lunes, 23 de enero de 2017

INTRODUCCIÓN A “SOBRE CERDOS, PERROS, VÓMITO Y BARRO


   El mundo está lleno de mugre, en especial el de tipo espiritual, pero ello no arruina al manto de belleza que envuelve a todo lo que alcanzamos al sumirnos en la contemplación estética, por más insignificante o mísero que sea el objeto que atrapa nuestra atención. El mundo se “re-crea” en nuestros afectos y en nuestro intelecto, sólo necesitamos redescubrirlo constantemente, para no caer presos  de la ilusión de una supuesta realidad incuestionable.

   La necesidad constante de recrear al mundo nos empuja a la aventura de la lectura, el pensamiento y la escritura[1], quizá buscando llenar aquellos vacíos dejados por el mito, la magia y la religión. A su vez, la acción alcanza renovados bríos cuando las miserias de la cotidianeidad dejan su lugar a lo maravilloso del saber estético, que convierte a todo en un juego y un sueño.

   Sigamos entonces repitiendo las proclamas de los grandes sabios de la humanidad, hagámonos semejantes a los niños, busquemos el “secreto de los dioses” oculto tras los oscuros ropajes de las preocupaciones diarias.



   Pero nuestro problema central sigue siendo el hombre, aquel que trabaja y sufre sobre la tierra, aquel que somos nosotros mismos, con nuestras libertades y condicionamientos, aquel que organiza sociedades y crea culturas. Este hombre tan paradójico y complejo, no deja ni dejará nunca de asombrarnos y de empujarnos por los intrincados caminos de la filosofía.



   Estos escritos dispersos (de los años 2013 y 2014) tienen una forma similar a los doce libros de nuestra colección cosecha de pensamientos, con la diferencia de que se han alimentado ya de nuestros ensayos sistemáticos, por lo cual revelan grados de ordenamiento y dirección que en las cosechas sólo suelen mostrar los comentarios.

   Asi, en cierta manera esta obra constituye un pasaje intelectual de las cosechas de pensamientos a los ensayos filosóficos. Y de hecho, debemos considerar que las sentencias, mini ensayos y comentarios que contienen la serie de cosecha de pensamientos y este libro en particular, son procesos didácticos que desembocan en ensayos de mayores dimensiones.





[1] Cfr. Robert León Helman. Leer, pensar y escribir. Ensayo sobre los desafíos del estudioso. Interiora terrae, Asunción, 2016. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWZ1JER2tHWmgtQVE/view
En adelante al referirnos a nuestros trabajos nos limitaremos a escribir las siglas R.L.H.


Enlace al libro completo:

https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWSVFiLVJwbG83VEk/view

miércoles, 18 de enero de 2017

COMENTARIOS A “HIJOS DE ABISMO”


Desde las sombras, hijos de abismo, viviendo al límite…

Se han desterrado de sacras normas y han encontrado un fin…

Es la trágica comedia, de un mundo fragmentado, en infinitas ansias, por un afán ufano…

Desde los bosques, llegan canciones, réquiem lejano…

Con su lenguaje, fuego en la boca, destrona la verdad…

Y engendra a los hijos locos, aun no identificados, por ebriedad de selva, de fuego ardiente y tierra…



Comentarios:

   “Desde las sombras, hijos de abismo, viviendo al límite…”. Las sombras representan un lugar de aislamiento y de prueba espiritual, un espacio en el cual es posible la transformación del individuo, a partir de una revisión de los valores que consciente o inconscientemente ha estado siguiendo hasta la llegada de un momento de crisis[1].

   Hemos apuntado, siguiendo en alguna medida a Jaspers, que existen situaciones límites[2] (de ahí escribimos “viviendo al límite”) que nos abren a la posibilidad de experimentar a la angustia (a la que consideramos el estado de ánimo fundamental), que revela la nada sobre la cual se erige el mundo como un conjunto de símbolos, Ideas o arquetipos (y ya no como una mera “realidad” que no asombra en nada)[3]. Este suelo de la nada es como un abismo amenazante (de ahí el sentido de la frase “hijos de abismo”, que es también el título de la canción).

