En la portada de nuestro ensayo podemos
observar una pintura de Pieter Broeghel el Viejo, que recrea la mítica imagen
bíblica de la torre de Babel, en donde la divinidad dispersó a la humanidad al
darles diferentes lenguas, y por ende, diferentes culturas y códigos para el
entendimiento. Una situación que se asemeja a la que tenemos en nuestras
sociedades, en donde a pesar de la predominancia de la cultura occidental,
debemos encontrar acuerdos entre interlocutores con distintos proyectos de vida
o visiones de mundo. Y son de situaciones como ésta de donde surge la necesidad
de reflexionar y plantear una ética social que nos permita hacer de la
convivencia una experiencia más tolerable, comprensiva y útil.
Con esta ética viene ligada la necesidad de
cultivar identidades comunitarias, nacionales,
regionales y finalmente una identidad humana, ya que podemos decir que se da un
flujo recursivo entre el cultivo de la identidad (o de las identidades) y
la ética (sea personal o cultural).
En
este ensayo nos ocuparemos sobre cuestiones relativas a la ética social, la
democracia y la crítica, y de ahí partiremos para entablar la búsqueda de
direcciones que nos permitan acercarnos a una sociedad más tolerable, lo que implica, que en la medida de lo
posible se establezcan mejores condiciones “públicas” para las apuestas éticas “privadas”.
Aparte de ello, las grandes situaciones de
crisis que se ciernen sobre la humanidad nos hacen parar frente a ellas (en particular
a través de las reformas), ya que constituyen amenazas para la misma supervivencia de la especie.
Estas situaciones de crisis son: la degradación ambiental, los conflictos
sociales (que tiene a las guerras y a la pobreza como a sus peores expresiones)
y la desintegración moral del individuo.
De todas maneras, la forma de evitar que
los acuerdos a que se llegan se escleroticen y deriven en dogmas y en
fanatismos, es el cultivo constante de la crítica, social y personal, y ello, en
tiempos de “crisis de los fundamentos”, desde el mismo suelo de la nada. Sólo
de esta manera podremos estar a tono con los vertiginosos cambios que la
naturaleza, la sociedad y nuestra propia subjetividad nos proponen en nuestros
tiempos.
El intento de articular una ética social
se empezó a dar ya en la antigua Grecia, en especial a partir Sócrates y los
sofistas, y desde entonces el intento de encontrar un modo de vida que conduzca
a la sociedad hacia la plenitud, la felicidad, o por lo menos hacia un espacio
de vida más soportable no ha acabado. Lo que hacemos entonces en este ensayo es
recrear un afán que lleva siglos, y que cada vez se hace más necesario por los
grandes riesgos y crisis que la humanidad afronta y afrontará.
Índice:
Resumen…………………………………………………………………...5
Introducción…………………………………………………………….…9
1. Las
posibilidades de lograr un sentido crítico social……………...12
a. Crítica y
educación……………………………………………………14
b. Crítica y
medios masivos de comunicación………………………..15
c. Crítica y
experiencia estética…………………………………………16
2. El juego democrático…………………………………………………19
3. Un paso
más hacia el cambio en el mundo………………………...24
3.1. Las
situaciones de crisis…………………………………………....27
3.2. Las reformas…………………………………………………………37
Conclusión………………………………………………………………..45
Glosario…………………………………………………………………...46
Enlace al ensayo completo:
https://bit.ly/3fpUo32