Ya no estamos para postular un
historicismo con aspiraciones políticas, sin embargo, el campo de lo estético
se nos ha abierto ampliamente, de modo tal que podemos aventurarnos a
interpretaciones filosóficas de la historia y de la cosmovisión paraguaya, que
nos den una perspectiva global y a la vez débil, que no solamente nos
proporcione conocimientos, sino también goces espirituales[1].
Así, la “Idea” del Paraguay se nos abre como un camino renovado para el
conocimiento de nuestra cultura y a su vez, para forjar el esquema de una identidad nacional en movimiento[2].
Alguno podría plantear que a la hora de buscar goces intelectuales uno
debería recurrir a una obra de carácter lírico y no a un ensayo
histórico-filosófico, frente a lo cual sostenemos que una lectura que busca
conocimientos o comprensión, no tiene por qué estar cerrada al deleite
estético; aunque es cierto, las formas del trabajo deberán ser las propias de
un estudio teórico y no de una poesía o una novela.
En la búsqueda y vivencia de los arquetipos
de la cultura paraguaya pretendemos alimentar nuestras reflexiones y fortalecer
los pasos de nuestro recorrido, de modo a recrear constantemente esta
interminable aventura de pensar estética, orgánica e históricamente al
Paraguay. A partir de esto, la pregunta
que podemos hacernos es ¿Cómo se despliega esta Idea del Paraguay a lo largo de
la historia[3]?
Pero ¿Qué queremos decir cuando hablamos de un conocimiento estético?
Como todo conocimiento, el estético también constituye una polaridad entre sujeto
cognoscente y objeto conocido. El objeto en la contemplación estética lo
constituyen los símbolos, o los arquetipos, o las proto-formas que caracterizan
al mundo contemplado, lo que resumimos con el término Idea. Pero también, a la par de las Ideas se hace patente la Nada
que ocupa la posición de fundamento de todo lo existente. Por su parte, el
sujeto adquiere un estado distinto del que es propio de la cotidianeidad y la
ciencia¸ pues se hace débil y abandona el apego hacia una realidad cotidiana
infundada y esclavizante (por el dinero y la figuración social). Por ello, esta
obra reclama del lector algo más que su mero estudio, reclama el intento de que
se vivencien los caminos que van siendo recorridos por las ideas y
razonamientos de los distintos capítulos y apartados.
Las reflexiones de Rodolfo Kusch, Octavio Paz y Victor Frankl sobre la
filosofía latinoamericana que anida en lo profundo de las distintas
manifestaciones culturales de los pueblos latinoamericanos, unido a los
trabajos crítico-históricos de pensadores paraguayos como Adriano Irala Burgos,
Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Liveres Banks[4],
nos dan a entender que el sendero del pensamiento desde Latinoamérica y el
Paraguay nos conduce hacia horizontes aún insospechados.
A propósito, aludiendo a las matrices narrativas de la historia
paraguaya propuestas por Darío Sarah[5],
podemos estar seguros, como el autor
parece indicarlo, que es posible ampliar las formas en las que nos conocemos e
interpretamos, incluso si tales formas tienen afanes meramente estéticos. Pero al
contrario de lo que espera Sarah, no proponemos una “mejor” interpretación de
la historia cultural del Paraguay, logro que miramos con desconfianza, lo que
si nos atrevemos a realizar es “otra” visión de ella[6].
En medio de la dialógica entre la comprensión y la explicación, no está
por demás decir que las pretensiones principalmente estéticas de las
reflexiones sobre la Idea del Paraguay revelan una preeminencia de la
comprensión. Así, la misma búsqueda de objetividad pasa intencionadamente a un
segundo plano. Sumidos en el microcosmos paraguayo, marcharemos hacia
la aventura de repetir un macrocosmos universal debilitado.
Siguiendo la contraposición de Helio Vera[7],
no podemos decir que la Idea del Paraguay se relacione con el Paraguay de gua’u o el Paraguay te’ete (en términos formales,
cultura ideal y cultura real),
diferenciación que creemos no es fácilmente realizable. La Idea del
Paraguay se sustenta en el estudio y la vivencia del mundo simbólico, mítico y
mágico de la cultura paraguaya. ¿Es el auténtico Paraguay aquel que es
descripto por las metódicas ciencias humanas?
La crisis de los fundamentos de la razón nos permite creer que una lectura estética y hermenéutica
también es posible y hasta necesaria.
Así, la consideración del Paraguay por parte de Natalicio González, como
un arquetipo (o una Idea), no es más que la constatación que el pensador
guaireño ha hecho de la preponderancia del pensamiento simbólico-mítico-mágico
sobre el empírico-racional-técnico en la cultura paraguaya. Y hablar de la Idea del Paraguay es tratar de
permanecer en ese marco maravilloso, destilando las implicancias estéticas que
posee.
