estética (conectada con lo artístico) ya que nos valemos de arquetipos o Ideas como objetos de nuestro conocimiento (por ejemplo las edades de la vida). Y también de alguna manera nos abrimos a la espiritualidad, ya que la experiencia estética nos permite desligarnos del pensamiento centrado en el ego (sujeto fuerte) y nos libera para pensar desde la misma Nada.
[2] Términos también utilizados por Bartomeu Meliá, pero que en este ensayo deben ser entendidos en un contexto teórico distinto.
[3] Entendemos aquí al término Idea como “forma”, en el sentido que le dió Goethe y que fue seguido por Oswald Spengler. La Idea en esta concepción se haya sometida a un proceso de cambios de tipo orgánico, que son interpretados a través de las analogías que ofrece la naturaleza.
[4]Cfr. Adriano Irala Burgos. La epistemología de la historia en el Paraguay. Estudios paraguayos, Vol XXIV, nro. 2, 2006; Dávalos-Livieres. El problema de la historia del Paraguay. En Beatriz G. de Bosio-Eduardo Devés-Valdez. Pensamiento paraguayo del siglo XX, Intercontinental, Asunción, 2006, p. 175-186.
[5]  Darío Sarah. Prólogo a: Mauricio Schvartzman. Una contribución al estudio de la sociedad paraguaya. SNC, Asunción, 2011, p. 11-18.
[6] En tal sentido nos parece interesante lo que propone Milda Rivarola “Mirarse en otros espejos, crear mitos históricos, movilizadores propios, aunque más no sea para poder construir el presente con dignidad y para vivirlo con alegría”. Citado en Eduardo Devés-Valdés. Pensar en Paraguay hacia el 2000. En G. de Bosio-Devés-Valdés. Pensamiento paraguayo del siglo XX, ed. cit., p. 308.
[7] Helio Vera. En busca del hueso perdido (1989). Servi libro, Asunción, 2006, p. 46-47.



ÍNDICE
1. Introducción…………………………………………..…………..7
2. Hermenéutica de la historia cultural del Paraguay…….…...12
2.1. Las líneas de ideas del novecentismo……………………….12
2.2. En torno a Natalicio González……………………………….15
2.3. La Idea del Paraguay…………………………………………18
3. Despliegue de la Idea del Paraguay………………………..…20
3.1. El Paraguay seminal……………………………….………....20
3.1.1. Visión de mundo del Paraguay seminal………………….20
3.1.2. Visión del hombre del Paraguay seminal……………….23
3.2. Periodo de gestación………………………………………….25
3.3. Niñez…………………………………………………………...29
3.4. Juventud…………………………………………………….…34
3.5. Madurez…………..…………………………………..…….…43
3.6. Vejez…………………………………………………………....55
Conclusiones……………………………………………………….68
Glosario……………………………………………………………..70

Bibliografía…………………………………………………………72

Enlace al libro completo:
https://drive.google.com/file/d/1ekVikGTLAKoZkZXazEaqzEi4vTJfsGii/view?usp=sharing

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