viernes, 26 de mayo de 2017

INTRODUCCIÓN A “AL DIABLO CON EL MUNDO”


    Mandar al diablo al mundo no tiene por qué ser precisamente algo enteramente negativo, ya que ello también se relaciona con un intento de recrearlo estéticamente, a partir del hecho mismo de su negación. Y así el juego del mundo también se hace arte, con sus dolores y placeres, con sus luces y sombras, con sus vidas y sus muertes…



  Este libro se constituyó a partir de una serie de escritos elaborados a lo largo del año 2001. Fue el primer paso de una incierta aventura del conocimiento, y aun de la acción, pues el pensamiento nos transforma, a la par que nos regala lo sagrado del goce del espíritu.

   Los comentarios han sido agregados posteriormente bajo algunos de los escritos originales. Éstos comentarios logran lo maravilloso del pensamiento y de la vida, la recreación constante, el inacabamiento  de la búsqueda, la emergencia recurrente de una tragedia, la de morir mientras se vive, la de vivir mientras se muere…



   En los escritos originales es notable la presencia de lo que podemos llamar una orientación platónica, en el más amplio sentido, a partir de la cual se pretendía dar un sustento filosófico a las experiencias tanto estéticas como místicas.

   

   Nos hemos propuesto agrupar los escritos de acuerdo a las que consideramos dimensiones fundamentales del hombre: ser consigo mismo, ser con los demás y ser en el mundo.

   Si buscamos una justificación para el libro podemos apuntar que tiene que ver con la búsqueda de aclaraciones sobre los inagotables cuestionamientos relativos al mundo y a la vida humana, en el contexto de la filosofía.

   También, podemos afirmar que una investigación filosófica no necesariamente se reduce a monografías, tesis de licenciaturas o doctorales, también puede tomar la inocente forma de un aforismo, o de un simple párrafo que relaciona atrevidamente dos sistemas de pensamiento.

   Sin pretensiones dogmáticas, la obra simplemente puede ser una oportunidad para continuar con la aventura filosófica, que continuamente nos devuelve la humildad del principiante del saber.








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