viernes, 4 de noviembre de 2016

COMENTARIOS A LA ETERNA BORRACHERA


LA ETERNA BORRACHERA (letra y música: Robert León Helman)

Siembro caminos de guitarras que hablan al viento…
tomo el trago amargo de esta vieja historia…
 y entre aquella sombra que esconde la llave correcta…
camina errante un ebrio con ojos de fuego…
Es el velo del universo…
es la vieja historia del tiempo…
me muestra su necia sonrisa de perro…
es el eterno afán de la vida…

Comentarios:
   Este tema está fuertemente marcado por la presencia de las ideas de Arthur Schopenhauer. El ebrio bandolero no es más que el hombre en su aventura trágica, que no logra en sus interminables afanes más que un mísero bocado para paliar un hambre radical, el hambre insaciable del ser, de la voluntad.
   “Siembro caminos de guitarras que hablan al viento…”. La guitarra es el gran vehículo de nuestras expresiones musicales, en ella se apoya la voz para desplegar los tejidos literarios, que son lanzados al viento para culminar así el ciclo de la creación artística.
   “Tomo el trago amargo de esta vieja historia…”. Para Schopenhauer “vivir es padecer”, y así esta “vieja historia” de la humanidad se parece a un “trago amargo” cuando la contemplamos desde la memoria histórica, pero he aquí lo maravilloso de la experiencia estética, esta amargura se transmuta en gozo cuando nos adherimos con plenitud a los símbolos de la obra. La función liberadora del arte nos permite aspirar a este bálsamo para las desdichas cotidianas.
  “Y entre aquella sombra que esconde la llave correcta…” Las sombras no son sino nuestro mundo cotidiano, pletórico de miserias y necesidades, que cuando se extreman desembocan en las llamadas “situaciones límites”, que dan lugar al estado de ánimo fundamental, la angustia, la “llave correcta” que nos abre a la experiencia estética radical.
   “Camina errante un ebrio con ojos de fuego…” este ebrio de deseos interminables no es más que la figura del hombre, anhelante de una felicidad que siempre se le escapa de las manos, errante entre placeres y dolores que lo mantienen atolondrado.
   “Es el velo del universo…” El universo entero es como el velo o la máscara con la que se atavía la voluntad, esencia del mundo, y así lo que más se valora en la cotidianeidad, sea dinero o fama no son más que ilusiones que nos permiten mantener tapada a la voluntad, puesto que verla en su pureza nos llevaría a un terror visceral (relacionado íntimamente con lo que llamamos angustia).
   “Es la vieja historia del tiempo…” Un tiempo que parece ser la repetición incesante de las desgracias humanas, el eterno retorno de los juegos del dolor y del placer, que crea y destruye individuos, sociedades y culturas, acontecimiento que ya también se ha desplegado hacia la naturaleza (ésta misma a la que tratamos como una bestia de carga)…quizá el último recinto sagrado del hombre…
   “Me muestra su necia sonrisa de perro…” La metáfora de la sonrisa de perro representa a una alegría banal, detrás de la cual yace un mar de frustraciones que se tratan de ocultar a toda costa, pero que sin embargo constituye una constante en la vida humana.
   “Es el eterno afán de la vida…” vuelve finalmente la temática de la voluntad, esencia del mundo, fundamento metafísico del cosmos. Como planteaba Schopenhauer, fuera de la voluntad no existe sino la nada, una nada que ya para nuestro propio entender se revela a la par que se da una experiencia estética radical.
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