miércoles, 25 de mayo de 2022

CINCUENTA AÑOS DE SERGIO CÁCERES MERCADO (1972)

 

     Filósofo e historiador paraguayo. Ha escrito obras sobre Manuel Domínguez, Justo Pastor Benítez, Benjamín Arditi y en general sobre temas relacionados con la cultura paraguaya y sus nexos con la filosofía. De manera particular nos parece resaltante su estudio “Filosofía de la historia y memoria”, del 2009, en donde establece una comparación entre las críticas a la Historia del Paraguay llevadas adelante por Adriano Irala Burgos, Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Livierez Banks.

      No es sencillo ubicar a Cácerez Mercado en alguna de las típicas líneas de pensamiento presentes dentro de la filosofía en el Paraguay. Si hacemos comparaciones podemos decir que no existen muchas coincidencias con la línea de ideas fenomenológica, personalista, neo-escolástica y existencialista; está más bien orientado hacia la corriente de crítica social, latinoamericanista,  aunque tomando como punto de partida los estudios de historia o  de crítica literaria, antes que los de la antropología cultural (como es el caso de Silvero o Andino). A su vez es necesario considerar que el carácter mesurado de sus abordajes lo aleja de las posiciones más extremas de Cardozo o Silvero.

     Con Cáceres podríamos decir que la filosofía académica se empieza a observar a sí misma (en esto quizá Juan Andrés Cardozo fue un precursor). En un principio, pensadores como Adriano Irala Burgos y Juan Santiago Dávalos comenzaron a interpretar filosóficamente a los pensadores paraguayos, pero Cáceres se ubica ya en una posición meta-teórica que le permite interpretar a la interpretación (es decir, reflexionar sobre las ideas de Irala y Dávalos sobre el pensamiento paraguayo).  

      También con  Cáceres se  refuerza un mayor acercamiento a los circuitos de pensamiento latinoamericano, siguiendo caminos ya abiertos por Juan Andrés Cardozo o Darío Sarah, y que serían continuados por Juan Manuel Silvero o Cristian Andino.

 

(Extracto de “Robert León Helman. En pos del pensamiento inútil. Ensayo sobre la historia de las ideas en el Paraguay). 

 

jueves, 19 de mayo de 2022

A OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE BRONISLAW MALINOWSKI (1884-1942)

 

     Fue un antropólogo polaco. Quizá fue el principal exponente de la antropología funcionalista (como un precursor podemos considerar al sociólogo Emile Durkheim, en especial a partir de sus trabajos sobre la religión). Desarrolló el método de estudio propio de las ciencias sociales denominado “observación participante”.

     Para Malinowski la pretensión de los evolucionistas de explicar las diferencias y semejanzas entre las culturas estaba marcada por meras especulaciones debido a que no existían documentos históricos que pudieran avalar tales planteamientos.

     En contrapartida, lo que Malinowki creía era que las prácticas sociales debían ser entendidas como cumpliendo una determinada función en beneficio de los individuos. El conjunto de funciones sociales explicaría a la sociedad y a la cultura como un todo, a partir de lo cual se podría entender  mejor, si acaso fuera posible, los orígenes de esta totalidad. De ahí que a los funcionalistas les interesaba más las similitudes entre las culturas (que expresaban unas mismas funciones sociales) antes que las diferencias.

 

     Frente a Tylor, Malinovski sostenía que la principal función de la religión era la de disminuir el miedo, la ansiedad o la angustia en las situaciones límites de la vida. Vemos aquí la diferencia de teorías antropológicas, por parte de Tylor el evolucionismo y por parte de Malinovski el funcionalismo.

    La magia para Malinovski también ayudaba a reducir el miedo o la ansiedad, pero a través de encantamientos, fórmulas o hechizos que se asociaban a situaciones particulares de la vida, como por ejemplo la pesca, entre los nativos de las islas Trobriand. En cambio, la religión se relacionaba con situaciones últimas de la vida humana como la muerte o el sufrimiento, en donde lo que se destaca es el ruego o la oración. En la magia todavía existe lucha, pues se recurre a determinadas pautas de orden simbólico para tratar de disminuir la incertidumbre y ganar control; en cambio, en la religión ya se da una rendición completa frente a los acontecimientos o estados de ánimo que se muestran amenazantes.

     Entonces, tanto la magia como la religión se hacían presentes en la sociedad cuando era necesario manejar situaciones afectivas de miedo o ansiedad producidas por eventos o situaciones que estaban fuera del control de las técnicas o costumbres propias de la cotidianeidad dentro de culturas elementales.

 

 (Extracto de “Robert León Helman. Entre la revolución y el control. Ensayo sobre la vida de las ciencias humanas”)