lunes, 25 de abril de 2016

EL ÚLTIMO DÍA. COSECHA DE PENSAMIENTOS. LIBRO 4 (ED. 2016)


INTRODUCCION[1]

 

  

   Uno de los principales afanes de nuestros escritos es la de “retornar” a través de ellos a esa experiencia maravillosa y rebosante de gozo, que se repetía con frecuencia cuando éramos niños, nos referimos a la experiencia estética. Y asi también, simbólicamente, buscamos retornar a las raíces mismas de nuestras reflexiones, de nuestros afectos y de nuestro modo de escribir, para no perder el contacto con ese destino espiritual que fluye como un calmo arroyuelo de aquellas primeras aventuras intelectuales. Cada una de las doce ediciones de nuestra “cosecha de pensamientos” constituyen esas raíces, o las fuentes de donde manan los flujos de ideas de nuestra visión del mundo, del hombre y la sociedad.

 Mirando hacia atrás, podemos decir que este es un libro boscoso, pues lo escribí estando en el ranchito de 14 de Mayo (Villarrica), aledaño a un pequeño y mágico bosque, o pensando en ese espacio maravilloso, estando en medio de la vorágine de cemento, asfalto y muchedumbre del centro de Asunción.

   Ese fue el único y feliz año en que visitaba la colonia cada 8 días, alentado por el deseo de sacarme de encima una pasión amorosa que me aguijoneaba día tras día. Al cabo de ese año, casi sin darme cuenta, había escrito y leído un montón, y también, casi sin valorarlo en el momento, me metí en un mundo nuevo, en el centro mismo del Paraguay seminal, en medio de las compañías agrarias, con sus chacras silenciosas, sus espesuras verdosas, sus arroyos cristalinos, su gente humilde y serena. De esta forma, huyendo de mí mismo y del mundo pude reencontrarme en lo profundo del suelo de la patria.

 

 

   Acaso la trágica vida humana reclame una “salvación”[2], búsqueda que evidentemente existe en distintas formas, no sólo religiosas, también sociales, políticas, y hasta científicas y filosóficas. Y así, quizá los contenidos del presente libro sean los rastros de una “salvación filosófica”, que sin embargo ya no puede implicar dogmas ni leyes incuestionables. Nuestro suelo está demasiado erosionado como para proclamar verdades absolutas, y así,  lo que tenemos son invitaciones y alientos, para volver a aquel antiguo ideal griego, la “vida teorética”.

 

   Comprender al ser humano, a éste de todos los días, levantado con el látigo del despertador, ansioso entre ardientes embotellamientos, en guerra en el trabajo y en el hogar; a éste de todos los tiempos, creador de los grandes desarrollos tecnológicos y de los más sublimes sistemas de pensamiento, a éste hombre paradójico y complejo desde donde se lo mire, comprenderlo es nuestro atrevido propósito, perseguido quizá desde un atrevimiento juvenil e imprudente, pero con un gozo que rebosa las limitadas cuencas de nuestro espíritu.

   Acaso el desafío de la acción y el pensamiento sea el de ayudarnos a estar parados en un mundo que ha perdido sus fundamentos, que cada día nos obliga a permanecer alertas, para no caer en la corriente inmisericorde de la banalidad y la miseria espiritual.

   Nos posee un afán filosófico, y en tal sentido podemos afirmar que una investigación filosófica no necesariamente se reduce a monografías, tesis de licenciaturas o doctorales, también puede tomar la inocente forma de un aforismo, o de un simple párrafo que relaciona atrevidamente dos líneas de pensamiento.

   En fin, sin pretensiones dogmáticas, la obra simplemente puede ser una oportunidad para continuar con la aventura filosófica, que continuamente nos devuelve la humildad del principiante del saber.

