Si tomamos un tema al cual le dedicamos un ensayo, es porque creemos que
de alguna manera se conecta con las ideas centrales que hemos postulado en trabajos anteriores. Y asi, podemos plantear
que el conservadurismo es la forma ideológica que mejores condiciones ofrece, al menos indirectamente, para el
cultivo del espíritu[1].
Podemos sostener que existen dos grandes ideologías, en nuestro mundo
globalizado, el liberalismo y el socialismo[2]; y
una sub ideología fundamental, la democrática. Al conservadurismo podemos
entenderlo como una forma peculiar de liberalismo.
Creemos que no podemos vivir sin ideologías, y como éstas se constituyen en
sistemas en donde predomina el cierre sobre la apertura, podemos estar seguros
que al asumir cualquiera de ellas no estamos frente a una cuestión de verdades
absolutas, sino de opciones personales y grupales. En otro lugar hemos hablado
sobre la estetización de las ideologías políticas[3],
pero ello ya se ubica fuera de una elección político-ideológica como la que
aquí planteamos.
El conservadurismo insiste en las diferencias entre los hombres, actitud
que respeta los caminos que cada uno pueda libremente elegir, sea virtuoso o
vicioso, ello no importa demasiado. No existe ningún plan histórico a cumplirse
al final de los tiempos, tampoco alguna dominación demoniaca que opaca
completamente la conciencia. Siempre existen medidas de responsabilidad que
cada individuo debe asumir.
El camino que hemos elegido para reflexionar sobre el conservadurismo va
desde un abordaje de sus raíces en el mismo pensamiento filosófico, pasa por el
desarrollo de la teoría sociológica clásica, y termina con un abordaje de la
sociedad y la cultura paraguaya.
En la portada de nuestro ensayo hemos ubicado el retrato de Aristóteles,
uno de los principales referentes del pensamiento conservador, en particular
desde sus enseñanzas sobre la virtud, explicada siempre como punto medio entre
dos extremos, en otras palabras, Aristóteles fue el gran defensor de la mesura,
aplicada magistralmente a su vez en su pensamiento social.
El retrato de Aristóteles que hemos utilizado es un recorte de la
conocida obra de Rafael Sansio, “La
escuela de Atenas”, y en él podemos apreciar la expresión de la mano derecha
del filósofo, que insinúa ideas como tierra (tener los pies en ella),
equilibrio, calma, mesura, entre otras.
[1] Actividad
central en la auto-ética, componente del proceso de búsqueda de la
auto-realización. Véase R.L.H. La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana
individual. Interiora terrae, Asunción, 2014, p. 31-33
[2] Cfr. R.L.H. En tono a
un mundo gris. Ensayo de filosofía social. Interiora terrae, Asunción, 2013, p.
25.
[3] Ibíd., p. 26.
Enlace al ensayo completo:
https://drive.google.com/file/d/14Ie9utEtsRY_YL2INJr7w0PunlIrEIw7/view?usp=sharing
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