Fue un filósofo alemán.
En sus inicios, el pensamiento moderno
tuvo una fuerte inclinación hacia la ciencia experimental moderna (nos
referimos a los empiristas) y hacia las matemáticas (nos referimso a los
racionalistas), sin embargo, algunos apostarán por seguir el camino abierto por
la filosofía renacentista hacia un platonismo de corte místico, que valoraba la
intuición como modo privilegiado de conocer, antes que al razonamiento o a los
datos empíricos. Un exponente de este tipo de posturas fue Jacob Boehme.
Boehme sostiene
que Dios (que identifica con la eterna nada [ewig Nichts], y aun con un Abismo
[Ungrund o Abgrund]), no está separado del mundo, no es trascendente, sino
inmanente; habita en cada objeto del cosmos, en los vientos, en los ríos y
mares, pero fundamentalmente, en el hombre. A partir de ahí explica que el
problema del mal se limita a aquellos hombres que se han apartado de la unidad
divina, creyendo ser libres de esa manera, queriendo ser "totalidad",
en vez de comprender que son "parte" dentro de una totalidad (Dios)
que lo dispone todo armónicamente.
Jacob
Boehme constituye una especie de puente teórico entre el naturalismo mágico
renacentista y la naturphilosophie
(filosofía de la naturaleza) del periodo romántico[1].
(Extracto de "Robert León Helman. Una mirada hacia el infinito. Ensayo sobre el pensamiento moderno").
[1] En tal sentido es
notable el “idealismo mágico” planteado por Novalis, uno de los más destacados
pensadores románticos.
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