Enlace al libro completo:


 

 

 



[1] Los siguientes escritos han aparecido a lo largo del año 2004, y formaron parte originalmente del libro “Fumando al mundo”, publicado en el 2005. Los comentarios han sido añadidos en el año 2011 y 2012 (señalados con uno y dos asteriscos respectivamente). Nos hemos propuesto agrupar los escritos de acuerdo a las que consideramos dimensiones fundamentales del hombre, la de ser en el mundo, ser con uno mismo, y ser con los demás.
 
[2] Del latín “salus”, sano, salvo, estar entero o parado.

lunes, 18 de abril de 2016

DEL PASIVO AL ACTIVO. ENSAYO SOBRE EL DINERO, LOS NEGOCIOS Y LA ECONOMIÍA


INTRODUCCIÓN

 

   En el mundo moderno (y por extensión también el postmoderno[1]), manejar el dinero no tiene que ver sólo con un medio de poder solventar las necesidades fundamentales o para gozar de la vanidad y el poder, también se relaciona con tratar de hacer de nuestra mísera cotidianeidad[2] una experiencia más tolerable.

   Y esta experiencia tolerable, en medio de un mundo complejo, exige el desarrollo en todas las dimensiones del individuo, como un ser consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. Y asi, aunque en este ensayo en gran medida nos ocupemos de la vida económica del individuo, no dejaremos de tener en cuenta (por lo menos implícitamente) las relaciones de las ideas aquí propuestas con los marcos sociales y ambientales.

 

   Schopenhauer dividía los bienes humanos en tres[3]: lo que uno es, lo que uno representa y lo que uno tiene, y en tal sentido, estableciendo una jerarquía entre estos bienes, podemos sostener que “lo que uno tiene” adquiere importancia sólo en la medida en que nos permite cultivar la riqueza espiritual[4], es decir, “lo que uno es”.

   Toda necesidad insatisfecha va a acompañada de distintos grados de dolor, los que su vez terminan con la satisfacción¸ que va acompañada de placer. Pero una necesidad satisfecha siempre es el trampolín para la aparición de otras, que reclaman atención a través del mismo dolor.

 

   En un contexto meramente político, creemos que el conservadurismo constituye la forma ideológica que directamente ofrece mejores condiciones para los negocios, e indirectamente mejores situaciones para el cultivo del espíritu, sencillamente por anteponer el orden, la mesura y el consenso, frente al planteamiento conflictivo y revolucionario de ideologías radicales (sean de líneas socialistas o liberales).

   Consideremos que estamos en un mundo socio-cultural creado por la burguesía, por lo cual, para manejarnos en él con eficiencia debemos atender las pautas de comportamiento del burgués, y ni que decir en el hipotético caso de que alguno pretenda transformar el modo de vida actual (El más grande pensador socialista, Carlos Marx, se convirtió en uno de los grandes intérpretes del mundo burgués-capitalista). Incluso tomando en cuenta lo anterior, es necesario reparar en que el mismo capitalismo sufre distintos grados de transformación a lo largo de la historia, estando en la actualidad, como lo plantean algunos estudiosos, en una etapa fluida y disuelta, por no decir libre y hasta descontrolada. 

   También tengamos en cuenta que en el contexto de costumbres consumistas, la racionalidad propia del burgués (atento a sus libros de contabilidad y  la posibilidad de maximizar sus utilidades monetarias) parece estar en segundo plano frente a la compulsiva necesidad de gastar y consumir “ahora”, para así eludir de alguna manera la tremenda ansiedad que azota al individuo en nuestro tiempo. Vemos así conjugadas a la vez situaciones psicológicas, económicas, sociales y culturales.

 

   Atrevámonos a definir un negocio como cualquier cosa o acto que signifique ganancia o ventaja. Así, podemos notar que nuestra vida en gran medida se trata de un negocio, en donde intercambiamos fuerza de trabajo o bienes (físicos o culturales) a cambio de beneficios o ventajas.

   De todas maneras, en términos netamente económicos, digamos que negocio es “hacer inversiones”. Para lograr esto, como para la gran mayoría de los desafíos humanos, hacen falta desarrollar la inteligencia y la experiencia en los negocios.

