Filósofo, estudioso de las lenguas
antiguas, del arte y de la cultura nacional. Lo hemos catalogado como
integrante del trío de oro de la madurez de la cultura guaireña (junto a
Modesto Escobar y Ramiro Domínguez). En el ámbito del pensamiento paraguayo su
mayor influencia proviene de las obras de Ramiro Domínguez.
Entre sus escritos cabe citar:
“Comentarios desde el barrio Paso Pé” (2017) y “A Modesto Escobar Aquino.
Poeta” (2012). En sus ideas pueden notarse influencias de Platón, Aristóteles, San
Agustín, Santo Tomás de Aquino o Max Scheler. En un plano religioso, su
admiración hacia Don Bosco es patente.
El libro “A Modesto Escobar. Poeta” es una
obra que se adecua a la “sospecha”, bien intencionada, por supuesto, algo que
Ramiro Domínguez ya lo supo ver con sus dotes de sagaz hermeneuta, cuando
sostuvo que el libro es: “Una escritura a cuatro manos, donde el autor y el
crítico parecen ejecutar magistralmente la misma partitura. No podía ser de
otro modo, tratándose de dos seres hermanados en el oficio de pensar y
expresar un común sentir en torno al
azaroso periplo del destino humano”[1]. Entonces desde este “des-velamiento”
propiciado por Ramiro podemos comprender mejor que los temas centrales tratados
por Modesto, son también temas filosóficos fundamentales pensados por Filemón.
Usando otra metáfora podríamos decir que Modesto es el espejo en el que Filemón
se mira a sí mismo, con suma claridad. ¿Es posible esto? Desde luego ¿No se
trata de eso la experiencia estética? ¿De traspasar las míseras limitaciones de
la personalidad y encontrar aquello que “hermana” a toda la humanidad?
Entonces temas filosóficos fundamentales
para Filemón son (precisados por él mismo, detrás de la máscara de Modesto):
“Dios, el tiempo, la fatal fluencia y transitoriedad de la vida, la muerte como
apertura a la Trascendencia, la esperanza, la libertad, la conciencia, compromiso
social”[2].
Sin dudas, un rico arsenal de temáticas para comprender el universo intelectual
de Filemón Espinoza.
1. El hombre
Podríamos decir que el punto de partida de
las reflexiones de Filemón Espinoza es el hombre, pero de una manera muy
peculiar es el hombre de todos los días, aquel que pisa el barro de las
desdichas y sufre, pero también aquel que goza y que parece poder tocar las
estrellas con las manos. Para Filemón “el hombre es fundamentalmente un ser en
relación con el semejante, con Dios y con la naturaleza”[3].
El hombre es también un ser “axiotópico”,
un ser que se direcciona hacia los valores[4]. Y
a partir de este direccionamiento establece jerarquías entre estos valores. Y
es así como pueden diferenciarse ámbitos económicos, familiares, políticos,
intelectuales, artísticos o religiosos en la vida del ser humano.
1.1. Hacia lo trascendente
El hombre puede alcanzar alturas
espirituales y sobreponerse así a las miserias de la cotidianeidad. Esta idea
de elevación aparece con cierta constancia en los escritos de Filemón, a veces
como una “torre” (en referencia a un escrito de Manuel Ortiz Guerrero), un
“balcón” (Modesto Escobar).
Pero también se utilizan otras metáforas
para representar esa búsqueda constante de lo trascendente, como el “aire”
(Arnulfo Morínigo)[5]
o el “peregrino”[6].
En referencia a esta última imagen
sostiene que: “El hombre, cualquier ser humano, es pues un peregrino por
naturaleza: siempre proyectándose hacia algo que está un poco más a allá y que quiere
alcanzar”[7].
2. La Filosofía
2.1. Generalidades
Entiende la filosofía como un modo de ser
del hombre, por eso la encuentra, por ejemplo, entre la vida de la gente
sencilla del campo, pero principalmente entre los poetas. Filemón
constantemente busca una filosofía escondida en la palabra poética[8].
En uno de sus escritos, Filemón relata como
empieza a reflexionar sobre la filosofía cuando un vecino se acerca al patio de su casa, en el barrio Paso Pé, para preguntarle cómo puede aprender a escribir
y a filosofar. Las cátedras universitarias no son imprescindibles, lo único
imprescindible es una actitud inquisidora frente al hombre, la sociedad y
Dios.
2.2. El tiempo
A modo de un Bergson guaireño, Filemón
piensa sobre la temporalidad. Existe un “tiempo cosmológico” y un “tiempo
psicológico”.
2.3. La naturaleza
Filemón ve la naturaleza como una
expresión de la creación divina[9]. En esto podemos notar la influencia de San
Agustín de Hipona, una de las principales influencias de este filósofo guaireño[10]. También
constantemente encuentra en pensadores griegos como Pitágoras, Heráclito o
Plotino una referencia para reflexionar sobre la armonía cósmica[11].
3. El Paraguay
Como pensador, dijimos más arriba, sus
ideas siempre parten del hombre en su situación particular, y gran parte de sus
escritos tratan sobre el hombre paraguayo, en especial el hombre del campo, el
“chokokue”. Y desde sus reflexiones antropológicas y desde su “paraguayología” (por
citar un término acuñado por Helio Vera) asciende con insistencia inclaudicable
hacia lo trascendente.
También Filemón plantea una visión
orientada hacia lo utópico, como cuando hace la referencia a la búsqueda
constante de “Otro Paraguay”[12].
(Extracto de "Robert León Helman. En pos del pensamiento inútil. Ensayo sobre la historia de las ideas en el Paraguay").
[1] Ramiro Domínguez en “Modesto Escobar
Aquino. Poeta”, 2012, p. 8.
[2] Ibíd., p. 153.
[3] Filemón Espinoza. Comentarios desde
el barrio Paso Pé. 2017, p. 103.
[4]
Ibíd., p. 195.
[5]
Ibíd., p. 103.
[6]
Ibíd., p. 163. Ya sea en
referencia a la “tierra prometida” de los judíos, “el reino de Dios sobre la
tierra” de los cristianos, o el “Yby marane y” de los mbya.
[7]
Ibídem.
[8] Dice Filemón que la poesía es “el
lenguaje más existencial y metafísico”. Ver “Comentarios desde el barrio Paso
Pé”, 2017, p. 100.
[9]
Ibíd., p. 16, 20.
[10]
Ibíd., p. 161.
[11]
Ibíd., p. 16, 102.
[12]
Ibíd., p. 63.