miércoles, 10 de julio de 2019

INTRODUCCIÓN A “VIDA DEL PENSAMIENTO. HACIA UNA INTERPRETACIÓN ESTÉTICA DEL SABER OCCIDENTAL”


     Lo que queremos plantear con este trabajo es el despliegue orgánico del pensamiento occidental, que lo sostenemos antes que nada en clave estética, y sólo en un segundo momento en   un sentido histórico. Así, retornamos a la naturaleza también a través del pensamiento, contemplando las maravillas de la niñez, los sueños de la juventud, la fuerza de la madurez y los desengaños de la vejez, en los distintos periodos de vida del pensamiento.

     Desde este retorno a la naturaleza se desprende el sentido de lo orgánico[1]. Lo que esperamos en el presente trabajo es que este retorno pueda orientarnos hacia la physis griega, que en su sentido originario significa ente en cuanto ente. Es entonces un intento de posicionarnos frente a aquello que Heidegger denominó “el olvido del ser”.



   Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de estética? A un conocimiento que difiere del que es propio de la cotidianeidad y de la ciencia[2]. Como todo conocimiento, el estético también consiste en una relación entre objeto conocido y sujeto cognoscente; el objeto son los Arquetipos, las Ideas; en tanto que el sujeto se caracteriza por ser “débil”, ajeno a aquel sujeto fuerte de la modernidad que quería manejar a su antojo al mundo.

   Podemos sostener, simbólicamente, que existen tres grandes  organismos teóricos que despliegan sus caracteres en el pensamiento occidental: el antiguo, el medieval y el moderno. Cada uno de estos organismos va cumpliendo paulatinamente cuatro grandes ciclos: la infancia (en donde también se considera un periodo de gestación), la juventud, la madurez y la vejez (que es una especie de nueva niñez).

     De este modo, nuestro recorrido de la historia del pensamiento se desenvuelve intensificando el cultivo espiritual (de manera particular el cultivo intelectual), el principal valor dentro de la jerarquía que hemos propuesto en la parte de nuestra auto-ética que hemos llamado auto trabajo[3].

     El cultivo espiritual posee tres formas principales: el arte, la espiritualidad y la intelectualidad. A su vez, la intelectualidad se despliega en cuatro formas: leer, pensar, escribir y dialogar. Y el método que hemos utilizado para llevar adelante esta aventura intelectual ha sido el que denominamos organicismo histórico-estético, que es el que aquí utilizamos, y el que en líneas generales estamos describiendo en esta introducción.

      

     Este recorrido que hacemos a su vez nos permite pensar en los dilemas de la sociedad y la naturaleza, con lo cual completamos ya los nexos con el estudio de las tres dimensiones fundamentales del ser humano, como: ser consigo mismo, ser con los demás y ser en el mundo.



   Uno de los principales hilos conductores que utilizamos en nuestro recorrido por la historia de la filosofía es el problema del mal en el mundo[4], ya que nos permite reflexionar al mismo tiempo sobre cuestiones relativas a la religión, a la filosofía y al pensamiento político y social.

     El sufrimiento humano ha sido desde siempre un foco motivador tanto para el pensamiento, los afectos y la acción, ya sea a través de los mitos, las leyendas, el arte, las religiones, la filosofía, la ciencia, el trabajo o la acción política. Y una pregunta insistente ha sido, explicitica o implícitamente ¿Cómo abordar el dolor? El ensayo describe distintos tipos de estrategias teóricas asumidas por los más destacados filósofos de la historia, pero que de todas maneras destilan una misma apuesta por el cultivo del espíritu, en especial el que se asocia con el intelecto y sus posibilidades.







[1] A propósito “Volved a la naturaleza” también es el nombre de un ensayo que hemos escrito en relación al hombre y su relación con el mundo.
[2] A propósito de estas ideas recordemos un párrafo de George Ritzer al referirse al pensamiento de Alfred Schutz: “Para él ésta (la ciencia) es una de entre una multitud de “realidades”. Según él existen varias realidades diferentes, entre ellas los mundos de los sueños, del arte, de la religión y de la demencia. La realidad eminente es, sin embargo, el mundo intersubjetivo de la vida cotidiana (el mundo de la vida), puesto que es “el arquetipo de nuestra experiencia de la realidad. Todos los demás ámbitos de significado pueden considerarse modificaciones de aquélla”” George Ritzser. Teoría sociológica clásica. Mc. Graw-Hill, México, 2012, p. 455.
[3] Cfr. Robert León León Helman. La auto-ética. Reflexiones sobre la vida humana individual. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 52-54. En adelante citaremos nuestros trabajos con las iniciales R.L.H. Los enlaces a los libros digitales que hemos publicado el lector los encontrará en la parte final del libro.
[4] Cfr. R.L.H. En torno a un mundo gris. Interiora terrae, Asunción, 2016, p. 15-22.; Navarro-Calvo. Historia de la filosofía. Anaya, Madrid, 1992, p. 150-153.
Enlace al ensayo completo:

https://drive.google.com/file/d/1-SfDNlGfgd6w4kjKiK38DV9mxSc51Vx5/view?usp=sharing

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