Socióloga e
historiadora paraguaya. Entre sus obras cabe citar: “Filosofías, pedagogías y
percepción colectiva de la historia del Paraguay” (1966) y “Pensadores y
corrientes políticas en Paraguay” (2006).
a. En torno a la mentalidad paraguaya
El trabajo de
Rivarola se despliega dentro del campo de la “historia de las mentalidades” (un
sector específico dentro de la Historiografía), de modo que no sería un exceso
decir que estudia a la “mentalidad paraguaya” a lo largo de la historia. Alguno
podría preguntarse si no sería necesario pensar en una nueva “matriz narrativa”
para ubicar el trabajo de Rivarola, pero nos parece que bien puede mantenerse
dentro de la línea crítica, con la particularidad de estar enraizado en la
Historiografía moderna paraguaya, que floreció en el Paraguay entre los años
cincuenta y sesenta.
A diferencia
de los estudiosos que ubicamos dentro de la matriz “socio-empírica” (con
representantes como Helio Vera o Saro Vera), su estudio de la mentalidad
paraguaya no se basa en experiencias personales y en abordajes ensayísticos,
sino que pretende forjar sus planteamientos dentro de la ciencia de la Historia
o Historiografía (sin olvidar que la historia de las mentalidades se presta
mucho a abordajes interdisciplinarios). Por supuesto, no hace falta enjuiciar a
alguna de estas apuestas teóricas como mejor o peor, simplemente son
diferentes.
b. Corrientes del pensamiento político
La autora nos
dice que tres corrientes de pensamiento (a las que denomina “duras”) “se
sucedieron en el discurso político, el debate ideológico y en el mundo de las
mentalidades paraguayas: el liberalismo, el comunismo y el nacionalismo”[1]. Aunque
Rivarola tome a Oscar Craydt al referirse a la corriente comunista, podríamos
plantear que la utilización del término “pensamiento socialista” podría tener
la plasticidad necesaria como para incluir tanto a Craydt como a Rafael Barret,
catalogado generalmente como anarquista (en esto nos ubicaríamos cerca de las
clasificaciones planteadas tanto por Salvador Giner[2]
como por Manuel Pastor[3]).
Pero volvamos
a Rivarola. Si consideramos la caída del muro de Berlín en 1989, como símbolo
del colapso del comunismo soviético y como la culminación de la guerra fría,
sumado al fin del régimen autoritario de Stroessner en Paraguay, podemos
comprender mejor porqué la autora afirma que a finales del siglo XX las
corrientes predominantes (a las que denomina “blandas”) fueron la “liberal” y
la “social demócrata”. A partir de ahí de nuevo podríamos preguntarnos qué pasó
con el nacionalismo, la principal línea ideológica que contribuyó a darle
legitimidad al gobierno stronista.