Lo que trataremos de hacer en el siguiente ensayo será esbozar el flujo
orgánico e histórico del pensamiento paraguayo, ciertamente con el fin de
obtener conocimientos sobre las ideas que encontraron su suelo nutricio en el
contexto de nuestra sociedad y nuestra cultura, pero principalmente para tentar
alcanzar una experiencia estética que nos devuelva un poco de aliento
espiritual en medio de los malestares de la vida moderna.
Para ello, no comenzaremos de cero, ya que tendremos como base el ensayo
que hemos elaborado en años anteriores sobre la historia de la filosofía en el
Paraguay. Será así que seguiremos con esta aventura, que es literalmente
interminable, de conocer y sentir a la cultura de nuestra patria.
Ambos abordajes terminarán en nuestra
tercera parte, en donde esbozaremos el desarrollo orgánico-histórico del
pensamiento paraguayo.
La pregunta acerca de la dirección del pensamiento paraguayo empieza a
darse en la madurez de la cultura paraguaya[1] ,
con ensayos como el de Adriano Irala Burgos (La epistemología de la historia
del Paraguay), el de Santiago Dávalos y Lorenzo Livierez Banks (El problema de
la historia en el Paraguay). A partir de entonces los intentos de cultivar la
auto-consciencia de nuestra cultura han ido aumentando y junto a el despliegue
de nuestro espíritu colectivo.
Filosofía
en el Paraguay
En un recordado convivium de filosofía de la Universidad Católica, el
maestro José Brun proclamaba: “Vamos en pos del pensamiento inútil”. Y el
filosófico es un pensamiento inútil porque no se deja utilizar como una silla o
un automóvil, no se deja amoldar como una doctrina o una ideología, y no se
deja encasillar ni por el más célebre de los filósofos. La filosofía es una
actividad interminable, y por ello acaso la más improductiva. En el Paraguay, a
pesar de lo poco que se ha difundido, la filosofía ha estado presente desde los
mismos inicios del andar de la nación, y persiste hoy, en medio de nuestro
putrefacto entorno socio-cultural. Vamos entonces, como quería el profesor
Brun, en pos del pensamiento inútil, pero en nuestra tierra, en nuestro
destino, en nuestro goce de espíritu, el Paraguay.
En este aventurado ensayo
consideraremos a grandes rasgos a la filosofía hecha “en” el Paraguay, o si se
quiere a la filosofía “del” Paraguay (creemos que la filosofía paraguaya es
sencillamente aquella que fue hecha por paraguayos, o por aquellos extranjeros
que recibieron influencias de la cultura paraguaya, a través del desarrollo de
un pensamiento filosófico). Como el conocimiento filosófico no permanece en el
aire, en los distantes espacios etéreos, sino en la cabeza de los pensadores
que la cultivan, nuestra tarea consistirá esencialmente en un recorrido en
torno a las influencias filosóficas y a las ideas de aquellos que en el
Paraguay se han dedicado en forma más notable al cultivo o a la enseñanza de
este noble saber.
Nos hemos propuesto diferenciar dos grandes periodos en el desarrollo de
la filosofía en el Paraguay. Por una parte, el periodo diletante, en el cual
los pensadores que se ocupan de la filosofía son hombres de múltiples
inquietudes intelectuales, y en la mayoría de los casos con una estrecha
relación con los juegos del poder político; por otra parte, el periodo
académico, que se inicia con una serie de notables maestros y filósofos de
formación europea, que establecen la “normalidad filosófica”[2] en
el Paraguay.
Si tomamos en cuenta la periodización hecha en nuestra obra “La Idea del
Paraguay”[3],
podemos decir que el periodo diletante forma parte de la niñez, juventud y
parte de la adultez de la cultura paraguaya, mientras que el periodo académico
abarca desde finales de la edad adulta hasta la actualidad, tiempo de fría
vejez.
Así, en nuestro último capítulo, volveremos a esbozar un desarrollo
orgánico de la filosofía en el Paraguay, ya con independencia de la
diferenciación entre filosofía diletante y académica.
[1] Que hemos ubicado entre el final de
la guerra del Chaco y la caída de la dictadura stronista en 1989.
[2] Francisco Romero introdujo la
noción de normalidad filosófica, entendida como el ejercicio de la filosofía
como función ordinaria de la cultura.
[3] Cfr. Robert León Helman. La Idea
del Paraguay, 2018. En adelante, al referirnos a nuestros trabajos utilizaremos
las iniciales R.L.H. Hemos optado por un modo de utilizar las citas que
simplificará la consulta del lector; aludiremos al nombre del autor, el título
de la obra, el año de publicación y las páginas utilizadas. Las referencias
bibliográficas completas se encontrarán en la parte final del trabajo.
ÍNDICE
Introducción…………………………………………………..……7
Primera Parte: Sobre la historia de
la filosofía en el Paraguay..10
Capítulo 1.1. Periodo de
gestación………………………………10
Capítulo 1.2. Periodo
diletante………………..………………….12
Capítulo 1.3. Periodo
académico…………...……………………23
Segunda Parte: Las ciencias sociales
paraguayas como pensamiento inútil…………………………………………….......................…...33
Tercera Parte: Desarrollo orgánico
del pensamiento paraguayo……………..……………………………………..........................................……....42
Enlace al ensayo completo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario