lunes, 26 de septiembre de 2016

LLAMADO. COSECHA DE PENSAMIENTOS, LIBRO 5.


PREFACIO[1]



   Comprender al ser humano, a éste de todos los días, levantado con el látigo del despertador, ansioso entre ardientes embotellamientos, en guerra en el trabajo y en el hogar; a éste de todos los tiempos, desde el creador de los utensilios de piedra, pasando por que el que cultiva la tierra, hasta a aquel que ha llevado a cabo los más increíbles desarrollos tecnológicos y los más sublimes sistemas de pensamiento; a éste hombre paradójico y complejo desde donde se lo mire, comprenderlo es nuestro atrevido propósito, perseguido quizá desde un atrevimiento juvenil e imprudente, pero con un gozo que rebosa las limitadas cuencas de nuestro espíritu.

   ¿Pero por qué tratar de comprender al ser humano? ¿Acaso por una mera curiosidad efímera? ¿Por un simple capricho intelectual? Tal vez antes que nada porque la vida es una danza interminable entre el dolor y el placer, una danza realmente trágica, que cuando no es edulcorada con las interminables ocupaciones cotidianas, nos abre al estado de angustia, desde dónde es posible plantear con seriedad la pregunta más radical de todas: “¿por qué existe el ser y no más bien la nada?”[2]. Así, quizá todo el libro no constituya más que un ejercicio previo, que nos permitirá prepararnos para afrontar a esta pregunta que es a la vez la primera y la última.

   Creemos que cada ser humano posee un destino, una vocación, un llamado, que debe ser descubierto a partir de la transformación de la conciencia que se produce en el estado de ánimo de la angustia. En tal sentido, el estudio del hombre no sólo constituye una de las principales formas de fortalecer la auto-ética (que propicia el advenimiento de la angustia a través del estado de alerta), sino que a su vez se concreta en algunos momentos intensos, en una auténtica fuente de goce estético, que al ser radical no da también la revelación de la nada.  



   Nos posee un afán filosófico, y en tal sentido podemos afirmar que una investigación filosófica no necesariamente se reduce a monografías, tesis de licenciaturas o doctorales, también puede tomar la inocente forma de un aforismo, o de un simple párrafo que relaciona atrevidamente dos líneas de pensamiento.

   En fin, sin pretensiones dogmáticas, la obra simplemente puede ser una oportunidad para continuar con la aventura filosófica, que continuamente nos devuelve la humildad del principiante del saber.

Enlace al libro completo:



[1]  Los siguientes escritos han aparecido a lo largo del año 2005, y formaron parte originalmente del libro “Ahí donde un abismo alimenta”, publicado en el 2008. Los comentarios han sido añadidos en el año 2011 y 2013 (señalados con uno y tres asteriscos respectivamente). Nos hemos propuesto agruparlos de acuerdo a las que consideramos dimensiones fundamentales del hombre, la de ser en el mundo, ser con uno mismo, y ser con los demás.
[2] Martin Heidegger. ¿Qué es metafísica? Nova, Bs. As. p.53.

lunes, 19 de septiembre de 2016

EN POS DE UNA UTOPÍA. ENSAYO SOBRE EL PENSAMIENTO SOCIALISTA


INTRODUCCIÓN



   Siempre nos ha llamado la atención el pensamiento socialista, de una manera particular porque constituye la contracara del pensamiento conservador dentro de la historia de las ideas políticas. Y básicamente, en el contexto de una democracia, o se tiene una mayor inclinación hacia el orden o hacia el cambio radical. De estas dos actitudes se desprenden las principales diferenciaciones entre el socialismo y el conservadurismo, siendo el liberalismo radical, con este criterio, más cercano al socialismo que al conservadurismo.

   Siguiendo con nuestro modelo investigación organicista, separaremos el tema de nuestra investigación en cuatro edades: niñez, juventud, madurez y vejez, en las cuales ubicaremos contenidos históricos que revelan diferencias que se asocian con los caracteres de cada una de estas etapas de la vida.

   Ciertamente las grandes ideologías, como es el caso del socialismo, han entrado en un periodo de descreimiento, luego de los numerosos desengaños que dejaron a su paso a lo largo del siglo XX; no obstante, ellas aun pueden despertar un sentido estético[1], aun en sus posturas más extremas, antes que nada para el goce del espíritu, y en segundo lugar, como un  producto residual, su estudio puede conducir a una postura crítica, en especial en lo que hace en una dimensión ya política.



   Muchas veces se plantea la estrecha relación entre los términos socialismo, comunismo y anarquismo, lo que en ocasiones produce también confusiones. Entonces, para mejorar nuestro panorama teórico, aquí trataremos de caracterizar a cada uno de estos términos.  

   El comunismo en líneas generales se relaciona con un estadio utópico en el cual todos los hombres disfrutarán de una libertad e igualdad plenas, en donde no será ya necesaria la participación del estado, ya que el hombre recuperará su bondad natural. Una vez planteado esto, las divergencias surgen cuando se consideran los posibles caminos para llegar al comunismo.

    El anarquista dirá que es necesario destruir toda norma o ley, en cualquier ámbito de la sociedad o la cultura, que aprisionan a la natural bondad del ser humano. En tal sentido, apuestan a un enfoque destructivo antes que organizador de las masas.

   Y en efecto, es el socialismo la ideología que plantea la necesidad de organizar a las masas sociales en orden a encaminarlas hacia el logro del comunismo. Pero dentro del socialismo a su vez existen divergencias, ya que por una parte los marxistas insisten en que es necesaria una revolución social que transforme radicalmente los modos de producción, manteniendo no obstante un estado dictatorial dirigido por el proletariado; por otra parte, la social democracia, sostiene que se puede llegar al comunismo a través de reformas sucesivas, desde una pugna democrática con otras visiones ideológicas.

   Sin embargo, muchas veces estos términos se usan de distintas maneras, por ejemplo, a los socialistas revolucionarios, también llamados marxistas, se los suele llamar comunistas; o en otros casos, cuando se habla de socialismo se incluye también a los anarquistas, lo que sucede también con nosotros, que abordamos al anarquismo dentro de lo que llamamos el periodo juvenil del pensamiento socialista.  

   De todas maneras, cuando sea pertinente, trataremos de adaptar los términos al contexto de las ideas que se estamos desarrollando.

Enlace al ensayo completo:





[1] Cfr. R.L.H. En torno a un mundo gris. Ensayo de filosofía social. Interiora terrae, Asunción, 2013, p. 26.