   “Se han desterrado de sacras normas y han encontrado un fin…”. El destierro simboliza también a un camino de dolor y transformación, en este caso al abandonar la seguridad de la moral tradicional (basada a su vez en la metafísica tradicional). Esto nos hace acordar de las ideas de Nietzsche, quien hablaba de las tres transformaciones del espíritu, en las cuales el camello valeroso deja atrás las pesadas cargas de una moral universal; se transforma en León, y disfruta de su fuerza liberadora; pero aun el espíritu debe hacerse niño para crear como en un juego, una y otra vez, su propia tabla de valores[4].    

   “Es la trágica comedia, de un mundo fragmentado, en infinitas ansias, por un afán ufano…” Schopenhauer había puesto de manifiesto la condición trágica de la vida, de hecho si hoy pensamos en un filósofo pesimista dentro de la tradición de la filosofía occidental, el primer nombre que se nos viene a la mente es el del filósofo alemán; pero también fue él mismo quien relacionó a la vida humana con una pomposa comedia, con lo cual, no arregló precisamente su (para algunos) lamentable calificativo inicial, sino que lo matizó con una buena dosis de ironía[5].

   “Desde los bosques, llegan canciones, réquiem lejano…

Con su lenguaje, fuego en la boca, destrona la verdad…

Y engendra a los hijos locos, aun no identificados, por ebriedad de selva, de fuego ardiente y tierra…”

   Cuando hablamos de la “canción de los bosques”, en forma inmediata nos recordamos de los orígenes de la humanidad (las sociedades de bandas, tribales, jefaturas y las comunidades agrarias se formaron junto a un contacto íntimo con la naturaleza virgen). Pero aquí queremos referirnos de manera particular al periodo de gestación de la cultura paraguaya que fue realizada por los guaraníes[6].

   El pensamiento más íntimo y fundamental de los guaraníes (que Bartomeu Melia llega a asociar con un pensamiento filosófico[7]) brotó de los “teólogos de la selva” sumidos en un trance mítico, poético, musical y religioso, que sólo unos pocos estudiosos (iniciados en los arcanos guaraníes) han podido transmitir a través de la escritura[8].

   Y así, cuando hablamos de los bosques, profundos y misterioso, en el contexto de nuestras reflexiones, ya no aludimos sólo a las ideas del romanticismo europeo (como ya tantas veces lo hemos hecho), sino que apelamos ya también a esa sabiduría milenaria que nuestros antepasados guaraníes cultivaron y que se ha constituido en una de las bases de la cultura paraguaya. 



   Por último quisiera hacer una breve digresión en torno al despliegue de la cultura guaireña, y que se relaciona con esta canción en particular.

   La canción, y de manera particular el título -hijos de abismo, asociado a su vez con la frase “hijos locos”-, ha despertado algunas resonancias en el poema de Arnulfo Morínigo (1989) titulado “Desde el alma de Ortiz Guerrero”, en donde en uno de los pasajes escribe el poeta: “En el Ybytyruzu viven nuestras musas arcanas, que engendran a los locos y liberan mariposas”[9]. En relación con esto, recordemos que León Cadogan estudió con especial atención a las comunidades de la etnia Mbyá-Guaraní, afincadas en las serranías del Ybytyruzu. 

   Pero a su vez, en unas palabras del también poeta guaireño Martín García Silvero (1990), se ha dado una curiosa resonancia del mismo escrito de Morínigo. En una descripción de un video de un tema compuesto por quien escribe e interpretado por Morínigo, García Silvero apunta: “Hijos del Ybyturuzu,  estrofa a estrofa, hijos de la poesía, devotos de la minerva india y atenea guayakí”[10].

   Con estas interconexiones poéticas vamos viendo un flujo espiritual y artístico que aún se mantiene en el seno de la cultura guaireña, que hace re-avivar esta sabia maravillosa de nuestra cultura seminal, aun en medio de las tinieblas de la cultura paraguaya.







