Desde
las sombras, hijos de abismo, viviendo al límite…
Se
han desterrado de sacras normas y han encontrado un fin…
Es
la trágica comedia, de un mundo fragmentado, en infinitas ansias, por un afán
ufano…
Desde
los bosques, llegan canciones, réquiem lejano…
Con
su lenguaje, fuego en la boca, destrona la verdad…
Y
engendra a los hijos locos, aun no identificados, por ebriedad de selva, de
fuego ardiente y tierra…
Comentarios:
“Desde las sombras, hijos de abismo, viviendo al límite…”. Las sombras
representan un lugar de aislamiento y de prueba espiritual, un espacio en el
cual es posible la transformación del individuo, a partir de una revisión de
los valores que consciente o inconscientemente ha estado siguiendo hasta la
llegada de un momento de crisis[1].
Hemos apuntado, siguiendo en alguna medida a Jaspers, que existen
situaciones límites[2]
(de ahí escribimos “viviendo al límite”) que nos abren a la posibilidad de
experimentar a la angustia (a la que consideramos el estado de ánimo
fundamental), que revela la nada sobre la cual se erige el mundo como un
conjunto de símbolos, Ideas o arquetipos (y ya no como una mera “realidad” que
no asombra en nada)[3].
Este suelo de la nada es como un abismo amenazante (de ahí el sentido de la
frase “hijos de abismo”, que es también el título de la canción).
“Se han desterrado de sacras normas y han encontrado un fin…”. El
destierro simboliza también a un camino de dolor y transformación, en este caso
al abandonar la seguridad de la moral tradicional (basada a su vez en la
metafísica tradicional). Esto nos hace acordar de las ideas de Nietzsche, quien
hablaba de las tres transformaciones del espíritu, en las cuales el camello
valeroso deja atrás las pesadas cargas de una moral universal; se transforma en
León, y disfruta de su fuerza liberadora; pero aun el espíritu debe hacerse
niño para crear como en un juego, una y otra vez, su propia tabla de valores[4].
“Es la trágica comedia, de un mundo fragmentado, en infinitas ansias,
por un afán ufano…” Schopenhauer había puesto de manifiesto la condición
trágica de la vida, de hecho si hoy pensamos en un filósofo pesimista dentro de
la tradición de la filosofía occidental, el primer nombre que se nos viene a la
mente es el del filósofo alemán; pero también fue él mismo quien relacionó a la
vida humana con una pomposa comedia, con lo cual, no arregló precisamente su
(para algunos) lamentable calificativo inicial, sino que lo matizó con una
buena dosis de ironía[5].
“Desde los bosques, llegan canciones,
réquiem lejano…
Con
su lenguaje, fuego en la boca, destrona la verdad…
Y
engendra a los hijos locos, aun no identificados, por ebriedad de selva, de
fuego ardiente y tierra…”
Cuando hablamos de la “canción de los bosques”, en forma inmediata nos
recordamos de los orígenes de la humanidad (las sociedades de bandas, tribales,
jefaturas y las comunidades agrarias se formaron junto a un contacto íntimo con
la naturaleza virgen). Pero aquí queremos referirnos de manera particular al
periodo de gestación de la cultura paraguaya que fue realizada por los
guaraníes[6].
El pensamiento más íntimo y fundamental de los guaraníes (que Bartomeu
Melia llega a asociar con un pensamiento filosófico[7])
brotó de los “teólogos de la selva” sumidos en un trance mítico, poético,
musical y religioso, que sólo unos pocos estudiosos (iniciados en los arcanos
guaraníes) han podido transmitir a través de la escritura[8].
Y así, cuando hablamos de los bosques, profundos y misterioso, en el
contexto de nuestras reflexiones, ya no aludimos sólo a las ideas del
romanticismo europeo (como ya tantas veces lo hemos hecho), sino que apelamos
ya también a esa sabiduría milenaria que nuestros antepasados guaraníes cultivaron
y que se ha constituido en una de las bases de la cultura paraguaya.
Por último quisiera hacer una breve digresión en torno al despliegue de
la cultura guaireña, y que se relaciona con esta canción en particular.
La canción, y de manera particular el título -hijos de abismo, asociado
a su vez con la frase “hijos locos”-, ha despertado algunas resonancias en el
poema de Arnulfo Morínigo (1989) titulado “Desde el alma de Ortiz Guerrero”, en
donde en uno de los pasajes escribe el poeta: “En el Ybytyruzu viven nuestras
musas arcanas, que engendran a los locos y liberan mariposas”[9].
En relación con esto, recordemos que León Cadogan estudió con especial atención
a las comunidades de la etnia Mbyá-Guaraní, afincadas en las serranías del
Ybytyruzu.
Pero a su vez, en unas palabras del también poeta guaireño Martín García
Silvero (1990), se ha dado una curiosa resonancia del mismo escrito de
Morínigo. En una descripción de un video de un tema compuesto por quien escribe
e interpretado por Morínigo, García Silvero apunta: “Hijos del Ybyturuzu, estrofa a estrofa, hijos de la poesía, devotos
de la minerva india y atenea guayakí”[10].
Con estas interconexiones poéticas vamos viendo un flujo espiritual y
artístico que aún se mantiene en el seno de la cultura guaireña, que hace
re-avivar esta sabia maravillosa de nuestra cultura seminal, aun en medio de
las tinieblas de la cultura paraguaya.
[1] R.L.H. La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana
individual. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 43. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWVHpoRFozUFFBTUE/view
En adelante cuando nos refiramos a nuestros
trabajos nos limitaremos a apuntar las siglas R.L.H.
[2] Como la muerte, el
sufrimiento, la culpa o la consciencia de la lucha diaria.
[6]Como
explicamos en nuestro ensayo “La Idea del Paraguay”, a los distintos periodos
orgánicos de la cultura paraguaya los consideramos despliegues de la Idea del
Paraguay. Ver: R.L.H. La Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la
cultura paraguaya. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 15-17. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWOFY1VTVBMl9HYUU/view
[7] Bartomeu Meliá.
Pensamiento guaraní para uso de paraguayos (y latinoamericanos). En G. de Bosio
y Devés Valdés. Pensamiento paraguayo del siglo XX. Intercontinental, Asunción,
2006, p. 267 y ss.
[9] En:
Morínigo Paniagua-León Helman. Desde Villarrica hasta Asunción. Colección de
poemas. Interiora terrae, Asunción, 2015, p. 25. En línea:
https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWNkY0ck1QWll4MFU/view
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