   Las inversiones propician el crecimiento del capital, fortaleciendo nuestros activos y sustentando nuestros pasivos. Básicamente, podemos sostener que activo es todo lo que mete dinero en nuestros bolsillos, en tanto que pasivo es lo que lo quita.

   Considerando estas definiciones podemos comprender que los activos puros son las inversiones exitosas, en tanto que bienes como equipos electrónicos, automóviles o inmuebles se constituyen en una conjunción de activos y pasivos en donde generalmente prima lo segundo.

   Ahora, volvemos a insistir en esto, de la triada económica de gastar-ahorrar-invertir, es el tercer factor, en cualquiera de sus formas, el que nos permite aumentar nuestros activos.

 Enlace al ensayo completo:




[1] Cfr. Robert León Helman. Del pasado al futuro (A). Ensayo sobre el devenir del hombre. Interiora terrae, Asunción, 2015, p. 15-17.
[2] Cfr. Robert León Helman. La auto-ética (B). Reflexiones sobre la vida humana individual., p. 12.
[3] Arthur Schopenhauer. El arte del buen vivir. Edaf, Madrid, 1998, p. 41.
[4] Cfr. R.L.H, La auto-etica, ed. cit., p. 31-32; R.L.H. Retorno. Ensayo sobre el problema del hombre. Interiora terrae, Asunción, 2015, p. 22.

miércoles, 13 de abril de 2016

UNA MIRADA HACIA EL INFINITO. ENSAYO SOBRE EL PENSAMIENTO MODERNO


INTRODUCCIÓN

El pensamiento moderno ha sido la base espiritual de una transformación sin precedentes en la historia de la humanidad. Guiado la mayoría de las veces por un afán de superar cuanto límite se interponga en su camino, sea tradición, sea divinidad, sea la naturaleza, sea el hombre mismo, el modernismo se ha hecho algo semejante a una flecha lanzada hacia el cielo, o utilizando imágenes más actuales, una sonda espacial arrojada hacia la inmensidad del cosmos, mas, quedémonos con la comparación que mejor nos satisface, por su relación con dimensiones anímicas y mentales: una mirada lanzada hacia el infinito.

   Hemos vuelto a utilizar nuestro modelo teórico orgánico (nacimiento, juventud, adultez y vejez), con pretensiones antes estéticas que estrictamente históricas; y esto puede tener una justificación en el intento de direccionar el pensamiento por los causes de la historia de las ideas, buscando al mismo tiempo cosechar un gozo que contribuya a mantenernos parados en este teatro de miserias anímicas y materiales, que es nuestra sociedad ultra moderna.

  Pero volvamos a nuestro objeto de estudio, el pensamiento moderno. El modernismo implica un creciente proceso de secularización, que no siempre desemboca en el optimismo hacia las capacidades humanas de eliminar el sufrimiento, como en líneas generales se plantea, pues también existen desde posiciones moderadas hasta las pesimistas.

   Y esta cuestión consideramos importante, porque el mismo pensamiento moderno trae ya las raíces de los desengaños y hastíos asomados con fuerza ya en las décadas finales del siglo XX, y que continúan en nuestro tiempo ensombrecido y trágico. Una expresión de esto lo tenemos en la escena del cuadro de Friedrich que utilizamos como portada de nuestro ensayo, en donde una de las personas que observa el paisaje de lejanías yace en el suelo con signos de mareo y nauseas. ¿Y no es esa otra de las reacciones comunes frente a la modernidad?

   Entonces, en el pensar moderno que esbozamos aquí no buscamos precisamente apuntalar una visión optimista hacia el futuro, sino más bien des-cubrir el barro mísero en el que nos encontramos, y desde el cual, a través de la experiencia estética (no desde la razón, la ciencia y la tecnología) proyectamos la mirada hacia el infinito.
Enlace al libro completo: