viernes, 25 de agosto de 2017

INTRODUCCIÓN A “DE PIE SOBRE EL ABISMO”


   Comprender al ser humano, a éste de todos los días, levantado con el látigo del despertador, ansioso entre ardientes embotellamientos, en guerra en el trabajo y en el hogar; a éste de todos los tiempos, creador de los grandes desarrollos tecnológicos y de los más sublimes sistemas de pensamiento, a éste hombre paradójico y complejo desde donde se lo mire, comprenderlo es nuestro atrevido propósito, perseguido quizá desde un atrevimiento juvenil e imprudente, pero con un gozo que rebosa las limitadas cuencas de nuestro espíritu.

   Acaso el desafío de la acción y el pensamiento sea el de ayudarnos a estar parados en un mundo que ha perdido sus fundamentos, que cada día nos obliga a permanecer alertas, para no caer en la corriente inmisericorde de la banalidad y el embrutecimiento.



   Si miramos para atrás, nos damos cuenta que este fue el último número de los doce de la serie “cosecha de pensamientos”, en los que agrupamos escritos cortos, caracterizados por la intensidad momentánea y la imprudencia maravillosa que nos prestan los tiempos juveniles. En este libro llegó Edgar Morin como un aire fresco que nos permitió re-pensar el mundo y reafirmar antiguas intuiciones no plenamente aclaradas.

   No obstante, los influjos del viejo Schopenhauer y demás filósofos de cabecera permanecieron ahí, como marcas indelebles de las sendas ya recorridas, de las angustias ya sufridas y de las ideas ya maduradas. Terminó asi un ciclo estimulante e inolvidable, para recomenzar en otras perspectivas de pensamiento y contemplación.     



   Nos posee un afán filosófico, y en tal sentido podemos afirmar que una investigación filosófica no necesariamente se reduce a monografías, tesis de licenciaturas o doctorales, también puede tomar la inocente forma de un aforismo, o de un simple párrafo que relaciona atrevidamente dos líneas de pensamiento.

   En fin, sin pretensiones dogmáticas, la obra simplemente puede ser una oportunidad para continuar con la aventura filosófica, que continuamente nos devuelve la humildad del principiante del saber.








Enlace al libro completo:
https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWQ25RWWs0VEpvbDQ/view

viernes, 11 de agosto de 2017

INTRODUCCIÓN A “DESDE EL ASOMBRO”


   Decía Aristóteles en el libro I de su Metafísica: “Sumidos en el asombro comienzan los hombres a filosofar”, y así, creemos que el asombro originado en el deseo de conocer constituye una forma de goce espiritual que nos permite abordar con serenidad el dolor del existir.

   El conocer y el querer son las facultades fundamentales del hombre, y en tal sentido  afirmaba también Aristóteles en el libro I de su Metafísica: “Todos los hombres desean por naturaleza conocer”, lo que nos revela que el conocimiento no es en verdad ningún lujo innecesario sino una auténtica necesidad humana.

   Básicamente, el conocimiento es la construcción y la traducción en la mente-cerebro (a través de signos y símbolos) de un determinado objeto, sea una cosa del mundo, sean los demás, o sea uno mismo. Se traduce gracias al lenguaje una realidad sin lenguaje[1].

   El ser humano desea conocer al mundo, con el propósito de mantenerse con vida, obtener sus alimentos y modificar su ambiente para hacerlo tolerable; desea conocer a los demás, a sus semejantes, para lograr en medio de una sociedad y una cultura la satisfacción de sus necesidades; y desea conocerse a sí mismo, para orientar su existencia hacia lo que considera valioso (siguiendo una escala de valores).

   El conocimiento se basa en la relación dialógica (complementariedad, oposición, concurrencia) entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido.

   El conocimiento tiene una base física, basada en particular en el funcionamiento cerebral.

  El conocimiento se expresa a su vez en lo psíquico, y toma matices incluso existenciales de acuerdo a la individualidad de cada ser humano. También posee una organización, un espacio arquetípico, y un ambiente cultural en el que se desarrolla.

  El esquema cartesiano del conocimiento, el que corresponde a la simplificación, a la disyunción y separación de los saberes, va entrando en crisis con los desarrollos de la ciencia física primero, y posteriormente de la lógica, de la biología, de los marcos de la teoría general de sistemas, de la cibernética, de la teoría de la información, y con los cuestionamientos a los fundamentos de la razón, desenvuelto en el ámbito de la filosofía.   



   La cuestión sobre el conocimiento toma importantes matices sociales con la llamada sociedad informacional, y esto, porque la obtención, el procesamiento y la generación de información se vuelven centrales para la estructura, el funcionamiento y el cambio de las sociedades de hoy.











[1] Cfr. Edgar Morin. El método 3. Cátedra, Madrid, 2006, p. 227.
Enlace al ensayo completo:
https://drive.google.com/file/d/0B1fbaSG6HJjWQ3MzRHp3VDI4bkU/view?usp=sharing

miércoles, 9 de agosto de 2017

EN TORNO A “RANCHO DESOLADO”


     La canción alude a un rancho desolado, apartado del mundanal ruido, lejos de los innumerables avances de la modernidad, sumido en algún rincón del campo paraguayo.

     Un carácter propio de los ambientes agrarios es la escasa densidad poblacional. Esto se asocia por una parte con el modo de producción agropecuario que se basa en considerables áreas de cultivos, en donde por supuesto, no pueden existir amontonamientos de viviendas como se da en las ciudades. También, este carácter agrario se explica por la intensa migración del campo hacia las ciudades, alentada por la misma crisis del modelo productivo campesino.

     El resultado de esto es un aire de desolación (el mismo rancho que da motivo a esta canción permaneció cerca de un año literalmente en ruinas), en donde la mayoría de los habitantes que permanecen obstinadamente al pie de sus campos son adultos mayores o personas que ya han entrado en la tercera edad (más de 60 años o más).



     Se da un sentimiento de nostalgia, de anhelo, se busca un “retorno” (en tal sentido podemos recordar a otra de nuestras canciones titulada “Quisiera volver”). Volver al campo es volver a las raíces de la cultura paraguaya, una necesidad ineludible frente a la avalancha de uniformización con la que llega el mundo globalizado al Paraguay.

     Pero ¿qué pasará si un día retornamos y nos encontramos con nada? ¿Si hoy ya la cultura paraguaya tradicional agoniza? La respuesta frente a estos tipos de cuestionamientos es que es necesario re-crear nuestra cultura seminal, y en tal afán el arte constituye (junto a las diversas apuestas educativas) un recurso de enorme valor. 


Enlace al video: