Filósofo paraguayo.
Es
posible ver en Silvero a un exponente de la matriz narrativa de crítica social
y cultural que comenzó en Paraguay con Rafael Barret. Se puede notar el influjo
de pensadores como Gustavo Bueno, Michel Foucault[1], Slavoj
Zizek, Arturo Rico Bovio, Horacio Cerutti-Guldberg, sin olvidar, por su lejanía
en el tiempo, a Diógenes de Sínope. Podemos incluirlo dentro de la generación
del 2000, caracterizada por una especie de redescubrimiento del pensamiento
paraguayo, junto a la participación en los circuitos de la filosofía
latinoamericana.
Entre sus
obras cabe citar: “Lecturas para una filosofía de la educación” (2003), “Filosofía
para guarangos”, “Nambrena” (2009), “Pensadores paraguayos” (2010), “Suciedad,
cuerpo y civilización” (2014), “El legado filosófico, político y cultural de
Pierre Clastres” (2017), “Adiós a las humanidades y otros escritos”(2019).
En referencia
a lo que podemos llamar “filosofía guaraní”, Silvero ofrece una posición que
puede llamarse “Crítica materialista de la utopía guaraní”[2].
a. Suciedad, cuerpo y civilización
Frente a la
idealización del “ser paraguayo” proveniente de la matriz narrativa
nacionalista, Silvero se pregunta: “¿Qué pasaría si los paraguayos formáramos
parte de ese repugnante grupo imaginado por vecinos “dadores de civilización”?
En este libro se indaga tal posibilidad”[3].
El autor se refiere a grupos de los excluidos del mundo y de los beneficios de
la “civilización”. Aquí podríamos encontrar una extraña e imprecisa cercanía
con el “cretinismo paraguayo” planteado por Cecilio Báez.
Silvero
pretende hacer un tratado de “escatología”, pero no nos apresuremos en pensar
en un especulativo escrito sobre las “cosas últimas”, no, el autor apela a una
segunda acepción del término, a un “tratado de cosas excrementicias”.
El autor
aclara su orientación crítica cuando afirma que “hablar de “cuerpo” es también
hablar de la vulnerabilidad de muchas de nuestras instituciones y del fracaso
de las políticas públicas”[4].
También
plantea el alcance de su obra como un conjunto de ““notas” pues el objetivo del
texto no es otro que “marcar” algunas cuestiones a fin de recordar, y si
amerita el caso, esgrimir como insumos en debates venideros”[5].
Lo que se busca
entonces es analizar desde una aproximación interdisciplinaria “el cuerpo, los
excrementos y la idea surgida a partir de la misma”[6], y
también “interpretar los conceptos y estrategias conducentes a la edificación
de conductas disciplinantes y sus consecuencias prácticas”[7]
(en donde es posible notar el influjo de Foucault).
Sobre la historia política del Paraguay
En uno de los abordajes del segundo capítulo, Silvero
hace el siguiente planteamiento: “la historia política del Paraguay bien podría catalogarse como un largo
devenir de sujeciones corporales y/o disciplinamientos reiterativos”[8]. Pero
¿de qué modo se dieron estos controles tanto individuales como sociales? El
autor sostiene que “se ensayaron varios modelos”[9], y
apelando a un método de investigación bibliográfica, se refiere a tres de ellos,
expresados en autores fundamentales dentro del pensamiento paraguayo: Cecilio
Báez (el cuerpo cretinizado por secular opresión), Natalicio González (El
cuerpo guerrero) y Rafael Barrett (el dolor del cuerpo).
b. Adiós
a las Humanidades y otros escritos
En esta obra el autor recopila una serie publicaciones en
periódicos locales y otros espacios, agrupados en seis grandes temáticas:
pensamiento, política, educación, alteridad, bioética y conversaciones. De
alguna manera esta clasificación nos indica cuáles son los principales
intereses en torno a los cuáles que giran las reflexiones de José Manuel
Silvero.
En un escrito
titulado “Palangana y democracia”, el autor describe cómo cuando él contaba con
catorce años, tomó la palangana de su madre a modo de instrumento de percusión,
para festejar la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, luego de unos
largos treinta y cinco años. Y esta imagen es reveladora de la euforia con la
que se dio inicio al proceso de transición a la democracia en el Paraguay, euforia
que vino de la mano con una especie de pensamiento utópico, pues algunos
imaginaban que era posible instaurar el paraíso social y cultural gracias al
florecimiento de un régimen democrático en nuestro país. Por supuesto, la
decepción no se hizo esperar mucho, y los mismos escritos de Silvero son una
prueba de ello.