Fue un economista y filósofo austriaco. Es uno de los principales
representantes de la llamada “Escuela Austriaca de Economía”. Discípulo de
Friedrich von Wieser y Ludwig von Mises. Entre sus obras cabe citar: “Camino de
servidumbre” y “La fatal arrogancia”.
Entre sus principales planteamientos podemos aludir al orden espontáneo,
su posición frente al conocimiento y el individualismo.
a. El orden espontáneo
Para Hayek se da un orden espontáneo en el mundo, que deja sus mejores
resultados en la medida en que las instituciones formales (en especial el
Estado) dejan de intervenir en los procesos sociales. Podemos rastrear el origen
de esta idea en el planteamiento de Adam Smith sobre “la mano oculta del
mercado”, que a su vez tenía su raíz en la idea de una providencia divina.
b. El conocimiento
El conocimiento humano es finito, de ahí que ni siquiera se pueda
manejar el orden espontáneo que muestra el mundo, y cuando se refiere a tal “manejo”
alude en especial a las interferencias producidas por el Estado. Esta actitud
frente al conocimiento puede de alguna manera remontarse a Hobbes, quien
secularizó la idea del pecado original. Las limitaciones del conocimiento humano
están en su misma naturaleza, y no es que pueda subsanarse con el avance de la
ciencia o con el progreso social. Y eso tampoco quiere decir que se deba
renunciar al estudio o a la investigación, antes bien, significa que uno debe
ubicarse siempre en una actitud de “docta ignorancia” frente al devenir de la
naturaleza, la sociedad y el individuo.
c. El individuo
El individualismo moderno encontró un fuerte impulso con el ascenso de
la burguesía y la reforma protestante entre los siglos XV y XVI, un carácter
del ser humano que se acrecentó aún más con la división del trabajo que se
empezó a acelerar hacia el siglo XVIII. Frente a esto, desde Rousseau
especialmente, el pensamiento moderno desarrolló la idea de una voluntad
general que incluía a todos los individuos como si fueran una unidad compacta.
Esto, desde las ideas de Hayek venía de la mano con una amenaza a la libertad
del individuo, frente a un Estado, que tanto desde ideologías liberales (en
especial la línea francesa) como socialistas empezaba a ser divinizado.
(Extracto de “Robert
León Helman. Entre
la revolución y el control. Ensayo sobre la vida de las ciencias humanas”)
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