Aquí pondremos al tapete esta preponderancia, pero no ya con pretensiones
dogmáticas, como aquellas que pueden desprenderse de un abordaje acrítico de lo
mítico o lo mágico, sino con la idea de hacer de nuestra propia “identidad
nacional” una aventura de re-descubrimientos constantes. En tal sentido, la
aventura llevada a cabo en este ensayo puede ayudarnos a valorar la cosmovisión
paraguaya en medio de este maremágnum del mundo globalizado que desafía
constantemente las construcciones de nuestra identidad tanto personal como
cultural.
Desde el mismo nacimiento de la cultura paraguaya, se ha buscado de una
manera peculiar la eliminación del mal en
el mundo transformando a la sociedad (afán propio de la modernidad),
aventura que llega hasta nuestros días, marcados por una crisis de valores que
se refleja en la destrucción del medio ambiente, los conflictos sociales y la
desintegración espiritual del individuo. Y precisamente, nosotros también
podemos postular que el mal (o el sufrimiento) está en la sociedad, en este
caso, en la sociedad paraguaya, pero su mejor abordaje no consiste precisamente
en el cambio de esta misma sociedad, sino en la transformación del estado de
conciencia, y con esto se relaciona la experiencia estética de la Idea del
Paraguay.
Partiremos entonces de las semillas de la cultura paraguaya, (el Paraguay seminal) que se expresa en una
visión originaria del hombre y del mundo, para luego ver su desarrollo orgánico
e histórico, a partir de una
hermenéutica impulsada a partir de nuestras pretensiones estéticas.
[1] El goce
espiritual se puede dar en cualquiera de las tres formas del cultivo del
espíritu: el arte, la espiritualidad o la intelectualidad. En el presente
ensayo de alguna manera conjugamos las tres formas, aunque con el predominio de
la intelectualidad, ya que apelamos a cadenas de pensamientos. Invocamos a una
experiencia estética (conectada con lo artístico) ya que nos valemos de
arquetipos o Ideas como objetos de nuestro conocimiento (por ejemplo las edades
de la vida). Y también de alguna manera nos abrimos a la espiritualidad, ya que
la experiencia estética nos permite desligarnos del pensamiento centrado en el
ego (sujeto fuerte) y nos libera para pensar desde la misma Nada.
[2] Términos
también utilizados por Bartomeu Meliá, pero que en este ensayo deben ser
entendidos en un contexto teórico distinto.
[3] Entendemos aquí al término Idea como “forma”, en el
sentido que le dió Goethe y que fue seguido por Oswald Spengler. La Idea en
esta concepción se haya sometida a un proceso de cambios de tipo orgánico, que
son interpretados a través de las analogías que ofrece la naturaleza.
[4]Cfr. Adriano Irala
Burgos. La epistemología de la historia en el Paraguay. Estudios paraguayos,
Vol XXIV, nro. 2, 2006; Dávalos-Livieres. El problema de la historia del
Paraguay. En Beatriz G. de Bosio-Eduardo Devés-Valdez. Pensamiento paraguayo
del siglo XX, Intercontinental, Asunción, 2006, p. 175-186.
[5] Darío Sarah. Prólogo a: Mauricio Schvartzman.
Una contribución al estudio de la sociedad paraguaya. SNC, Asunción, 2011, p.
11-18.
[6] En tal
sentido nos parece interesante lo que propone Milda Rivarola “Mirarse en otros
espejos, crear mitos históricos, movilizadores propios, aunque más no sea para
poder construir el presente con dignidad y para vivirlo con alegría”. Citado en
Eduardo Devés-Valdés. Pensar en Paraguay hacia el 2000. En G. de
Bosio-Devés-Valdés. Pensamiento paraguayo del siglo XX, ed. cit., p. 308.
[7] Helio Vera. En busca
del hueso perdido (1989). Servi libro, Asunción, 2006, p. 46-47.
ÍNDICE
1. Introducción…………………………………………..…………..7
2.
Hermenéutica de la historia cultural del Paraguay…….…...12
2.1. Las líneas de ideas del novecentismo……………………….12
2.2. En torno a Natalicio
González……………………………….15
2.3. La Idea del
Paraguay…………………………………………18
3. Despliegue de la Idea del
Paraguay………………………..…20
3.1. El Paraguay seminal……………………………….………....20
3.1.1. Visión de mundo del Paraguay seminal………………….20
3.1.2. Visión del hombre del
Paraguay seminal……………….23
3.2. Periodo de
gestación………………………………………….25
3.3. Niñez…………………………………………………………...29
3.4. Juventud…………………………………………………….…34
3.5. Madurez…………..…………………………………..…….…43
3.6. Vejez…………………………………………………………....55
Conclusiones……………………………………………………….68
Glosario……………………………………………………………..70
Bibliografía…………………………………………………………72
Enlace al libro completo:
https://drive.google.com/file/d/1ekVikGTLAKoZkZXazEaqzEi4vTJfsGii/view?usp=sharing
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