lunes, 18 de julio de 2016

LA IDEA DEL GUAIRÁ. ENSAYO SOBRE LA HISTORIA DE LA CULTURA GUAIREÑA


INTRODUCCIÓN[1]



   Conocer, valorar y reflexionar sobre nuestra cultura, sea nacional, o regional (como tratamos de hacerlo en el presente ensayo), no es una mera cuestión de romanticismos baratos, o la simple expresión de banales pensamientos ociosos, es una necesidad perentoria para tratar de afianzar y reconstruir constantemente nuestra propia identidad, sea esta individual o social.

   Consideremos que sin una identidad sólidamente arraigada en nosotros y en nuestra cultura, somos presas fáciles para el avasallamiento de nuestras fronteras tanto espirituales como materiales. En tal sentido al debilitarse nuestra identidad perdemos nuestra libertad en distintos grados, una perdida que nos afecta sólo a nivel cultural, sino que también se extiende en campos como lo social y hasta lo económico.
   Muchas veces se piensa que el estado debería hacerse cargo de afianzar la identidad nacional y regional, sea a través de la educación, del turismo, de las campañas por medios masivos de comunicación, etc, pero la necesidad de forjarse una identidad, no es una cuestión solamente macro social o macro cultural, es también un afán individual y grupal, que necesita hacerse auto-consciente en cada ciudadano para generar aun más intensidad a nivel social. 

   Y persiguiendo tales inquietudes el presente ensayo puede encontrar alguna justificación, que ciertamente no es sencilla plasmarla conscientemente, porque antes que nada tiene motivaciones estéticas, y aun lúdicas; pero ¿por qué no intentarlo? ¿ por qué no tratar de extender sus alcances hacia objetivos nacionales y regionales? No nos cuesta nada, entonces hagámoslo... 



    A muchos nos gusta caminar por la historia, por el pensamiento y el arte, es lo que sucede cuando los espacios geográficos se llenan de sentido estético, una vez que se desprenden de ellos las imágenes de las vidas de los hombres que por ellos han trajinado tanto en el sufrimiento como en la dicha.

   Y caminar por Villarrica es asi, es descubrir un inagotable tesoro espiritual que nunca termina de asombrarnos. Recordemos aquí unas bellas imágenes que nos pinta Artemio Franco Preda cuando se refiere a los parajes guaireños:

“El aire de transparencias indefinibles, que avizora a la más recatada intimidad del paisaje, nos invita a reconcentrarnos, sobre todo al agonizar la tarde, cuando los débiles rayos del sol, dan la nota de melancolía a los campos”[2].



   Para la formación de este ensayo, de nuevo hemos apelado a nuestro modelo organicista, desplegado en estadios de niñez, juventud, madurez y vejez. De esta manera, hemos conectado a nuestras reflexiones con las mismas analogías hechas cuando nos ocupamos de la historia cultural del Paraguay[3]. Hablando metafóricamente, podemos decir que asi como cuando en una pequeña laguna arrojamos una piedra, quebrando el cristal líquido en ondas concéntricas, lanzando inmediatamente otra, veremos como estos flujos de ondas no se estorban ni distorsionan, van y vuelven casi armónicamente, creando una danza elemental y llamativa; y asi también, la cultura paraguaya y la cultura guaireña se inter fecundan, repitiendo cada una de ellas el movimiento espiritual de la otra, tal como la magnífica danza acuática que hemos imaginado.
Enlace al ensayo completo:




[1] Este pequeño ensayo lo dediqué a mis entrañables amigos guaireños Felipe Villalba Britos y Arnulfo Morínigo Paniagua. La presencia de ambos en algunos trayectos de mi vida ha significado enseñanzas que ellos me han regalado, la mayoría de las veces sin siquiera saberlo.
   El carácter alegre y festivo de Felipe Villalba siempre ha marcado un fuerte contraste con mi sombrío y huraño temple, y he ahí una de las más curiosas características de nuestra larga amistad. Y en tal sentido, él ha sido un maestro de vida para mí, maestro de la “vida bohemia”, al enseñarme a reír, a cantar y a bailar, incluso en medio de algunas situaciones miserables de la vida; me contagió con su espíritu de jolgorio y optimismo, cuando las reflexiones más patéticas y desesperanzadas brotaban de mi alma.  
   En contrapartida, Arnulfo Morínigo es un alma en pena -como quien escribe-, nuestros poemas compiten por el premio a los versos más deprimentes y desgarradores, y confieso que últimamente la intensidad de su genio poético me ha superado ampliamente, ya que a mí, los años me han dado algo de mesura y equilibrio, pero me han quitado el fuego dionisiaco de la intelectualidad juvenil. Él escribe como antes yo lo hacía, y como nunca lo volveré a hacer…  
   En la actualidad ambos encabezan dos grupos acogidos a los valores de intercambio cultural, amistad y ayuda mutua de nuestra primigenia organización cultural  “Interiora terrae”, grupos que quizá en el futuro vuelvan a unirse, para continuar con nuestra “aventura guaireña del arte y el pensamiento”. 

[2] Artemio franco Preda. El Guairá y su aporte a la cultura paraguaya. Villarrica, Paraguay, 2003.
[3] Cfr. R.L.H. La Idea del Paraguay. Hacia una visión estética de la cultura paraguaya. Interiora terrae, Asunción, 2014.

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