[1] R.L.H. La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana individual. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 43.  En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWVHpoRFozUFFBTUE/view
En adelante cuando nos refiramos a nuestros trabajos nos limitaremos a apuntar las siglas R.L.H.
[2] Como la muerte, el sufrimiento, la culpa o la consciencia de la lucha diaria.
[3] Cfr. R.L.H. La auto-ética, ed. cit., p. 18.
[4] Friedrich Nietzsche. Así hablaba Zaratustra. Edicomunicación, Barcelona, 1999, p. 38-39.
[5] Arthur Schopenhauer. El amor, las mujeres y la muerte. Edaf, Madrid, 1998, p. 134-135.
[6]Como explicamos en nuestro ensayo “La Idea del Paraguay”, a los distintos periodos orgánicos de la cultura paraguaya los consideramos despliegues de la Idea del Paraguay. Ver: R.L.H. La Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 15-17. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWOFY1VTVBMl9HYUU/view
[7] Bartomeu Meliá. Pensamiento guaraní para uso de paraguayos (y latinoamericanos). En G. de Bosio y Devés Valdés. Pensamiento paraguayo del siglo XX. Intercontinental, Asunción, 2006, p. 267 y ss.
[8] Citemos a León Cadogan (1899-1973) y a Curt Unkel Nimuendayu (1883-1945)
[9] En: Morínigo Paniagua-León Helman. Desde Villarrica hasta Asunción. Colección de poemas. Interiora terrae, Asunción, 2015, p. 25. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWNkY0ck1QWll4MFU/view
[10] Martín García Silvero, en línea: https://www.youtube.com/watch?v=QGbtJp-52sI


Enlace al video:

lunes, 9 de enero de 2017

INTRODUCCIÓN A “VOLVED A LA NATURALEZA”


INTRODUCCIÓN



   En la tapa de nuestro ensayo hemos colocado un recorte de la famosa obra de Rafael Sanzio, “La escuela de Atenas”, en donde se retrata la figura de Heráclito, llamado por sus contemporáneos “el oscuro”, por lo enigmático de sus enseñanzas sobre la “physis” o naturaleza.

  Y así, una de nuestras formas de retornar a la naturaleza, será siguiendo el ejemplo de Heráclito, a través del pensamiento, y tratando de considerar la complejidad del mundo y del ser humano.

   A su vez, no olvidemos que el pensador que popularizó el lema “volved a la naturaleza” fue el suizo Jean Jaques Rousseau, quien creía que era posible erradicar los males de la humanidad a partir de la construcción de una sociedad que recreara los principios de la naturaleza (resguardados en la conciencia) para beneficio del pueblo[1]

   Frente a estas aspiraciones del filósofo no nos mostramos tan optimistas, pero si creemos que podemos lograr una vida individual y una sociedad que nos sea más tolerable sobre la base del cultivo del pensamiento y de la experiencia estética.

   Y precisamente, uno de los sentidos del término “naturaleza” se asocia con un espacio de símbolos, como arquetipos o Ideas, a las que accedemos a partir de una experiencia estética.



   La modernidad ha arrasado con todo lo que se le salía al paso, sea mito, religión, arte o filosofía tradicional; ha sometido a todo a lo que Max Weber llamó “desencantamiento del mundo”. Dentro de esa actitud desacralizadora, la naturaleza quedó reducida también a un simple y grosero mecanismo de relojería.

   Por supuesto, no debemos por ello sostener que todo el proyecto moderno fue un error, y que es necesario dejarlo de lado a cambio de una postura  postmoderna radical. Al contrario, creemos que el mismo postmodernismo no  se separa de la modernidad, sino antes bien, la agudiza.

   Y precisamente, uno de los principales factores culturales asociados con el postmodernismo (o la ultramodernidad) es el del cambio radical que ha adquirido en la ciencia contemporánea la imagen de la naturaleza.



