miércoles, 26 de septiembre de 2018

INTRODUCCIÓN A “DE PASO. COLECCIÓN DE NARRACIONES, DESCRIPCIONES Y OTRAS YERBAS”


INTRODUCCIÓN[1]







   La vida es un camino sembrado de dificultades, de carencias, de sufrimientos, de luchas, de ilusiones, de muerte. Por ello acaso debamos aprender a vivir, mientras pisamos el mísero barro de este mundo. Quizá debamos asombrarnos de que a pesar de nuestra pequeñez, de nuestra poquedad, el universo entero está ahí para nosotros, para dejarnos el regalo elemental, gratuito y pleno de la contemplación estética.

   A pesar de todos los avances científicos y tecnológicos, a pesar de todas las revoluciones políticas, de todas las conquistas sociales, a pesar de todos los goces del consumo, de la multiplicación infinita de los circuitos de la comunicación, la sed de lo trascendente permanece en el ser humano, quizá como una profunda nostalgia que nunca encuentra explicación, quizá como una alegría repentina, que todo lo transforma y lo enlaza a lo inefable.

   Estamos “de paso por la vida” (como rezaba el título de una de las obras más representativas de Alejandro Guanes[2]) y por ello no está demás, aunque sea por un momento, dejar tantos afanes y preocupaciones por la figuración social y el dinero, para recordar aquella inocencia y plenitud de la perdida niñez, y quizá entonces, ya nosotros mismos, en medio la lobreguez de nuestra edad adulta, podamos entender que estamos de paso nomás…y ya nos vamos… 











[1] La anterior publicación de esta colección de narraciones y descripciones (2014) llevó como título “El caminante”.
[2] Poeta paraguayo (1872-1925), ubicado como exponente del romanticismo literario paraguayo y como uno de los primeros modernistas.
Enlace al libro completo:

https://drive.google.com/file/d/1f5YWeq5KUv4HPhTZc-S0RPcqsIcYp2D-/view?usp=sharing

viernes, 14 de septiembre de 2018

INTRODUCCIÓN A “UNA MIRADA HACIA EL INFINITO. ENSAYO SOBRE EL PENSAMIENTO MODERNO”


   El pensamiento moderno ha sido la base espiritual de una transformación sin precedentes en la historia de la humanidad. Guiado la mayoría de las veces por un afán de superar cuanto límite se interponga en su camino, sea tradición, sea divinidad, sea la naturaleza, sea el hombre mismo, el modernismo se ha hecho algo semejante a una flecha lanzada hacia el cielo, o utilizando imágenes más actuales, una sonda espacial arrojada hacia la inmensidad del cosmos, mas, quedémonos con la comparación que mejor nos satisface, por su relación con dimensiones anímicas y mentales: una mirada lanzada hacia el infinito.

   Hemos vuelto a utilizar nuestro modelo teórico orgánico (nacimiento, juventud, adultez y vejez), con pretensiones antes estéticas que estrictamente históricas; y esto puede tener una justificación en el intento de direccionar el pensamiento por los causes de la historia de las ideas, buscando al mismo tiempo cosechar un gozo que contribuya a mantenernos parados en este teatro de miserias anímicas y materiales, que es nuestra sociedad ultra moderna.

     Un valor, como es el cultivo del espíritu, propicia el surgimiento de la angustia, que es el estado ánimo que abre a la experiencia estética radical, pero también te permite soportar sus efectos. De esto tenemos entonces un doble juego de encaminarse a la angustia y de mantenerse parado frente a ella. Veneno y medicina a la vez, el cultivo del espíritu nos permite formar nuestra subjetividad y alcanzar una vida tolerable.  



  Pero volvamos a nuestro objeto de estudio, el pensamiento moderno. El modernismo implica un creciente proceso de secularización, que no siempre desemboca en el optimismo hacia las capacidades humanas de eliminar el sufrimiento, como en líneas generales se plantea, pues también existen desde posiciones moderadas hasta las pesimistas.

   Y esta cuestión consideramos importante, porque el mismo pensamiento moderno trae ya las raíces de los desengaños y hastíos asomados con fuerza ya en las décadas finales del siglo XX, y que continúan en nuestro tiempo ensombrecido y trágico. Una expresión de esto lo tenemos en la escena del cuadro de Friedrich que utilizamos como portada de nuestro ensayo, en donde una de las personas que observa el paisaje de lejanías yace en el suelo con signos de mareo y náuseas. ¿Y no es esa otra de las reacciones comunes frente a la modernidad?

   Entonces, en el pensar moderno que esbozamos aquí no buscamos precisamente apuntalar una visión optimista hacia el futuro, sino más bien des-cubrir el barro mísero en el que nos encontramos, y desde el cual, a través de la experiencia estética (no desde la razón, la ciencia y la tecnología) proyectamos la mirada hacia el infinito.


Enlace la ensayo completo:
https://drive.google.com/file/d/17F0pUQC7sd9NzoDNut6oy5iYX-lPZ-gj/view?usp=sharing