Una manera corriente que tiene el arandu de enfrentar problemas es
aplicar el “ñembo tavy”, el
hacerse del tonto, del desentendido. Muchos podrán pensar que el ñembo tavy constituye una especie de
anti valor, sin embargo, la postura contraria, la de enfrentar con interés y
análisis el problema tampoco nos asegura siempre un resultado positivo.
El arandu no se propone solucionar los problemas que lo inquietan de
manera inmediata, los deja madurar, busca que el tiempo revele los sentidos
ocultos a una visión apasionada. Por algo
algunos estudiosos de la cultura paraguaya ha calificado al paraguayo de tierra
adentro como “estoico”, como alguien que cumple a cabalidad el proverbio que
reza: “abstinere et sustinere”, abstenerse y aguantar. A la larga, hace uso de otros dos recursos
tradicionales, espera que el dilema termine en el “opa rei” o apela a una
solución “so’o”.
El opa rei es una curiosa
manera que tienen los conflictos, relativos a las cosas y a los pensamientos,
de disolverse por sí mismos. Como dice el dicho popular, que bien puede ser
relacionado con esta postura espiritual: “No hay mal que dure cien años, ni
nadie que lo aguante”, es decir, aunque uno sufra largamente las miserias de la
vida, en última instancia llegará la muerte como una suprema medicina.
En lo que hace a la solución so’o, podemos decir que es un abordaje
“a medias” a los problemas, como quien hace algo “por hacer”, sin importarle
mucho las “formas” de sus acciones. Folclóricamente a este tipo de posturas
también se le llama hacer algo “a lo Paraguay”, “a lo Chaco”, o también “a lo
Luque”, “vaikuepe…”, si “ya o’valema…”.
(Extracto de “Elogio a la vida del
campo).