   En la antigüedad, para los pensadores griegos en general (en especial para los presocráticos), la naturaleza   (physis) estaba viva y constituía tanto la fuente  del conocimiento verdadero como de los actos virtuosos. El pensamiento cristiano asoció la naturaleza con la creación divina, subordinándola de todas maneras al hombre, considerado la creación más excelsa de la divinidad. La modernidad extremará esta posición de dependencia por parte de la naturaleza, tratando de que ella responda a los oscuros deseos del hombre de esclavizarla, o tratando de que ella satisfaga a sus pomposos anhelos progresistas.   

   Con las revoluciones científicas propiciadas tanto por la teoría de la relatividad de Albert Einstein como por la mecánica cuántica (desarrollada entre otros por Plank, Heisenberg, Bohr, Schrodinger) la visión mecanicista del mundo fue dejada de lado, imponiéndose en contrapartida una interpretación compleja de la naturaleza, en donde el sujeto cognoscente vuelve a tener relevancia.

   Y así, pareciera que la naturaleza puede volver a sernos amiga (alentándonos en esto, como vemos, los mismos desarrollos de la ciencia), luego de haberla tratado como a un mísero animal de carga o como una simple oportunidad de obtener ganancias. Y creemos que esta renovada amistad podrá propiciar a su vez que distintas visiones de la naturaleza, no sólo ya  las científicas, sino también, las filosóficas, las míticas, artísticas y religiosas  sean consideradas como válidas y respetables. Es decir, en nuestro tiempo se nos abre espacios multiparadigmáticos, que lejos de crear caos o confusión, alientan el desarrollo de la libertad individual y el respeto a las diferencias culturales.



   A su vez, la naturaleza podrá mostrarse de nuevo como un motivo para la contemplación estética, como ya apuntamos más arriba, con lo que alcanzará un renovado sentido simbólico que podrá alimentar el proceso de crecimiento personal al que hemos llamado auto-ética[2].  En tal sentido, podemos decir que uno de los principales objetivos de este ensayo es tratar de añadir una visión de la naturaleza (y a partir de ella de la misma realidad) al conjunto de trabajos que hemos venido publicando. 

   Pero si espiritualmente la contemplación estética es uno de los caminos para la volver a la naturaleza, materialmente la dirección que sostenemos es la vida en el campo, tratando de reconectarnos con sus valores y costumbres[3].  



   Podemos considerar que los niños revelan de manera peculiar ese talante maravillado frente a la naturaleza (lo que asociamos con la experiencia estética), lo que vamos perdiendo paulatinamente debido al ritmo febril de competencias y necesidades propio del mundo actual.

   Con esto no queremos decir precisamente que la manera moderna de vivir este equivocada, no, pues no creemos poseer una verdad que pueda ser impuesta a todos, pero si creemos que podemos invitar a que la naturaleza sea vista de una manera renovada, considerando los estudios que van emergiendo desde las fronteras mismas de las ciencias, así como de la filosofía, que desde la aparición misma de la modernidad a aportado enfoques alternativos a la visión mecanicista.

   Finalmente, debemos considerar también la degradación ambiental propia de nuestro tiempo, que está poniendo en jaque las posibilidades de supervivencia de la humanidad para el futuro. En relación con esta tétrica circunstancia, podemos decir que ya no sólo el hombre y las demás especies dependen de la naturaleza, sino también, hoy más que nunca, la naturaleza depende del hombre.







[1] Cfr. Salvador Giner. Historia del pensamiento social. Ariel, Barcelona, 1967, p. 299 y ss.
[2] Cfr. Robert León Helman. La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana individual.  Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 36. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWVHpoRFozUFFBTUE/view
 En adelante, al referirnos a nuestros trabajos utilizaremos las siglas R.L.H.
[3] Véanse nuestros ensayos: Elogio a la vida del campo. Ensayo sobre los valores y las costumbres agrarias. Interiora terrae, Asunción, 2015. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWQTJvN3JZSTAxMG8/view
; La Idea del Paraguaya. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya. Interiora terrae, Asunción, 2016. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWOFY1VTVBMl9HYUU/view
; Del campo a la ciudad. Ensayo sobre los procesos sociales del Paraguay. Interiora terrae, Asunción, 2016. En línea: https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWbWJPcHphYnZqcFk/view


Enlace al ensayo completo: